Un laboratorio de paz
La UE financia en Colombia un proyecto para combatir la pobreza, la violencia y la coca¨ªna
"Queremos que nos ayuden a reconstruir nuestro tejido social. Los campesinos somos esclavos de la guerra: aportamos la materia prima humana y la financiamos con los cultivos de coca", dijo Camilo, un hombre recio, de 40 a?os, a Nicola Bertolini, encargado de negocios de la delegaci¨®n de la Comisi¨®n Europea en Colombia, en un reciente recorrido por el Magdalena Medio, en el oriente del pa¨ªs. Camilo, junto a 200 agricultores m¨¢s, encontr¨® en el cacao el reemplazo a la coca.
El Laboratorio de Paz del Magdalena Medio es el m¨¢s importante proyecto de cooperaci¨®n de la UE en Latinoam¨¦rica. Sin armas y con alta participaci¨®n ciudadana, se busca reducir pobreza, violencia y coca. Santa Rosa, encaramado en la serran¨ªa de San Lucas, es uno de los 13 municipios de la regi¨®n donde opera el Laboratorio. En esta zona se combinan olvido estatal con la acci¨®n de guerrilla y paramilitares y la econom¨ªa il¨ªcita: la de la coca y el robo de gasolina. Una zona de tierras f¨¦rtiles y rica en oro y petr¨®leo donde la mayor¨ªa de la poblaci¨®n pasa grandes necesidades.
Hace siete a?os lleg¨® all¨ª el jesuita Francisco de Roux. Con la Arquidi¨®cesis cre¨® una corporaci¨®n de desarrollo y paz, y empez¨® a sembrar semillas de participaci¨®n ciudadana, autonom¨ªa en la producci¨®n y ante los armados. "Nadie se atrever¨¢ a tocar a un campesino organizado". Los 13 asesinatos de l¨ªderes de su programa no lo han derrotado.
En este territorio abonado, la UE mont¨® el Laboratorio de Paz, cuya ejecuci¨®n t¨¦cnica qued¨® en manos de la corporaci¨®n dirigida por el jesuita. A comienzos de este a?o se puso en marcha y, hasta 2008, se girar¨¢n 34,8 millones de euros. Los 308 proyectos aprobados apuntan a fortalecer alternativas productivas que permitan al campesino dejar -de manera gradual- la coca, a promover la educaci¨®n, la cultura de paz y la construcci¨®n de espacios humanitarios; a mejorar la infraestructura.
"Europa quiere la paz para Colombia; ?qu¨¦ aportan estos proyectos a esta construcci¨®n de paz ?", pregunt¨® Bertolini a l¨ªderes de la zona. Marina, de 20 a?os, madre soltera de dos hijos, dirigente de la Asociaci¨®n de Raspachines (recolectores de coca) y Desempleados de San Pablo, respondi¨®. Su mirada penetrante, cargada de tristeza, envolvi¨® a sus interlocutores: "Sirven para generar empleo, que es la alternativa de mejor calidad de vida para ver una nueva luz y no dar pie a que sigan los grupos armados". Marina rasp¨® coca desde los 14 a?os. De ni?a soport¨® que la guerrilla llegara a su casa y se llevara ganado y gallinas; luego los paras mataron a su pap¨¢. Otros hablaron de la importancia de las estrategias "reales" para que "la gente se encamine a abandonar la coca", pues "con cada planta que se arranca se deja de comprar un fusil y matar a un colombiano".
El proyecto europeo ha llegado tambi¨¦n hasta la c¨¢rcel de Barrancabermeja, puerto fluvial sobre el r¨ªo Magdalena y epicentro de la zona. La mayor¨ªa de los 250 internos son paramilitares. El proyecto que apoya la UE es psicol¨®gico y de formaci¨®n. Mediante charlas, conferencias, talleres, estudio, se les ayuda a fortalecerse como personas.
El Laboratorio tiene muchos desaf¨ªos: que la guerrilla y la avanzada pol¨ªtica de las paramilitares no interfieran. "No nos vamos a arrugar ante esa realidad, ni ante las fumigaciones a¨¦reas [pol¨ªtica oficial impuesta por Estados Unidos para acabar con la coca¨ªna]", dice Francisco de Roux. En el Magdalena Medio, como en muchas regiones del pa¨ªs, las fumigaciones han acabado con cultivos l¨ªcitos. Se ha incumplido tambi¨¦n un acuerdo verbal entre la UE y el Gobierno de no usar esta estrategia en territorio donde exista ayuda comunitaria.
La apuesta es erradicar manualmente -una hect¨¢rea vale menos de 100 d¨®lares, contra los 1.000 que cuesta la fumigaci¨®n a¨¦rea de una zona igual-, mientras avanzan los proyectos del Laboratorio. A medida que prosperen los "nuevos caminos", como los califica un campesino con mirada cargada de esperanza, "los armados van sobrando y se van acogiendo a las normas de nosotros, los civiles".
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