Armonizaci¨®n del precio del tabaco y la epidemia del c¨¢ncer de pulm¨®n
El c¨¢ncer de pulm¨®n constituye hoy en d¨ªa, tanto en el mundo como en Europa, la principal causa de fallecimiento por c¨¢ncer en los varones. En el caso de las mujeres, desde hace m¨¢s de 10 a?os, se ha convertido en la principal causa de fallecimiento por c¨¢ncer en Estados Unidos, y, en Europa, est¨¢ a punto de serlo tambi¨¦n.
Cada a?o, los c¨¢nceres de pulm¨®n afectan a m¨¢s de 300.000 hombres y a m¨¢s de 70.000 mujeres en Europa. En la comunidad europea, 200.000 personas fallecer¨¢n este a?o como consecuencia de un c¨¢ncer de pulm¨®n. Ya se conocen y reconocen los da?os que causa el tabaco y ya no es necesario demostrar su responsabilidad en la aparici¨®n de los c¨¢nceres de pulm¨®n.
En la d¨¦cada de 1970, Estados Unidos, el Reino Unido y varios pa¨ªses del norte de Europa implementaron ya una pol¨ªtica de lucha contra el tabaquismo basada en la prohibici¨®n de fumar en un n¨²mero creciente de lugares p¨²blicos y en un considerable incremento del precio del tabaco. Al cabo de 10 a?os se observ¨® una clara merma de la epidemia y una reducci¨®n progresiva de los c¨¢nceres pulmonares. Por desgracia, muchos otros pa¨ªses europeos no calibraron a tiempo el alcance de esta lacra ni su cortejo, hoy ineludible, de muertes prematuras, sufrimientos in¨²tiles y dolores inconsolables.
Incrementar el precio del tabaco es la mejor manera de hacer m¨¢s eficaz la lucha contra el tabaquismo y disuadir a los j¨®venes
Vale la pena repetirlo: uno de cada dos fumadores morir¨¢ a causa del tabaco y uno de cada seis lo har¨¢ de c¨¢ncer de pulm¨®n
Pero eso no es todo. No hay que olvidar que el coste econ¨®mico de todos esos a?os de vida activa que la epidemia del tabaquismo y de los c¨¢nceres relacionados cosecha cada a?o en las fuerzas vivas de nuestras naciones es mucho m¨¢s importante que todos los ingresos, directos e indirectos, del tabaco.
Una vez m¨¢s, cuando se sabe que uno de cada dos j¨®venes de entre 18 y 20 a?os fuma en Francia, y que, desgraciadamente, la mitad de ellos ya est¨¢n condenados a muerte sin saberlo, hay que desconfiar de privilegiar demasiado una l¨®gica inmediata de ingresos financieros y de paz social con un riesgo sanitario que, como sucede a menudo, incluso en Europa, acaba por estrellarse con efecto boomerang en la cara de los que hicieron esas malas elecciones.
En los ¨²ltimos 20 a?os, el cuidado y tratamiento de los c¨¢nceres de pulm¨®n ha progresado indiscutiblemente. Con la cirug¨ªa se ha podido operar y curar a m¨¢s pacientes y con la radioterapia se ha podido aliviar a los enfermos y controlar su tumor. Tambi¨¦n la quimioterapia ha mejorado y alargado la vida de los pacientes. Sin embargo, los progresos de estas t¨¦cnicas terap¨¦uticas s¨®lo permiten mejorar modestamente el cuidado de los pacientes de c¨¢ncer pulmonar. Hoy por hoy, el medio m¨¢s eficaz para luchar contra estos c¨¢nceres sigue siendo prevenir el tabaquismo.
En efecto, tan s¨®lo el 15% de los pacientes de c¨¢ncer pulmonar, en cualquier estado de la enfermedad, lograr¨¢n sobrevivir al cabo de cinco a?os de haberse producido el diagn¨®stico, y m¨¢s del 90% de esos pacientes morir¨¢n a causa de su tumor o de sus consecuencias.
Por otro lado, el tabaco es responsable o favorece muchos otros tipos de c¨¢ncer y afecciones cardiovasculares y respiratorias, a menudo tambi¨¦n mortales.
Vale la pena repetirlo: uno de cada dos fumadores morir¨¢ a causa del tabaco y uno de cada seis, de c¨¢ncer de pulm¨®n. A pesar de ser extremadamente alarmantes, estas cifras no bastan para desanimar a los fumadores como tampoco, hasta la fecha, a la mayor¨ªa de los gobiernos.
?Qu¨¦ se puede hacer entonces?
En los ¨²ltimos a?os, el c¨¢ncer de pulm¨®n en los hombres se ha reducido ligeramente en Europa como consecuencia de las campa?as de informaci¨®n en los lugares de trabajo. Sin embargo, estas campa?as no han influido, o muy poco, en las mujeres y los j¨®venes y alarma ver ahora que el consumo de cigarrillos pasa de los hombres a las mujeres y los adolescentes.
El tabaco alcanza a cada vez m¨¢s mujeres, y cada vez m¨¢s j¨®venes: en Francia, el n¨²mero de c¨¢nceres de pulm¨®n en mujeres de entre 35 y 45 a?os se ha multiplicado por cuatro en menos de 15 a?os. Los c¨¢nceres de pulm¨®n afectan a j¨®venes madres de familia en la edad en la que su disponibilidad es esencial para la educaci¨®n y el amor de sus hijos.
Cada vez son m¨¢s los j¨®venes que fuman, y cada vez empiezan a m¨¢s temprana edad. Sabemos que las campa?as de informaci¨®n sobre los da?os que causa el tabaco tienen un efecto muy limitado en su comportamiento. Los j¨®venes son especialmente vulnerables a las campa?as, a menudo insidiosas, de incitaci¨®n al h¨¢bito de fumar orquestadas por la industria del tabaco.
Por el contrario, el miedo a la enfermedad y a la muerte tienen muy poco efecto en esos adolescentes comparado con el brutal impacto que supone ver a todos esos famosos que, sin aparentarlo (aunque a menudo est¨¢n pagados por la industria del tabaco), garantizan una promoci¨®n hip¨®crita del tabaquismo.
Est¨¢ demostrado que fumar joven, antes de los 16 a?os, genera una dependencia r¨¢pidamente instalada y mucho m¨¢s dif¨ªcil de dominar. Fumar en la adolescencia incrementa de forma exponencial el riesgo de desarrollar un c¨¢ncer de pulm¨®n.
Por ¨²ltimo, aunque hasta la d¨¦cada de 1980 el inicio del consumo regular de tabaco aparec¨ªa en el periodo del servicio militar, hoy por hoy, cada vez se ven en las consultas de oncolog¨ªa m¨¢s hombres j¨®venes que empezaron a fumar mucho en su adolescencia.
La mejor forma de combatir el tabaquismo en los j¨®venes consiste en incrementar dr¨¢sticamente el precio de los cigarrillos y dem¨¢s formas de tabaco, asociada, por supuesto, con campa?as de informaci¨®n pertinentes y persuasivas.
A la comunidad m¨¦dica le pasma la prudencia y reserva de los poderes p¨²blicos en materia de precio del tabaco. Incrementar el precio del tabaco es la mejor manera de dar a la lucha contra el tabaquismo la mayor eficacia. Es la mejor manera de disuadir a los j¨®venes.
Uniformizar los impuestos del tabaco en Europa constituir¨ªa un fuerte signo pol¨ªtico de la voluntad com¨²n de mejorar la calidad de vida de nuestras poblaciones y de tener en cuenta el futuro y la salud de nuestros hijos.
Francia acaba de presentar a la Comisi¨®n Europea un memor¨¢ndum a este respecto.
Nosotros, cancer¨®logos de toda Europa, plenamente conscientes de la epidemia que se est¨¢ gestando, instamos solemnemente a todos los gobiernos de Europa a respaldar esta propuesta con determinaci¨®n y sin m¨¢s hipocres¨ªa culpable.
Armonizando el precio del tabaco en el espacio europeo, haciendo disuasivo su acceso aumentando los impuestos y luchando as¨ª con m¨¢s eficacia contra los tr¨¢ficos transfronterizos, Europa tiene una oportunidad hist¨®rica de devolver sentido a sus misiones para que, un d¨ªa, esta enfermedad tan terrible y, sin embargo, tan f¨¢cil de evitar, deje de segar las vidas de nuestros hijos.
Firman conjuntamente este art¨ªculo los cardi¨®logos Thierry Le Chevalier (Francia), Anna Gregor (Escocia), Peter Postmus (Holanda), Peter Harper (Reino Unido), Nicolas Thatcher (Reino Unido), Desmond Carney (Irlanda), Christian Manegold (Alemania), Jean Klastersky (B¨¦lgica), Johan Vansteenkiste (B¨¦lgica), Heine Hansen (Dinamarca), Robert Pirker (Austria), Rolph Stahel (Suiza), Ugo Pastorino (Italia), Giorgio Scagliotti (Italia), Rafael Rosell (Espa?a) y David Khayat (Francia).
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