Sexo sin prejuicios
El pionero Instituto Espill cumple 20 a?os dedicados al tratamiento de los problemas psicol¨®gicos y sexuales
Llevan veinte a?os dedicados al sexo. De hecho, es su oficio, su profesi¨®n. Y para llevarlo a cabo crearon el Instituto de Psicolog¨ªa, Sexolog¨ªa y Medicina Espill. Tienen la sede en Valencia, en un peque?o piso de la calle Serpis por donde ha pasado parte de la historia sexual de varias generaciones de la ciudad.
A la cabeza del instituto est¨¢n la psic¨®loga Mar¨ªa P¨¦rez y su marido, el sex¨®logo Juan Jos¨¦ Borr¨¢s. Despu¨¦s de tantos a?os de experiencia, el doctor piensa que la cuesti¨®n fundamental sigue sin solucionarse. Reconoce que ahora hay m¨¢s informaci¨®n, pero detecta una falta de educaci¨®n que hace que muchos problemas se repitan.
Adem¨¢s, en los ¨²ltimos tiempos, el instituto ha tenido que dedicarse a cuestiones m¨¢s arduas como la violencia de g¨¦nero y los abusos infantiles. "Con respecto a la violencia dom¨¦stica hemos creado un programa de intervenci¨®n en colaboraci¨®n con la Consejer¨ªa de Bienestar Social", explica el doctor Borr¨¢s, "en el que huimos tanto del victimismo de las mujeres como de acusar a los hombres. Creemos que la clave est¨¢ en la concordia".
La violencia de g¨¦nero y los abusos infantiles ocupan parte de sus programas
Las estad¨ªsticas de los abusos a menores son alarmantes, seg¨²n el doctor. "Un 20% de los ni?os la sufren. Eso significa que uno de cada cinco la est¨¢ viviendo de una forma u otra. Evidentemente, la severidad no es la misma en todos los casos, y tambi¨¦n habr¨ªa que diferenciar los abusos f¨ªsicos de los ps¨ªquicos, pero los n¨²meros est¨¢n ah¨ª", advierte. Los malos tratos no tienen en cuenta clases ni estatus sociales. Seg¨²n el doctor, que ha trabajado en m¨¢s de 600 casos, no hay profesi¨®n que se libre: "En todas hemos encontrado abusadores. Aqu¨ª s¨ª que desaparece las diferencias de clases", sentencia.
Aqu¨ª se intenta llevar el tema con la mayor discreci¨®n y por supuesto, lo m¨¢s importante, es evitar que los menores se sientan violentos o coaccionados. Para ello han preparado una de las habitaciones del instituto como si fuese una guarder¨ªa, donde los ni?os disponen de sillitas, una peque?a mesa y diferentes juegos para entretenerse.
El sex¨®logo explica el porqu¨¦ de tantas precauciones. "Hay que intentar que el ni?o se sienta lo mejor posible. Que est¨¦ tranquilo y vaya cogiendo confianza. Por eso hemos decidido grabar las historias y evitar que los chavales tengan que recordar constantemente los momentos m¨¢s desagradables. As¨ª el equipo puede trabajar sobre las declaraciones, estudiarlas con detalle y sacar conclusiones".
Y sobre este tema, aclara: "Me gustar¨ªa que la gente supiera que cuando alguien sospeche que un ni?o puede estar sufriendo abusos no es necesaria una denuncia. S¨®lo necesita avisar a la consejer¨ªa o llamar al tel¨¦fono de orientaci¨®n sexual. Nosotros nos encargamos de estudiar el caso".
Borr¨¢s tambi¨¦n quiere remarcar "por si alguien piensa lo contrario", que los malos tratos han existido siempre. "La ventaja es que en los ¨²ltimos a?os empiezan a denunciarse y eso nos deja avanzar en este terreno, pero no es un problema nuevo, ni mucho menos. Lo que ocurre es que antes se ocultaban o se aceptaban como tales", relata.
Otras cuestiones que han observado en los ¨²ltimos tiempos son los cambios en las preocupaciones sexuales, sobre todo en las chicas. "La moda de los cuerpos danone ha influido mucho, sobre todo en j¨®venes con poca autoestima", aclara el doctor, "por eso hemos detectado que hay un 90% que estar¨ªa dispuesta a operarse el pecho. Es muy f¨¢cil influir en ellos y se pueden llegar a cometer muchas barbaridades al respecto".
Sin embargo, entre los chicos siguen siendo importantes los t¨®picos de siempre. Seg¨²n cuenta Borras, los complejos sexuales fundamentales son el pene peque?o y la eyaculaci¨®n precoz. "El tama?o lo ven como una cuesti¨®n de virilidad, de un poder mal entendido, pero ah¨ª sigue. Son problemas f¨¢ciles de solucionar pero si no se hace, pueden influir en las relaciones de pareja y crear muchas inseguridades", diagnostica.
Como igual de inseguros se sienten los adictos al sexo, aunque el doctor est¨¢ convencido de que ¨¦sta es una cuesti¨®n m¨¢s medi¨¢tica que otra cosa. "Num¨¦ricamente no tiene mayor importancia. Lo mismo ocurre con las parafilias, es decir, las perversiones sexuales cl¨¢sicas, como el erotismo, son m¨¢s un juego o una fantas¨ªa, que una cuesti¨®n cl¨ªnica", aclara.
A¨²n as¨ª, la visita al sex¨®logo sigue siendo conflictiva para muchas personas. "A la gente le agobia pensar que el problema es s¨®lo suyo, la sensaci¨®n de anormalidad es brutal. Yo comparo el sexo con la comida. Ahora comienza a existir una cierta cultura culinaria que nos est¨¢ ayudando a saborear y poder disfrutar con m¨¢s intensidad de una buena comida. Con el sexo debe ocurrir lo mismo", compara.
Y para conseguirlo, el doctor tiene una m¨¢xima para su instituto. "La clave esta en la flexibilidad, la tolerancia y el respeto. Creo que hemos avanzado y la mayor¨ªa de la gente disfruta de una vida sexual sana, pero tambi¨¦n pienso que hay muchas cosas que pueden optimizar el placer y que deber¨ªan ejercitarse para conseguir una mayor calidad de vida", indica.
"Todo ello", termina explicando el doctor Borr¨¢s, "nos ayudar¨¢ a vivir mejor y a olvidarnos de cuestiones tan deterministas como la religi¨®n, muy influyente todav¨ªa en nuestro pa¨ªs. De hecho, a los creyentes les resulta muy dif¨ªcil unir el placer con los valores religiosos y no deber¨ªa ser as¨ª. El placer no tiene por que ser sospechoso", concluye.
Una ayuda necesaria
El doctor Juan Jos¨¦ Borr¨¢s y la psic¨®loga Mar¨ªa P¨¦rez crearon el instituto Espill en 1983, cuando el sexo era un tema tab¨². La idea surgi¨® cuando los dos terminaron sus carreras y decidieron crear el centro.
"Era un campo virgen", explica Borr¨¢s, "acab¨¢bamos de salir de una dictadura y cualquier cosa que significara disfrutar estaba prohibida. Adem¨¢s, nosotros pretend¨ªamos crear un centro de formaci¨®n e investigaci¨®n".
Los inicios no fueron f¨¢ciles. No exist¨ªan los planings familiares y ellos ten¨ªan que suplir ese hueco. Entonces los problemas eran m¨¢s de educaci¨®n y planificaci¨®n. La mayor¨ªa de las consultas versaban sobre la p¨ªldora y los m¨¦todos anticonceptivos.
"Parec¨ªamos m¨¢s un centro de orientaci¨®n gratuita que un instituto de investigaci¨®n", define el doctor, y lo ilustra: " Los lunes, cuando lleg¨¢bamos, sab¨ªamos que la mayor¨ªa de las llamadas ser¨ªan para pedirnos ayuda sobre cuestiones tan peregrinas como qu¨¦ hacer si se rompe el cond¨®n o qu¨¦ puede pasar despu¨¦s de mantener relaciones sexuales el fin de semana".
Poco a poco, estos problemas desaparecieron y el instituto comenz¨® a atender otro tipo de necesidades. Les llamaron los colegios para que crearan programas de educaci¨®n sexual para los estudiantes e incluso, para los mismos profesores, ya que muchos de ellos, cuando los ni?os planteaban problemas sobre el sexo, no sab¨ªan c¨®mo responder.
"A¨²n existen muchos profesores con prejuicios e incluso, hay m¨¦dicos que prefieren no hablar con sus pacientes sobre los problemas sexuales porque ni ellos mismos saben c¨®mo enfrentarse al enfermo para hablar de estas cuestiones", matiza.A¨²n as¨ª, con el tiempo el instituto ha podido centrarse m¨¢s en la investigaci¨®n y en la planificaci¨®n de m¨¢sters y cursos como el de sexolog¨ªa y psicoterapia integrada creado conjuntamente a la Universitat de Val¨¨ncia, que ya lleva cuatro ediciones.
Borr¨¢s es presidente del Comit¨¦ de Derechos Sexuales de la Asociaci¨®n Mundial de Sexolog¨ªa (WAS) y ha conseguido que la OMS reconozca la Declaraci¨®n de los Derechos Sexuales, una iniciativa que surgi¨® en Valencia durante la celebraci¨®n del 13? Congreso Mundial de Sexolog¨ªa.
Toda una evoluci¨®n que hace que ambos se sientan satisfechos del esfuerzo realizado y "por las posibilidades de trabajar en equipo".
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