El Depor disfruta del mal ajeno
El Espanyol cae en Riazor por la m¨ªnima tras un error arbitral y con un gol en propia puerta
El Espanyol ha entrado en esa cl¨¢sica situaci¨®n en la que a lo malo le sucede lo peor. Por si no fueran pocas las miserias futbol¨ªsticas que le aquejan, la malaventura tambi¨¦n echa una mano para hacerle la vida imposible. En Riazor se le junt¨® todo. Su enorme pobreza de f¨²tbol, y hasta de esp¨ªritu, y una suma de adversidades que contribuyeron al triunfo de un Deportivo contagiado de la delgadez de su rival. Primero, fue un error del ¨¢rbitro, uno m¨¢s en la cuenta para seguir alimentado el victimismo del perro flaco que habita en Montju?c. Y despu¨¦s, un rebote tonto, tras un remate de Luque que Torricelli convirti¨® en gol. Una sucesi¨®n de calamidades por la que sobrevol¨® el Depor para llevarse el triunfo sin hacer nada de nada.
DEPORTIVO 2 - ESPANYOL 1
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Andrade, Naybet, Capdevila; Sergio (Fran, m. 59), Duscher; V¨ªctor, Valer¨®n (Scaloni, m. 66), Luque; y Trist¨¢n (Munitis, m. 75).
Espanyol: Toni; Torricelli, Jarque, Domoraud, David Garc¨ªa; Tayfun (Ra¨²l Molina, m. 73), Morales, ?lex Fern¨¢ndez, Maxi Rodr¨ªguez (Luismi m. 82); Jordi Cruyff (H¨¦ctor m. 68) y Tamudo.
Goles: 0-1. M. 16. Defectuoso despeje de la defensa del Deportivo que recoge ?lex Fern¨¢ndez en la frontal del ¨¢rea y cede a Jordi para que marque sin oposici¨®n.
1-1. M. 45. Falta junto a la l¨ªnea de fondo, a un par de metros del ¨¢rea, que Luque saca en corto para V¨ªctor, que se la devuelve para que marque raso y cruzado.
2-1. M. 65. Remate de Luque desde la izquierda que entra tras tropezar en Torricelli.
?rbitro: Esquinas Torres. Amonest¨® a Jarque, Naybet, V¨ªctor, Andrade y ?lex Fern¨¢ndez.
Unos 25.000 espectadores en Riazor.
El Deportivo ha encontrado este curso un curioso m¨¦todo de llevarse victorias cuando peor pinta el panorama. Como si alguien se hubiese encargado de infiltrar agentes en los equipos contrarios, le caen del cielo los goles en propia puerta del rival. Ayer sum¨® el cuarto de la temporada. Como los tres anteriores, result¨® decisivo. Lleg¨® en el ecuador de la segunda parte, cuando el Espanyol a¨²n alimentaba la ilusi¨®n de salir vivo de Riazor, acrecentada por la deprimente estampa del equipo local, que protagoniz¨® ese partido ya t¨ªpico en ¨¦l, una mezcla de desidia, petulancia y falta de ideas que s¨®lo logra camuflar con alguna maravilla de Valer¨®n o alguna arrancada supers¨®nica de Luque. En medio de ese desierto sombr¨ªo, el infortunio acarici¨® a Torricelli, quien meti¨® para dentro de su porter¨ªa un centro de Luque. El Espanyol ya no pudo levantar cabeza.
Mientras los rivales trabajen para su causa de ese modo, el Deportivo puede seguir maquillando el alarmante estado del que siempre pas¨® por ser su m¨¢s luminoso delantero. Para Trist¨¢n cada partido se ha transformado en una escalada al G¨®lgota. Llega con su corona de espinas ce?ida a la cabeza y la pesada cruz colg¨¢ndole de la espalda y emprende un calvario interminable entre los gritos furiosos de la multitud. Ayer, una parte de Riazor volvi¨® a atizarle con sa?a. Trist¨¢n sigue lento, torpe, ofuscado. Y ahora no se puede quejar de falta de confianza del entrenador. Irureta le concede una oportunidad tras otra. Trist¨¢n las desaprovecha todas concienzudamente. Pese a su deprimente partido de hace una semana en el Bernab¨¦u, Irureta volvi¨® a ponerle de titular. Cuando le cambi¨®, a falta de 15 minutos, medio Riazor le despidi¨® escupiendo v¨ªboras.
Claro que Trist¨¢n no fue el ¨²nico penitente. Todo el Deportivo estuvo, en general, horroroso. Fuera de los estallidos de clase de Valer¨®n, el cuadro de Irureta nunca puso a prueba la flaqueza que se adivinaba en su rival. El Espanyol no jug¨® ni bien ni mal. Cumpli¨® los deberes con cierta aplicaci¨®n y el entramado de centrocampistas de Fern¨¢ndez consigui¨® en muchos momentos ahogar los prop¨®sitos creativos del Depor. Pero el Espanyol siempre desprendi¨® la impresi¨®n de que su aparente solidez se tambalear¨ªa a poco que el Depor empujase, lo que no sucedi¨® casi nunca. En ¨¦sas andaba el partido cuando Jordi Cruyff pesc¨® su golito aprovechando un gesto navide?o de la defensa del Depor.
Durante un rato, la esperanza ech¨® ra¨ªces en el conjunto catal¨¢n. El Deportivo no hac¨ªa m¨¢s que desesperar a su gente, que acab¨® arremetiendo contra casi todos, desde Manuel Pablo, otro que no sale del zulo, hasta Irureta, abroncando cuando cambi¨® a Valer¨®n por Scaloni. Pero todas las miserias del Depor fueron pocas ante la calamidad c¨®smica que aflige al Espanyol. Primero, una falta imaginada por un juez de l¨ªnea. Luego, el rechace de Torricelli. Todo se conjur¨® para seguir maltratando al enfermo.
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