Antonio Quilis, patriarca espa?ol de la fon¨¦tica experimental
Ayer, 8 de diciembre, ha fallecido Antonio Quilis, y hoy, a mediod¨ªa, tendr¨¢ lugar su sepelio en la intimidad. Hab¨ªa nacido en Larache (Marruecos) en 1933 y hac¨ªa apenas unas semanas (el 30 de septiembre) que se hab¨ªa jubilado de su c¨¢tedra de Lengua Espa?ola de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia. Estaba lleno de proyectos cuando hace unos d¨ªas me pidi¨®, a trav¨¦s de Margarita Cantarero, que retrasara hasta el segundo trimestre su intervenci¨®n en el Programa de Alta Especializaci¨®n en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica, prevista del 15 al 19 de diciembre. Puse entonces tambi¨¦n un correo a Mercedes Sedano para que, por si el posoperatorio se prolongaba, pospusiera tambi¨¦n lo m¨¢s posible las clases de Fon¨¦tica que hab¨ªamos previsto que Antonio impartiera en la pr¨®xima edici¨®n de la c¨¢tedra D¨¢maso Alonso en la Universidad Nacional de Caracas. Las clases de Antonio no tendr¨¢n lugar.
Ahora me doy cuenta de que la vecindad profesional de Antonio Quilis en el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas ha acompa?ado enteramente mi vida profesional. Por eso, a pesar de que nuestros intereses acad¨¦micos han sido distintos y distantes, creo que puedo dar fe de su trayectoria como uno de sus testigos m¨¢s cercanos.
Antonio Quilis se hab¨ªa entregado a la ardua tarea de desarrollar los estudios de Fon¨¦tica experimental en Espa?a, porque era una necesidad ostensible para poner al d¨ªa la investigaci¨®n que Tom¨¢s Navarro Tom¨¢s hab¨ªa llevado a cabo en la primera mitad del siglo XX en el Centro de Estudios Hist¨®ricos. Despu¨¦s de la Guerra Civil era preciso continuar aquello en el ahora llamado Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y actualizarlo con los medios tecnol¨®gicos que se hab¨ªan incorporado: por eso, Rafael de Balb¨ªn, que hac¨ªa entonces cabeza en el CSIC, lo mand¨® a formarse con Straka en Estrasburgo (como antes hab¨ªa mandado a Concha Casado a Berl¨ªn). En cumplir abnegadamente esa misi¨®n puso todo su esfuerzo m¨¢s all¨¢ de aficiones o caprichos.
Recuerdo una an¨¦cdota, que me parece ilustrativa al respecto. En 1968, Quilis me invit¨® a realizar una tesis doctoral de Fon¨¦tica. Cuando yo le dije que la fon¨¦tica me aburr¨ªa, Antonio me respondi¨®: "Lo comprendo. S¨®lo conozco a una persona que haya venido al laboratorio de Fon¨¦tica con entusiasmo, se llama Carmen y no s¨¦, no s¨¦..., porque, desde que nos casamos, me parece que ha perdido tambi¨¦n ese inter¨¦s".
Por continuaci¨®n o reacci¨®n, los estudios de Fon¨¦tica experimental del espa?ol en la segunda mitad del siglo XX han llevado la impronta de Quilis, en el laboratorio de Fon¨¦tica del CSIC, en el de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia, en la Universidad de Puerto Rico (R¨ªo Piedras) y en tantos y tantos lugares de la Am¨¦rica Latina (tambi¨¦n en Brasil). Su manual de Fon¨¦tica y Fonolog¨ªa, junto con el de Navarro Tom¨¢s, es uno de los pocos best seller de los que puede enorgullecerse el CSIC. Con su M¨¦trica espa?ola (ahora editada por Ariel), a semejanza tambi¨¦n de lo ocurrido con la M¨¦trica de Navarro Tom¨¢s, ha ocurrido lo mismo.
Pero la aportaci¨®n de Antonio Quilis no se reduce a este campo, como se podr¨¢ comprobar en el abrumador elenco bibliogr¨¢fico del libro de homenaje que, bajo la direcci¨®n de C¨¦sar Hern¨¢ndez, le est¨¢n preparando la Universidad de Valladolid, el CSIC y la UNED, o sea, los tres quicios institucionales de su ejercicio profesional.
Cuando con motivo de las celebraciones del 92 le encargu¨¦ un libro para la colecci¨®n Idioma e Iberoam¨¦rica, que me hab¨ªa confiado la Fundaci¨®n Mapfre Am¨¦rica, ¨¦l decidi¨® escribir La lengua espa?ola en cuatro mundos para exponer resultados de sus estudios del espa?ol de Espa?a, pero tambi¨¦n del espa?ol de Am¨¦rica, del espa?ol de Filipinas y otras regiones de Asia y del espa?ol de Guinea, por cuyo cuidado experimentaba una especial debilidad.
Quilis se sent¨ªa especialmente satisfecho de colaborar con Manuel Alvar en la direcci¨®n del Atlas ling¨¹¨ªstico de Hispanoam¨¦rica, a cuya culminaci¨®n segu¨ªa este mismo verano dedicando denodados esfuerzos, y creo que entre sus cargos ten¨ªa predilecci¨®n por la direcci¨®n de la Revista de Filolog¨ªa Espa?ola, en la que se inscrib¨ªa en una serie que ten¨ªa por fundador a Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal y por antecesores a D¨¢maso Alonso y Manuel Alvar.
Antonio Quilis era miembro de la Academia Filipina de la Lengua y colaborador del Centre de Philologie Romane de la Universidad de Estrasburgo. Hab¨ªa sido presidente de la Sociedad Espa?ola de Ling¨¹¨ªstica. Y aunque fueron preferidos otros candidatos en las ocasiones en que sus amigos lo presentaron a la Real Academia Espa?ola, ning¨²n fil¨®logo solvente puede desconocer que la contribuci¨®n del autor de la Fon¨¦tica ac¨²stica de la lengua espa?ola es una de las mayores que ha conocido la Filolog¨ªa Hisp¨¢nica en la segunda mitad del siglo XX.
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