El territorio: ?Hacia d¨®nde camina el PSOE?
La planificaci¨®n urbana es una conquista social de los gobiernos progresistas para poner coto a los desmanes que supondr¨ªa el manejo incontrolado del territorio. Limitar el derecho de propiedad del suelo, repartir equitativamente cargas y beneficios, reservar una parte de las plusval¨ªas generadas para la comunidad, establecer un marco de seguridad jur¨ªdica, preservar el patrimonio natural y edificado de la especulaci¨®n, son algunos de los componentes de esa conquista.
La experiencia ha venido a demostrar que no siempre las cosas suceden de ese modo. Como dice Fernando Gaja, "lo acaecido en la d¨¦cada de los noventa, el auge de las posiciones neoliberales, ha servido para recordar que existe un planeamiento empresarial, presidido y regido por la maximizaci¨®n del beneficio, y que la Administraci¨®n P¨²blica no siempre act¨²a de ¨¢rbitro, ni de garante de los intereses colectivos
En cuanto a las infraestructuras, tratan de satisfacer el inter¨¦s general y mejorar el capital p¨²blico: conectando territorios, aumentando la accesibilidad f¨ªsica y la dotaci¨®n de recursos energ¨¦ticos o h¨ªdricos. En definitiva, tienen por objetivo mejorar la competitividad territorial en las mejores condiciones de igualdad y m¨ªnimo impacto.
La autonom¨ªa de los planes sectoriales en los ¨²ltimos a?os rompe en buena parte la filosof¨ªa de la planificaci¨®n del territorio: esta ¨²ltima es la que, de manera democr¨¢tica y participativa, marca prioridades y establece el esquema de la estructura del desarrollo del suelo, y no al rev¨¦s.
Pues bien, desde esta sencilla formulaci¨®n reformista, no se entiende la pasi¨®n de algunos partidos socialdem¨®cratas por promocionar desde el gobierno o la oposici¨®n, planes y planes de infraestructuras fuera de escala, creando desequilibrios en lugar de promover la igualdad. El boom hiperdesarrollista del urbanismo de los ¨²ltimos a?os, con la complicidad colonizadora de los excesivos planes de carreteras, o las expectativas creadas por el AVE y los trasvases, no han encontrado en el principal partido de la oposici¨®n un elemento de moderaci¨®n y contrapeso, sino todo lo contrario.
Estos dos ¨²ltimos proyectos, AVE y PHN, la gran apuesta del PP, apenas han merecido ligeras matizaciones de los sectores m¨¢s sensibles -minoritarios, dicho sea de paso- del PSOE. Se trata de dos megaproyectos insostenibles, por argumentos que se han expuesto reiteradamente.
Los gobernantes tienen la obligaci¨®n de resolver los problemas (reales, no inventados) con el menor coste econ¨®mico, social y ambiental posible. Ninguno de los dos grandes proyectos citados, tal como han salido del departamento del se?or Cascos, cumple esos requisitos. En cambio, reciben constantes est¨ªmulos del PSOE para que el Gobierno acelere sus plazos y los dote de m¨¢s presupuesto, en vez de denunciar las graves deficiencias t¨¦cnicas de fondo y plantear sin complejos alternativas m¨¢s racionales. No hay duda de que ¨¦stas existen, con menor coste, mayor eficiencia y plazos m¨¢s cortos de ejecuci¨®n. La mayor¨ªa de los ciudadanos las entienden cuando se les explica.
Si quer¨ªan poner en un aprieto al PP, ?por qu¨¦ no lo hacen planteando la creaci¨®n de un sistema de transporte colectivo defendible, con cobertura a todo el territorio, basado en los modos de menor impacto ambiental? ?Por qu¨¦ no reconocen de una vez que la LRAU del ¨²ltimo gobierno socialista ha puesto en bandeja al PP la herramienta que ha legitimado la oleada de planes urban¨ªsticos que est¨¢n arrasando el pa¨ªs, y proponen por lo tanto su inmediata modificaci¨®n? Por el contrario, las posiciones de algunos ayuntamientos gobernados por los socialistas en esta materia son altamente desconcertantes.
Como lo son las declaraciones de destacados dirigentes del mismo partido a prop¨®sito de la Copa del Am¨¦rica y del impacto que este acontecimiento puede tener sobre Valencia y su entorno. (Por cierto, viendo las fotos del d¨ªa de la elecci¨®n, daba la impresi¨®n de que, a excepci¨®n del Club N¨¢utico de Valencia, todos estaban pensando en cualquier cosa menos en el deporte.)
Pues bien, sin negar la oportunidad que el evento representa, lo preocupante de lo que puede pasar en esta ciudad en los pr¨®ximos a?os viene tanto de la actitud del PP y sus poderes f¨¢cticos aliados, sin la menor intenci¨®n de dialogar sobre el asunto -ya conocemos c¨®mo las gastan- como del espaldarazo que puede proporcionar el PSOE a los grandes proyectos. Gobierno y oposici¨®n son, en un sistema democr¨¢tico, dos piezas necesarias de un mismo mecanismo, que marca el devenir de la acci¨®n pol¨ªtica y del bienestar de los ciudadanos. Independientemente de cu¨¢l sea la opci¨®n individual de ¨¦stos, cabe exigir a cada parte su responsabilidad y su funci¨®n.
Algunos ejemplos recientes, como las opiniones vertidas por el jefe de la oposici¨®n municipal del Ayuntamiento de Valencia, Rafael Rubio, o las enmiendas presentadas por los senadores Lerma y Bru a los presupuestos del Estado no van en la l¨ªnea de "equilibrar el fomento de la actividad econ¨®mica con la calidad ambiental, el patrimonio art¨ªstico y cultural, la infraestructuras sociales y, en definitiva, la calidad de vida", como dice Rubio. ?ste insiste en apoyar "el acceso subterr¨¢neo al puerto por el norte, que sirva tambi¨¦n de cierre a la ronda por el este y tambi¨¦n la conexi¨®n ferroviaria de alta velocidad con Madrid, por Cuenca, y con la frontera francesa". En un art¨ªculo m¨¢s reciente -ver EL PAIS de 16 de diciembre- se muestra m¨¢s preocupado por el impacto que va a tener el evento en los negocios y en la econom¨ªa privada o por la opini¨®n de los visitantes, que en la mejora de la ciudad de todos.
En un art¨ªculo anterior, Rubio propone integrar los poblados mar¨ªtimos y actuaciones para cohesionar los barrios y la ciudad adem¨¢s de "esforzarse en conseguir la excelencia en la prestaci¨®n de servicios de toda ¨ªndole, desde las urgencias hospitalarias hasta la protecci¨®n de las libertades y la seguridad ciudadana, pasando por la puntualidad, frecuencia y capacidad del transporte p¨²blico o cualquier tipo de asistencia y suministro". Pero estas declaraciones gen¨¦ricas, que cualquiera puede suscribir, no se traducen en acciones concretas ni en modificaciones presupuestarias. Entre los barrios que necesitan cohesi¨®n, ninguno como el maltrecho Centro Hist¨®rico. ?O es que piensan taparlo para que no lo vean los visitantes, como propon¨ªa hace unos d¨ªas un vecino de El Carmen?...
Quiz¨¢s por la mala conciencia en la complicidad de su partido con los efectos de las ampliaciones del Puerto, Rubio sugiere que "Nazaret y la Punta requieren una generosa reparaci¨®n por la calidad de vida que perdieron". Nada dice del Cabanyal, cuya preocupaci¨®n vecinal ha despachado la alcaldesa hace unos d¨ªas con un insolente desd¨¦n. ?Es que el PSOE local piensa mirar hacia otro lado si el ayuntamiento decide ir por el camino de en medio, nunca peor dicho?...
Nada me gustar¨ªa tanto como equivocarme en estos malos pensamientos, y creer que, con Copa o sin Copa, esta ciudad consigue lo que se merece: un buen proyecto, un buen gobierno, una buena oposici¨®n, unos ciudadanos exigentes. Poco me importar¨ªa, en este aspecto, qu¨¦ grupo pol¨ªtico se apunte el ¨¦xito.
Joan Olmos es ingeniero de caminos
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