La autora A. S. Byatt cree que Shakespeare es "aterrador para cualquier escritor ingl¨¦s"
La creadora de la saga de Federica Potter presenta su ¨²ltima entrega, 'La mujer que silba'
La lectura de Shakespeare congela de miedo a A. S. Byatt (Yorkshire, 1936). Pero la escritora inglesa de ¨¦xito, de quien se publica ahora en castellano La mujer que silba (Emec¨¦), no siente p¨¢nico ante las brujas de Macbeth ni por la locura de Hamlet o la tiran¨ªa de Ricardo III. Se trata de un complejo ante la perfecci¨®n, ante la belleza, ante su maestr¨ªa para estudiar la condici¨®n humana. "Shakespeare es aterrador para cualquier escritor ingl¨¦s porque sabemos que nunca llegaremos a su nivel". Aunque es un terror que viene del amor. "Amor por la lengua y por c¨®mo sabe utilizarla".
"?Que a los escoceses les gusta que les digan escoceses?, pues de m¨ª no pongan que soy brit¨¢nica. Inglesa, soy inglesa". A. S. Byatt lo aclara muy al principio de su comparecencia, un tanto nerviosa, ante un grupo civilizado de periodistas espa?oles en el British Council, en Madrid. Ah¨ª se siente en su terreno y a la segunda pregunta ya se relaja y sonr¨ªe. "Es que lo que no me gusta es la prensa inglesa, ni las entrevistas personales, pero aqu¨ª estoy a gusto porque me siento como dando clase en la universidad", dice.
Por algo pas¨® a?os impartiendo lecciones de arte y literatura en la Universidad de Londres despu¨¦s de haber estudiado en Oxford y Cambridge, de donde le viene buena parte de su pura cepa inglesa a esta autora que ha sido definida como una victoriana posmoderna. "Me identifico a medias con esto. En las formas y las estructuras de mis novelas, puede. Disfruto m¨¢s con Balzac que con los escritores contempor¨¢neos, aunque en cuanto a los temas recurro a asuntos de mi ¨¦poca y vivimos en un mundo muy diferente al de los victorianos", asegura.
Sin embargo viajar muchas veces al pasado para encontrar respuestas de hoy, es algo constante en su obra con libros como ?ngeles e insectos (Anagrama) o Posesi¨®n, que gan¨® el Premio Booker en 1993 y que la catapult¨® al ¨¦xito: "Es una obra de la que he decidido no hablar y es una pena, porque creo que es buena", suelta con flema inglesa e iron¨ªa con efluvios de t¨¦ vespertino caliente. "El pasado es algo que explica el futuro y viceversa", afirma. Y sus visitas a otras ¨¦pocas no llevan nostalgia: "Soy una mujer de mi tiempo y puedo trasladarme al pasado con mis lecturas, pero me gusta mi ordenador", asegura.
Su relaci¨®n con el pasado es por tanto para sacar provecho del presente. Ahora excarba en los or¨ªgenes del socialismo ingl¨¦s. "Es una novela que transcurre entre 1890 y 1918, y es curioso porque es una ¨¦poca muy parecida a los sesenta", explica. Le interesa la pol¨ªtica y ha admirado a Tony Blair. "Simpatizaba con ¨¦l hasta la guerra de Irak. Pero lleg¨® un momento en que ¨¦l, aunque cre¨ªa en lo que hac¨ªa, no pod¨ªa decirle todas las verdades a Bush. Yo soy escritora y puedo. Creo que es un peligro que un hombre que s¨®lo ha viajado a M¨¦xico antes de ser presidente domine el mundo. Es un fan¨¢tico y como tal, considera que el resto del mundo tambi¨¦n lo es", asegura.
Se siente aliviada por haberse desprendido de Federica Potter -no confundir con la familia de Harry- un personaje sobre el que ha escrito un cuarteto y que apareci¨® por primera vez en su vida en 1978 con The virgin in the garden, continu¨® con Still life, sigui¨® con Babel Tower y termina con La mujer que silba, la ¨²ltima entrega pero la primera que se publica en Espa?a, donde se editar¨¢n las otras tres. "S¨ª, me siento bien. No echo de menos a Federica. Tengo dos novelas en marcha y Federica no entra en mis planes, siento que pertenece a mi juventud. Aunque ella insiste en que le haga caso, hemos terminado", suelta tajante.
Sobre Federica ha relatado lo que quer¨ªa sobre un personaje atrevido. "El ¨²ltimo t¨ªtulo la define. Yo tuve una educaci¨®n puritana y nunca he aprendido a silbar". Los libros comienzan en 1953, "cuando Isabel II llega al trono y pens¨¢bamos que volver¨ªamos a vivir otra ¨¦poca isabelina", dice, y llegan hasta los setenta.
"Es la historia de una mujer desde la ¨¦poca en que las mujeres no pod¨ªamos hacer muchas cosas. Federica se ha casado, ha tenido un hijo, se ha divorciado y finalmente busca trabajo en la televisi¨®n donde se convierte en un personaje en la ¨¦poca en la que todav¨ªa pens¨¢bamos que en ese invento pod¨ªamos hacer cosas inteligentes", afirma. Tambi¨¦n aprovecha para revisar los tiempos locos del LSD y los hippies. "Los sesenta estuvieron llenos de energ¨ªa y tambi¨¦n de opiniones absurdas. En mi pa¨ªs creo que lo desaprovechamos algo, pienso que fueron superficiales mientras que en Estados Unidos o Alemania, realmente se lograron reformas cruciales".
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