Conmoci¨®n en Guatemala por el asesinato de uno de los sacerdotes m¨¢s populares del pa¨ªs
La muerte a tiros del sacerdote Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Furl¨¢n ha conmocionado a la sociedad guatemalteca. El padre Chemita, como se le conoc¨ªa, era uno de los personajes m¨¢s pintorescos y populares de este pa¨ªs centroamericano. En la noche del domingo (madrugada del lunes en Espa?a), el sacerdote fue abatido en la puerta de su casa, situada en La Limonada, una barriada popular de la capital. Los pistoleros huyeron a pie de la escena del crimen. No hay informaci¨®n de sus m¨®viles, orientaci¨®n pol¨ªtica o identidad.
Esta muerte violenta es la segunda que afecta a la Iglesia cat¨®lica desde el fin de la guerra civil (1960-1996). El asesinato en abril de 1998 del obispo Juan Gerardi sacudi¨® a Guatemala y mereci¨® la condena de partidos pol¨ªticos y organizaciones humanitarias.
"Es un hecho repudiable, porque empa?a la vida nacional. Esperemos que no sea el preludio de una nueva ola de violencia", dijo ayer el defensor del Pueblo, Sergio Morales. El arzobispo primado de Guatemala, el cardenal Rodolfo Quezada Toru?o, dijo: "Lamento y condeno de la manera m¨¢s en¨¦rgica este crimen tan absurdo. Espero que no quede en la impunidad".
La personalidad arrolladora del padre Chemita lo convirti¨® en una figura pol¨¦mica y en todo un personaje de la vida nacional. En tres oportunidades (1970, 1978 y 1982) fue candidato a la alcald¨ªa en abierta oposici¨®n a las autoridades eclesiales, lo que le vali¨® la excomuni¨®n y ser suspendido en sus funciones. Chemita no acat¨® las medidas y sigui¨® ejerciendo el sacerdocio en su iglesia. Heredero de una importante fortuna materna, regal¨® 64 manzanas (unas 59 hect¨¢reas) a personas sin hogar. Era tambi¨¦n un empresario de turismo y dirigi¨® m¨¢s de 90 viajes al Vaticano y Tierra Santa. Sus funerales se convertir¨¢n en una gran protesta nacional contra la violencia que azota a Guatemala y contra la impunidad de las bandas criminales.
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