Mas advierte de que CiU elevar¨¢ el list¨®n del Estatuto para poner a prueba al PSOE

"Nos van a o¨ªr si el PSOE, como una sola persona, no apoya el Estatuto que salga del Parlamento". Artur Mas lanz¨® ayer esta seria advertencia, un tanto envenenada, a Pasqual Maragall con el objetivo de poner a prueba el compromiso del PSOE respecto al incremento del autogobierno catal¨¢n. Un compromiso que CiU, anunci¨® Mas, utilizar¨¢ para elevar al m¨¢ximo las demandas competenciales y, al tiempo, comprobar la solidez catalanista de Esquerra Republicana. Maragall invit¨®, en cambio, a Mas a sumarse al consenso parlamentario y prometi¨® institucionalizar la figura del jefe de la oposici¨®n.

CiU quiere comprobar si son "sinceras" o fruto "de la coyuntura" las promesas del secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de que su partido respetar¨¢ en las Cortes el Estatuto y el sistema de financiaci¨®n que apruebe el Parlamento aut¨®nomo. "Seremos absolutamente beligerantes con los compromisos de esta C¨¢mara", se?al¨® Mas. Como primer paso, el candidato de CiU reclam¨® a los socialistas catalanes que formen grupo parlamentario en el Congreso tras las legislativas de marzo. Si no, se pondr¨¢ en evidencia su "supeditaci¨®n" al PSOE y su "escaso margen de maniobra", advirti¨®.

Pero los convergentes quieren aprovechar esta circunstancia en su beneficio. Mas no ocult¨® esta intenci¨®n al afirmar que CiU "marcar¨¢ el nivel de ambici¨®n" de la reforma estatutaria y "elevar¨¢ al m¨¢ximo" sus demandas de autogobierno. Con ello, los nacionalistas no s¨®lo pretenden poner a prueba al PSOE, sino tambi¨¦n la catalanidad de los republicanos de Josep Llu¨ªs Carod Rovira y, por extensi¨®n, la solidez del tripartito.

Mas, que por primera vez se estrenaba en la tribuna como orador de la oposici¨®n, fue cuidadoso en las formas, pero contundente e inflexible en el fondo. Eludi¨® poner en entredicho la legitimidad del pacto, pero s¨ª dud¨® de las razones y los motivos que lo han fraguado. "No pueden alegar motivos de pa¨ªs cuando se ha prescindido del partido ganador de las elecciones", lament¨® el todav¨ªa conseller en cap. "Otra mayor¨ªa era posible, mucho m¨¢s s¨®lida, fuerte, representativa y eficaz", agreg¨®, en referencia al Gobierno de concentraci¨®n que los socialistas catalanes rechazaron. "Se ha perdido una gran oportunidad de pa¨ªs, s¨®lo porque usted [Maragall] supone un tap¨®n", remach¨®.

Artur Mas se quej¨® del "exceso" de poder que acumular¨¢ el pr¨®ximo conseller en cap -Josep Llu¨ªs Carod Rovira- lo que, en su opini¨®n, supone una ofensa y cierta p¨¦rdida de la "dignidad" del presidente de la Generalitat.

En su r¨¦plica, mucho m¨¢s breve que la dedicada al popular Josep Piqu¨¦, Maragall opt¨® por tender la mano a Mas. Le invit¨® a sumarse al consenso parlamentario para la elaboraci¨®n del nuevo Estatuto y el sistema de financiaci¨®n y le prometi¨® institucionalizar la figura del jefe de la oposici¨®n, que ¨¦l reclam¨® infructuosamente a CiU en la anterior legislatura.

Pero Maragall agradeci¨® sobre todo al dirigente nacionalista que, por primera vez, diferenciara al PP y al PSOE y reconociera que ambos partidos plantean y defienden pol¨ªticas auton¨®micas diamentralmente opuestas. Y para intentar tranquilizar a los convergentes manifest¨®: "Yo tambi¨¦n le exigir¨¦ al PSOE que cumpla sus compromisos, tanto si est¨¢ en el Gobierno como en la oposici¨®n".

Con cierta sorna, el presidente electo respondi¨® que el "¨²nico tap¨®n" hubiera sido la continuidad de CiU en el Gobierno catal¨¢n y, por el contrario, "el tap¨®n" ha sido el art¨ªfice del cambio en Catalu?a. Las iron¨ªas de Maragall no finalizaron aqu¨ª. "No se preocupe por las ofensas", manifest¨® con la mirada puesta en los bancos del Gobierno, "porque yo en este tema tengo el culo pelado. Me lo han pelado ustedes".

El ¨²nico incidente se produjo con el l¨ªder democristiano, Josep Antoni Duran Lleida. Maragall hab¨ªa dicho que el programa de gobierno de las izquierdas era p¨²blico y conocido, contrariamente a los acuerdos estatales entre CiU y PP, que se cerraron con una llamada telef¨®nica de Duran a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, de viaje a Cuba. Duran desminti¨® este extremo.