La opini¨®n p¨²blica en el centro

La frontera entre dos ¨¦pocas sociol¨®gicas, no s¨®lo temporales, la marca el cambio de milenio. Coincidiendo con los atentados del 11-S, que nos demostraron a todos lo vulnerables que somos y al Primer Mundo que en su territorio tambi¨¦n pueden sobrevenir tragedias, se ha pasado de un optimismo ingenuo a un pesimismo ontol¨®gico. En sus manifestaciones m¨¢s extremas, ambos -mucho optimismo o un inmenso pesimismo- seguramente son espejismos que no tienen nada que ver con la realidad, aunque falta distancia hist¨®rica para definir la coyuntura que estamos pasando. En los dos casos, la opini¨®n p¨²blica, los medios de comunicaci¨®n, se erigen en ¨¢rbitros de la situaci¨®n, inclinando la balanza del riesgo en uno u otro sentido, ya sea el del alarmismo catastrofista o el del autocontrol.

Con estos mimbres, Enrique Gil Calvo ha construido el texto de un soci¨®logo profesional. Autor de m¨¢s de una docena de libros, premio de Ensayo Anagrama y Espasa, Gil Calvo es un autor que frecuenta los medios de comunicaci¨®n quiz¨¢ porque su principal virtud sea la de escudri?ar, antes que el resto de los mortales, las tendencias que se imponen en el mundo actual. Como buen profesional de la escritura, en El miedo es el mensaje (un gui?o a McLuhan), Gil Calvo plantea un falso culpable, un mcguffin hitchcockniano, que le sirve de hilo conductor: ?ha crecido el nivel de riesgo real que padecemos los ciudadanos (econ¨®mico, laboral, f¨ªsico, medioambiental, sanitario, terrorista...) o lo que ha aumentado es el alarmismo social motivado por el poder central que ocupan los medios de comunicaci¨®n? La cuesti¨®n no tiene una respuesta expl¨ªcita, aunque la lectura transversal del libro implica una apuesta: se han incrementado los riesgos y los miedos reales, no s¨®lo los medi¨¢ticos. Y esos miedos, al rev¨¦s de lo que suced¨ªa hasta hace poco tiempo, no son miedos visibles, previsibles, sino miedos invisibles y a veces ocultos.

Hay un factor pol¨ªtico que

contribuye a dar mayor relevancia al estado de ansiedad y de incertidumbre con el que los ciudadanos estamos viviendo esta nueva etapa de la humanidad: la desconfianza. Los agentes p¨²blicos y privados -los gobiernos, los partidos pol¨ªticos, los movimientos sociales, las organizaciones multilaterales- no dan respuesta a nuestros problemas, por lo que aumenta el temor al futuro. Las instituciones han perdido su pasada legitimidad por esa falta de eficacia. En ese proceso de desinstitucionalizaci¨®n s¨®lo tres sectores tienen el poder suficiente (poder discrecional) para estar creciendo fuera de todo control: el imperialismo americano, basado en su triple hegemon¨ªa pol¨ªtica, militar y econ¨®mica; el sistema ciencia-tecnolog¨ªa, que est¨¢ experimentando una revoluci¨®n, y la opini¨®n p¨²blica.

A esta ¨²ltima dedica Gil Calvo la mayor parte del libro. Seg¨²n el soci¨®logo, es la instituci¨®n encargada de prevenir los riesgos sociales que permanecen ocultos o invisibles. Pero a veces, la misma transparencia aportada por los medios de comunicaci¨®n incrementa la complejidad de las soluciones y multiplica las incertidumbres. As¨ª, los medios de comunicaci¨®n devienen en un artefacto que todos los agentes quieren manipular para influir en la realidad, capaces de lo mejor (aumentar la libertad de expresi¨®n) y de lo peor (convertirse en poderes f¨¢cticos). Existe una creciente capacidad de la opini¨®n p¨²blica para erigirse en la instituci¨®n universal dominante.

El resumen es que hemos construido un sistema en el que las condiciones de vida son mejores que en ning¨²n otro momento de la historia, acompa?ado de m¨¢s desigualdades y de m¨¢s riesgo que nunca: al avanzar el proceso hist¨®rico de la modernizaci¨®n (de la globalizaci¨®n), lo que asciende no es la seguridad p¨²blica sino la inseguridad colectiva y el riesgo social. Cuanto m¨¢s modernos, m¨¢s inseguros. Ese sistema, llam¨¦mosle capitalismo del siglo XXI, nueva econom¨ªa, globalizaci¨®n o como queramos llamar al marco de referencia de nuestra ¨¦poca, no conduce al final feliz neoliberal, ni al fin de la historia, sino a la "jaula del riesgo", entendida como una creciente acumulaci¨®n de creciente incertidumbre y complejidad imprevisibles.