La solidaridad cabe en un carrete de fotograf¨ªas
Siete prestigiosos profesionales espa?oles participan en un proyecto para recaudar fondos para los refugiados saharauis
Siete de los m¨¢s prestigiosos fot¨®grafos espa?oles viajaron hace dos a?os a los campamentos saharauis por iniciativa de la ONG Rivas-Sahel e invitados por un particular que ha querido permanecer en el anonimato y que sufrag¨® todo el viaje. Los profesionales de la imagen Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªaz Maroto, Jos¨¦ Manuel Navia, Manuel Laguillo, Evaristo Delgado, M¨®nica Rosell¨®, ?ngel Sanz y Manuel Sonseca conocieron de primera mano los problemas de parte de los 200.000 refugiados que malviven en el desierto argelino desde hace 27 a?os. Para muchos era su primer viaje al S¨¢hara. Y todos se han quedado con ganas de repetir la experiencia.
Los siete fot¨®grafos estuvieron una semana con los refugiados e hicieron una infinidad de fotos, de las que ha salido el proyecto Saharauis, s¨®lo el desierto, una carpeta formada por una espectacular foto de cada fot¨®grafo y de la que han editado 50 copias. Cada carpeta se ha vendido al precio de 390 euros.
El dinero ser¨¢ destinado a un colegio de disminuidos y a una escuela de mujeres
"Lo mejor del viaje fue ver la sonrisa de los ni?os a pesar de las penurias que pasan"
El proyecto fue presentado ayer por la tarde por la mayor¨ªa de sus autores y por Pilar Cabezuelo, responsable de Rivas-Sahel y coordinadora del proyecto, en la escuela de fotograf¨ªa Efti (Fuenterrab¨ªa, 4-6).
Con el dinero recaudado por la venta de estas carpetas (ya est¨¢n agotadas), los fot¨®grafos y la organizaci¨®n Rivas-Sahel pretenden conseguir el dinero suficiente para editar un libro que incluya m¨¢s fotos del viaje al S¨¢hara. Despu¨¦s, el dinero de los libros vendidos (esperan editar unos 2.500 ejemplares) lo destinar¨¢n a dos proyectos: para el colegio para disminuidos f¨ªsicos y ps¨ªquicos del campo de refugiados Wylaya de El Aai¨²n y para la escuela de formaci¨®n de mujeres Veintisiete de Febrero.
Para el fot¨®grafo Manuel Sonseca, el viaje al S¨¢hara supuso toda una experiencia. Primero, porque ya no se podr¨¢ olvidar de la sonrisa que muestran los refugiados, a pesar de las penurias que tienen que sufrir. Segundo, por el calor que pas¨®. "Lo que m¨¢s me llam¨® la antenci¨®n fue que, con todas las carencias que tienen, los ni?os est¨¢n alegres, sonriendo. Sobreviven con dignidad, aunque est¨¢n solos en el desierto y con escasa ayuda internacional", cont¨®.
Sonseca comprob¨® c¨®mo a los saharauis el agua les llega en cisternas, c¨®mo no tienen luz. "Los occidentales tenemos de todo y estamos siempre cabreados por cualquier cosa", reflexion¨® este fot¨®grafo.
?l y el resto de compa?eros fot¨®grafos vivieron la semana en el S¨¢hara hospedados todos juntos en la jaima de una familia. "La convivencia entre nosotros fue estupenda durante todo el viaje. Yo ya conoc¨ªa a algunos de los compa?eros, pero a otros no", relat¨®. Algunos de estos fot¨®grafos ya hab¨ªan trabajado juntos en otros proyectos fotogr¨¢ficos como Viaje a poniente, un recorrido por Portugal.
El fuerte calor seco del S¨¢hara obligaba a los fot¨®grafos a madrugar y a volver a la jaima a las once de la ma?ana. Hasta que el calor no pasaba, alrededor de las seis de la tarde, no pod¨ªan volver a salir a hacer sus trabajos. Los viajes los hac¨ªan en compa?¨ªa de un traductor y montados en un jeep. El resto del tiempo lo pasaban charlando, dormitando, tomando t¨¦.
Para Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªaz Maroto, lo mejor de la experiencia "ser¨ªa volver". "All¨ª descubr¨ª un cielo que ya casi no se puede ver, salvo en el cabo de Gata, lleno de estrellas", coment¨®. D¨ªaz Maroto qued¨® sobrecogido por la generosidad de los saharauis. "Cuanto menos tienen, m¨¢s te dan", record¨®.
"La idea que propusimos fue que no fotografiasen los campamentos en s¨ª, sino que cada uno trabajase de forma individual y plasmase su manera particular de hacer fotograf¨ªa", explica Pilar Cabezuelo, responsable de la ONG Rivas-Sahel y coordinadora del proyecto. Con los carretes bajo el brazo, las siete im¨¢genes para la carpeta escogidas y muchas ilusiones, Cabezuelo y los fot¨®grafos fueron llamando de puerta en puerta a varias instituciones p¨²blicas y privadas en busca de una subvenci¨®n para editar el libro. No hubo suerte. Nadie, seg¨²n ellos, se ha interesado por el proyecto.
"Como no hemos conseguido que nadie nos apoye ni nos subvencione, hemos decidido subvencionar el proyecto nosotros con la venta de las carpetas", se?ala la responsable de la organizaci¨®n Rivas-Sahel. Todos los autores han cedido los derechos para la carpeta y el posterior libro, que cuenta tambi¨¦n con la colaboraci¨®n de distintas entidades privadas que desinteresadamente han puesto el papel, el dise?o o la imprenta.
El libro estar¨¢ editado el pr¨®ximo a?o, y varios escritores como Paco Nadal o la francesa Mar¨ªa Geneviere acompa?ar¨¢n con sus textos las fotograf¨ªas seleccionadas.
Solos en el desierto
Los siete fot¨®grafos hicieron miles de fotograf¨ªas en el S¨¢hara, de las que s¨®lo han seleccionado siete (una por cada fot¨®grafo) para la carpeta Saharauis, s¨®lo el desierto.
El libro, de pr¨®xima edici¨®n, contar¨¢, en cambio, con 10 im¨¢genes por cada autor. Unos fot¨®grafos se decantaron por los retratos; otros, por reflejar la arquitectura y los colores.
El fot¨®grafo Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªaz Maroto eligi¨®, de entre todos los carretes que hizo, una imagen que representa a un saharaui solo, golpeado por el terrible sol y con el viento siroco detr¨¢s. "Creo que es la imagen que mejor refleja el nombre que lleva el proyecto: Saharahuis, s¨®lo el desierto", explic¨® D¨ªaz Maroto. Otra imagen seleccionada por este fot¨®grafo que aparecer¨¢ en el libro muestra a una ni?a muy sonriente y alegre. "He querido reflejar la felicidad que reflejan los ni?os del S¨¢hara a pesar de lo mal que lo est¨¢n pasando", a?adi¨® el artista.
Manuel Sonseca tambi¨¦n se decant¨® por plasmar a una ni?a refugiada. "Estaba en una escuela infantil y me llam¨® mucho la atenci¨®n: su gesto, su ternura. Estaba sola, como representando el abandono de su pueblo ante el mundo", concluy¨® Sonseca.
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