Las confesiones de un centenar de mujeres empresarias
Arist¨®teles pudo ahorrarse la tonter¨ªa de decir que las mujeres tienen menos dientes que los hombres con s¨®lo pedirle a su se?ora que abriera la boca para cont¨¢rselos. Y Tom¨¢s de Aquino, el fil¨®sofo oficial de la Iglesia romana, habr¨ªa mejorado su percepci¨®n del universo femenino -vio siempre en la mujer un ser imperfecto, algo as¨ª como un var¨®n frustrado por la casualidad- si hubiese disfrutado de alguna de las muchas tentaciones que le adjudican sus hagi¨®grafos. Pero, no. Ni Arist¨®teles y ni el santo de Aquino, aristot¨¦lico compulsivo, investigaron seriamente a la mujer: cre¨ªan saber ya lo necesario. La historia de la humanidad, hasta el siglo XX (?el siglo de las mujeres?) es la estela de aquel machismo dibujado ya en el G¨¦nesis con el relato de un Ad¨¢n dormido para que el olvidadizo creador pudiera extraer de su costilla una mujer secundaria, la Pen¨¦lope que espera sin pausa a un sujeto tan turbio y mercenario como Ulises, la mujer objeto de un refranero que la quiere en casa y con la pierna quebrada.
Cien empresarias. Testimonios de cien mujeres que lo han conseguido
Asociaci¨®n Espa?ola de Mujeres Empresarias de Madrid (ASEME)
JdeJ Editores
ISBN 84-933280-2-2
Todav¨ªa en 1975, cuando se cay¨® de vieja la dictadura franquista, las espa?olas ten¨ªan prohibido abrir una cuenta bancaria sin la firma del marido, padre o tutor. Tampoco pod¨ªan reservar solas una habitaci¨®n de hotel. Y a¨²n hoy, a pesar de tanto engreimiento constitucional, las mujeres siguen marginadas del acceso a la jefatura del Estado, por no hablar de las extravagantes exclusiones que sufren -y toleran- en algunas poderosas organizaciones eclesi¨¢sticas.
Algo se mueve, a pesar de todo. Si, como dijo Marx, el progreso se mide por la posici¨®n que ocupa la mujer en una determinada sociedad, algunas estad¨ªsticas empiezan a parecer presentables. ?sta, por ejemplo: el 26,43% de las empresas espa?olas est¨¢n ya en manos de mujeres, seg¨²n el INE. Pero la agencia Eurostat rebaja esta relativa euforia de forma descorazonadora: en comparaci¨®n con el conjunto de la UE, las tasas de actividad y ocupaci¨®n femeninas (40,3) est¨¢n en Espa?a m¨¢s de 13 puntos por debajo de la media (53,8). Tan brutal diferencia ser¨ªa el obst¨¢culo central para la convergencia de la econom¨ªa espa?ola con Europa, opinan no pocos te¨®ricos sin necesidad de acudir a Marx.
?Trata de estas cosas el libro Cien em presarias. Testimonios de cien mujeres que lo han conseguido? No. Y tampoco se lo propusieron sus promotoras, Inmaculada ?lvarez Morillas, la presidenta de ASEME, y Mercedes Pescador, fundadora de Medialuna Comunicaci¨®n.Pero las confesiones de estas empresarias que "lo han conseguido" ofrecen s¨ªntomas suficientes sobre las dificultades que a¨²n deben superar por ser mujeres, entre otras, la de tener que esforzarse el doble.
Al final de estos cien relatos, algunos realmente deslumbrantes y conmovedores, queda la grave impresi¨®n de que la mujer empresaria, para llegar a serlo -y, sobre todo, para permanecer-, se tuvo que enfrentar a tantos obst¨¢culos que el ejercicio de su profesi¨®n, condicionado por circunstancias de madre, esposa o divorciada, nos termina pareciendo heroico. Ser¨ªa interesante ver qu¨¦ confesiones producir¨ªan cien hombres con este mismo formato. Responder a esa curiosidad es otro de los atractivos de estas originales confesiones.
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