Tristeza

Llevo una temporada observando a la poblaci¨®n espa?ola, a los ciudadanos que diariamente me rodean, y encuentro una nueva sociedad triste. Ayer en misa de ocho en Majadahonda, ciudad moderna, joven, limpia (relativamente debido al mal funcionamiento del sistema de reciclado de basura, que implant¨® nuestro querido ex alcalde Ricardo Romero de Tejada), encontr¨¦ a las personas que asist¨ªan a esta misa tristes, serias, como si nos fuera a pasar algo y lo estuvi¨¦ramos presintiendo. Cuando voy todas las ma?anas en el autob¨²s y en el metro hacia Madrid, y a la vuelta de mi trabajo, tambi¨¦n veo a personas tristes, hablan poco entre ellos, muy serios, nadie sonr¨ªe y la amabilidad es poca, sobre todo es llamativa la indiferencia hacia los dem¨¢s. Yo creo que los espa?oles estamos tristes, muy tristes por la guerra de Irak, por ver a esos ni?os y personas j¨®venes de nuestra edad con capuchones blancos que les cubren la cara, con cintas de pl¨¢stico at¨¢ndoles las manos y temblando; por nuestros militares que fallecen como chinches ya sea en accidente a¨¦reo o porque los matan los contrarios.

Tampoco nos ha gustado tener que ir a votar dos veces por los esc¨¢ndalos de la Asamblea de Madrid y tampoco nos gusta ver que lo que nos han prometido los pol¨ªticos que hemos votado no se cumple ni se cumplir¨¢. ?Que me dice del plan Ibarretxe? Todos tenemos miedo de lo que es posible que ocurra con las Vascongadas.

Los madrile?os necesitamos mejores servicios, de transporte, de seguridad ciudadana (en nuestra joven y moderna ciudad brilla por su ausencia), mejor econom¨ªa, mejor precio de la vivienda, en la sanidad p¨²blica, mejora del sistema de trabajo y mejores contratos laborales... entre otras muchas cosas, y vemos que no mejora nada de esto, simplemente hemos aprendido a conformarnos y protestar en cada momento con nuestra d¨¦bil voz. Se?or director, los espa?oles estamos tristes.