Catalu?a plural
El discurso de investidura de Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat concret¨® ayer algunos aspectos de lo que el Pacto Tripartito de Gobierno enumera en una letan¨ªa de propuestas. Su mensaje central para los catalanes, tras 23 a?os de monopolio nacionalista, fue la escenificaci¨®n de la alternancia y la demostraci¨®n de la vitalidad del sistema que la posibilita. Se dirigi¨® tambi¨¦n a los dem¨¢s espa?oles: "Tenemos una propuesta catalana para Espa?a", dijo Maragall. De momento tiene la mayor¨ªa parlamentaria en Catalu?a; est¨¢ por ver que la consiga en las Cortes.
El catalanismo reivindicado por el candidato a la investidura es el de raigambre c¨ªvica, el patriotismo liberal emanado de la Revoluci¨®n Francesa, que corresponde a los ciudadanos poseedores de derechos individuales sobre cualquier etnia, pueblo o comunidad superior a los individuos que reclaman los nacionalismos conservadores, de matriz esencialista y rom¨¢ntica. La alianza transversal entre las tres familias de la izquierda exhibe su propia pluralidad como expresi¨®n de la diversidad interna de Catalu?a, lejos de la idea nacionalista de un pueblo monol¨ªtico.
El candidato reclam¨® la legitimidad de este pacto por la amplia mayor¨ªa parlamentaria que concita, por un hilo conductor de las izquierdas catalanistas que hizo remontar al ¨²ltimo siglo y medio y por el buen funcionamiento de los pactos tripartitos locales. Con razones y con abundante emoci¨®n pol¨ªtica. La llegada de una coalici¨®n de izquierdas al poder catal¨¢n tiene fuertes resonancias hist¨®ricas, pero conviene que no se deje llevar por la tentaci¨®n de sustituir el viejo esencialismo por un sentimentalismo historicista en detrimento de las preocupaciones que corresponden al dif¨ªcil momento de la izquierda europea y mundial.
Maragall exhibi¨® humildad y disposici¨®n al di¨¢logo. Record¨® que los votantes no han entregado a nadie una mayor¨ªa en solitario y que han hecho avanzar a las peque?as formaciones, lo que condujo al pacto de izquierdas catalanistas. Prometi¨® hacer de esa necesidad virtud de estabilidad. Intent¨® resta?ar heridas y propuso consensos b¨¢sicos, sobre todo para la reforma del Estatuto. Tambi¨¦n mostr¨® reconocimiento por la figura de su antecesor, Jordi Pujol, y respeto por el numeroso grupo parlamentario de la federaci¨®n saliente, CiU, a cuya trayectoria critic¨® con dureza, pero con cortes¨ªa. Tambi¨¦n a los diputados populares, a quienes les pidi¨® que ayudaran al PP para que no bloquee la reforma estatutaria. De lo contrario, dijo, "el drama est¨¢ servido", advertencia que ¨¦l mismo debe asumir como responsabilidad propia.
El l¨ªder socialista defendi¨® la necesidad de la reforma estatutaria para incrementar el bienestar, mejorar los barrios olvidados y la ense?anza y asumir las competencias sobrevenidas o amputadas. En cuanto a la lengua, insisti¨® en su idea de que la "naci¨®n de naciones" prevista en la Constituci¨®n asuma el catal¨¢n como patrimonio propio, al mismo tiempo que los catalanes declaran que el castellano es para ellos "una enorme riqueza", un "arma fant¨¢stica". Son excelentes prop¨®sitos que requieren concreciones pr¨¢cticas y realistas. Tambi¨¦n marc¨® la diferencia en el prop¨®sito de huir de los regateos mercantiles, las "negociaciones de tapadillo" y la falta de transparencia en las relaciones entre la Generalitat y el Gobierno de Espa?a.
En el escrupuloso respeto a los procedimientos constitucionales, Pasqual Maragall otorg¨® especial solemnidad a que su compromiso de realizar una consulta general en caso de bloqueo del nuevo Estatuto se har¨¢ "siempre desde la legalidad", lo que excluye consultas no contempladas en la Carta Magna. Y subsan¨® otro defecto del programa com¨²n aclarando que el Tribunal Superior catal¨¢n al que aspira ser¨¢ la ¨²ltima instancia jurisdiccional salvo "el recurso de unificaci¨®n de doctrina". Hac¨ªa falta. Pero no est¨¢ claro que sea suficiente.
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