La seductora existencia de Dutronc
Para algunos, morirse es la ¨²nica manera de percibir que estaban vivos". Lo dijo Jacques Dutronc (Par¨ªs, 1943) hace bastante tiempo y ¨¦l, obviamente, no se da por aludido: nadie en Francia, salvo Yves Montand, ha sido capaz de trazar caminos simult¨¢neos tan s¨®lidos en el cine y en la m¨²sica. Sus canciones casi siempre cuentan con una carga de sarcasmo, y quiz¨¢ a eso se deba el que apenas hayan traspasado la frontera franc¨®fona. La intensa trayectoria de Dutronc en el cine desde principios de los setenta (Lo importante es amar, Van Gogh, Gracias por el chocolate...) tambi¨¦n influye. Le ha convertido en un cantante y compositor guadianesco, autor de s¨®lo tres ¨¢lbumes de estudio en los ¨²ltimos 17 a?os. Al igual que le mantuvo cuatro lustros alejado del directo. "El a?o 1970 fue un gran a?o para el vino y, por tanto, para las giras por los bares y por los escenarios", ironiza Dutronc desde su refugio isle?o de Monticello, en C¨®rcega, y a?ade: "Despu¨¦s de haberme recorrido a lo largo y a lo ancho Francia y Suiza, me dije 'ya est¨¢ bien'. Hay que recordar las condiciones de la ¨¦poca...".
De la mano del fot¨®grafo
reconvertido en director Jean Marie Perier (antiguo novio de Fran?oise Hardy e hijo natural del m¨²sico Henry Salvador), Dutronc debut¨® como actor en 1974: "Yo estaba contento porque Fran?oise esperaba a nuestro hijo Thomas. Perier insisti¨® y dije 's¨ª..., pero'. Los peros los he sobrellevado muy bien". El filme se llam¨® Antoine et S¨¦bastien.
Un encuentro poco feliz en un ascensor con otro Antoine, estrella de la m¨²sica francesa de los sesenta, hab¨ªa servido antes para lanzar la carrera de Dutronc como cantante. Dicen que los modales eg¨®latras de aqu¨¦l inspiraron Et moi, et moi, et moi, su primer single (1966), una parodia escrita a medias con el letrista Jacques Lanzmann. El d¨²o Lanzmann-Dutronc colabor¨® hasta finales de los setenta y, tras un misterioso y prolongado divorcio, reaparece ahora en Madame l'existence (Columbia / Sony Music), el nuevo disco de Jacques Dutronc despu¨¦s de ocho a?os sin grabar. "Definir¨ªa las relaciones con mis colaboradores como de equilibrio, al igual que las de pareja. No hay demasiadas recetas, cada uno hace su papel, en espera de que el oyente agregue lo que quiera: especias, sal, pimienta
...", explica Dutronc. Se refiere acto seguido al excelente arreglista de Madame l'existence, Alain Lubrano: "Hab¨ªa trabajado ya con Fran?oise, y es casi como un padre. Pero con ¨¦l, como con los dem¨¢s, nada de di¨¢logos ni de p¨¦rdidas de tiempo, siempre que nos hayamos comprendido bien en el arranque". Tanto Jacques Lanzmman como otro letrista del disco, David Mac Neil, certifican no haber apenas hablado con Dutronc en sus respectivas colaboraciones. Y, seg¨²n Lanzmann, no se trata de algo novedoso.
Madame l'existence es un disco en el que se destila cierta melancol¨ªa, un sentimiento que parece emerger del interior de este artista vestido con su habitual pose de cinismo. Una obra en la que Dutronc, a veces sombr¨ªo, a menudo solemne, canta, recita o pone voz de crooner, seg¨²n los temas. Entre ellos, sendas versiones de dos artistas franceses, Marcel Mouloudji y Eddie Constantine. "Ambos han mecido mi infancia y creo no haberlos traicionado". Pero sobre todo Madame demuestra que poco ha cambiado en su visi¨®n punzante de la vida. La letra del corte hom¨®nimo con el que comienza el disco ("quiero comprarme una democracia, la libertad y un poco de fraternidad... Se equivoca de tienda: esto no es la Rep¨²blica") entronca con Mayo del 68 y L'opportuniste, uno de los hitos sesenteros de Dutronc ("he cambiado tanto de chaqueta que est¨¢ rota por los cuatro costados. En la pr¨®xima revoluci¨®n cambiar¨¦ de pantal¨®n").
Madame tambi¨¦n critica a
los media en La vie en live. "No quiero arrojar la piedra sobre nadie en particular, pero el oportunista de entonces se ha diversificado mucho", aclara Dutronc. Y Face la merde recuerda otro ¨¦xito del pasado, el sencillo de 1984 Merde in France. Cuatro a?os antes, Dutronc ya hab¨ªa empleado la escatolog¨ªa junto a su amigo Serge Gainsbourg al coescribir el ¨¢lbum Guerre et pets. "Practic¨¢bamos el mismo estilo de provocaci¨®n. La nuestra se parec¨ªa a cualquier cosa salvo a una relaci¨®n de trabajo", relata el otrora dandi parisiense sobre el fallecido Gainsbourg.
Una de sus composiciones inspiradas en la capital, Il est cinq heures, Paris s'¨¦veille, fue elegida mejor canci¨®n francesa del ¨²ltimo medio siglo. La existencia de Dutronc transcurre sin embargo en C¨®rcega, su remanso desde hace a?os: "Invito a la gente a que venga para demostrarles que la vida puede ser otra cosa. Aunque volver a Par¨ªs una semanita de cuando en cuando no viene mal. Permite apreciar mejor lo que se tiene".
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