No est¨¢n ni se les espera
Cuando la oposici¨®n pol¨ªtica tiene un futuro tan desalentador, como es el caso de la valenciana, hay que agradecerle, o poco menos, que aguante el tipo haciendo el parip¨¦ de que mueve el rabo en alguna ocasi¨®n. Ha de ser muy duro, visto el espect¨¢culo desde la grada, enso?ar con el ejercicio del poder sabiendo que uno se va a consumir en su periferia, dilapidando sus mejores y m¨¢s frescas energ¨ªas en los contenciosos internos del partido. En tales condiciones hay que atiborrarse de euforizantes para pespuntar programas persuasivos o fiscalizar al Gobierno con entusiasmo y tenacidad. El entusiasmo y el arrojo que exhiben aquellos que se ven al final de la traves¨ªa en el ostracismo y se postulan sin recato como alternativa veros¨ªmil.
No es tal, evidentemente, el trance del PSPV. Al margen de que estas fechas pascuales no sean las m¨¢s id¨®neas para echar mano de la santab¨¢rbara dial¨¦ctica y acogotar al adversario, la verdad es que, ni ahora ni antes, los socialistas, con Joan Ignaci Pla a la cabeza, han revelado indicios de que tienen recursos y agallas para poner en un brete al Gobierno y a ciertas de sus parcelas o actuaciones. "Nuestro problema es que todo cuanto hacemos no tiene apenas repercusi¨®n medi¨¢tica", suelen alegar. Un pobre pretexto porque, a¨²n siendo obvio que el grueso de los medios informativos es proclive a quien manda, todav¨ªa queda espacio en el dial y en la prensa escrita para acoger sin condicionamientos los contrapuntos y propuestas de la oposici¨®n. De haberlas, claro est¨¢.
Sin necesidad de consultar la hemeroteca, resulta llamativa la indolencia de los socialistas en torno a no pocos asuntos que reclaman su opini¨®n, cuando no su escudri?amiento, por muchas trabas que le ponga la Administraci¨®n, o que por s¨ª s¨®lo, de acontecer, ya es noticia y dem¨¦rito para los gobernantes. El caso Ciegsa (el ente promotor de las infraestructuras educativas de la Generalitat), por ejemplo, con la destituci¨®n fulminante de su director financiero, ha pasado como un ¨¢ngel sin dejar la menor secuela, siendo as¨ª que hay motivos abundantes para la sospecha de que no todo est¨¢ en regla. ?O esperan a que un periodista avispado y afortunado tire de la manta y airee el estado de sus cuentas, las n¨®minas que se pagan y dem¨¢s ineficiencias?
Otros s¨ª: el desmadre aflictivo de la siniestralidad laboral, que est¨¢ exigiendo un debate acerca del d¨¦ficit inspector y las responsabilidades de la Administraci¨®n y empresariado. O, en tono menor, el trapicheo que se lleva entre manos el alcalde de Castell¨®n y su jefe de Gabinete, que simult¨¢neamente trabaja para una constructora. O la precariedad en que est¨¢ quedando el J¨²car, por no hablar de la inanidad de la Consejer¨ªa de Agricultura con sus salidas de pata de banco, como la retirada de fondos destinados a la elaboraci¨®n del censo y c¨ªtricos a favor del embellecimiento de los pueblos. Ay, Amor, qu¨¦ temeridad la suya.
En fin, que el partido mayoritario de la izquierda -es un decir- prolonga su ensimismamiento, enervado y ausente. Y no por mala fe, que delatar¨ªa voluntad, aunque perversa, sino por falta de ella. No est¨¢, ni se le espera. Se limita a resistir y cumplir el tr¨¢mite, persuadido acaso de que cuando cambien las tornas ya ser¨¢n otros sus beneficiarios. Y ser¨¢ justo.
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