EU: una elecci¨®n que ha dejado resaca
No es tradici¨®n de la casa, decimos de Esquerra Unida del Pa¨ªs Valenci¨¤ (EUPV), airear sus contenciosos internos. Incluso son prudentes en los desahogos verbales. En cualquier otro partido es f¨¢cil conseguir confesiones generales, y hasta hay que precaverse contra ellas para no acabar sumido en los chismes o los personalismos. Las gentes de EUPV, aunque m¨¢s porosas cada d¨ªa, siguen cultivando la parquedad y la discreci¨®n, que es una pauta de su estilo. Por eso resulta llamativo que despu¨¦s de su VIII Asamblea, en la que la independiente Gl¨°ria Marcos ha sido elegida nueva coordinadora general, se hayan desatado tantas lenguas, decepcionadas o cabreadas, contra este desenlace. No era el mayoritariamente deseado, ni el previsto. Pero ya es inamovible y la impugnaci¨®n que ha presentado un militante del sector nacionalista tiene visos m¨¢s testimoniales del enfado que prop¨®sito de enmendar la situaci¨®n.
Digamos enseguida, para los menos informados, que la citada coordinadora no es, ni mucho menos, una novicia en este colectivo, pues, que recordemos, pertenece a la primera hornada, all¨¢ por 1986, y ha sido diputada dos legislaturas, lo que le garantiza un buen conocimiento de los resortes internos partidarios, sin mencionar su experiencia pol¨ªtica, una prenda que le es un¨¢nimemente reconocida. Otra cosa es el grado de adhesi¨®n que suscite, inferior al de Pasqual Moll¨¤, l¨ªder de la corriente Esquerra i Pais (EiP), que aparec¨ªa como el mejor colocado y que se hubiera llevado el gato al agua de no haberse procedido a una segunda vuelta en la votaci¨®n, tan novedosa como ajena -no contraria- a los estatutos de EUPV. Una leve sombra en la legitimidad de la ganadora.
No menos leve se nos antoja, y as¨ª lo hemos percibido, la beligerancia de Marcos acerca del referido contrincante. "Con mis votos, Moll¨¤ no ser¨¢ coordinador", manifest¨® en las v¨ªsperas asamblearias, lo que abon¨® las reservas de los nacionalistas, que probablemente ya las alimentaban, sin exteriorizarlas. La coordinadora no estuvo fina ni oportuna, acaso porque en esos momentos ten¨ªa muy pocas opciones de ganar y dijo lo que el cuerpo le ped¨ªa. ?Se lo ped¨ªa el cuerpo por animadversi¨®n personal o pol¨ªtica, era meramente t¨¢ctica o fue un signo anticipado de su actitud frente al nacionalismo que representan esas siglas, EiP? Reticencias que pronto quedar¨¢n despejadas mediante la praxis pol¨ªtica que se desarrolle.
Pero es evidente que este desencuentro, generador de suspicacias internas, obliga reconstruir los puentes de entendimiento que, con discrepancias puntuales, estaban bien trazados. La coordinadora actual no puede olvidar que es minoritaria en la relaci¨®n de fuerzas y que habr¨¢ de esforzarse en restituir confianzas y practicar una generosidad a la que deber¨¢ amoldarse su fuerte temperamento. Un reto que se agudiza si tenemos en cuenta la impronta del coordinador cesante, Joan Rib¨®, virtuoso en la pol¨¦mica como en el consenso. Por fortuna, y aunque su voluntad es permanecer al margen de los ¨®rganos ejecutivos, ha de ser confortante tenerlo a mano en sus tareas parlamentarias. Su bien fundamentado liderazgo constituye, en este caso, una p¨®liza de seguros mientras su sucesora consolida el suyo, que puede ser -o no, como apostillar¨ªa Mariano Rajoy- un camino sin espinas.
Aunque todo el mundo en EUPV trata de quitarle hierro al trance, tampoco se niega que esta asamblea ha dejado, con los resquemores, una ins¨®lita sensaci¨®n de vac¨ªo, que no se enmienda por la singularidad circunstancial de que, por primera vez, una mujer dirija el partido. No es balad¨ª el que haya vencido luchando a la contra y frente a un antagonista con m¨¢s apoyos reales. Ser¨¢ decisivo qu¨¦ pase, o c¨®mo se cosan los descosidos, durante estos primeros cien d¨ªas, con unas elecciones generales en perspectiva. Este segmento de la izquierda que es EUPV sobrevive con unas constantes vitales muy justitas, y si bien son notables sus signos de recuperaci¨®n. Un tropiezo o una crisis la puede enviar a la grada de los extraparlamentarios, lo que equivaldr¨ªa a una orfandad para su clientela y un gran socav¨®n para la democracia del Pa¨ªs Valenciano.
Dec¨ªamos que Marcos ha de ser d¨²ctil y sutil, pues sobre ella recae la carga m¨¢s pesada, pero no menos hay que esperar de los dem¨¢s. Por suerte, est¨¢n baqueteados y andan sobrados de madurez pol¨ªtica.
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