Mercedes Lezcano estrena hoy en Madrid una obra in¨¦dita de Adolfo Marsillach
'Noche de reyes sin Shakespeare' es una reflexi¨®n sobre la sociedad y el oficio de actor
"Ya que, desgraciadamente, ¨¦l no puede dirigir ni interpretar, yo voy a seguir teni¨¦ndolo vivo como autor teatral", asegura Mercedes Lezcano sobre su marido, Adolfo Marsillach, fallecido en enero de 2002. Se lo prometi¨® y en el empe?o est¨¢. Por lo pronto, hoy estrena como directora, por encargo del Centro Dram¨¢tico Nacional, Noche de reyes sin Shakespeare, en el teatro Mar¨ªa Guerrero de Madrid, en cartel hasta el 15 de febrero de 2004, una obra que escribi¨® poco antes de morir. A la espera, tres funciones in¨¦ditas m¨¢s : El saloncito chino, Extra?o anuncio y Se vende ¨¢tico.
Mercedes Lezcano, que hoy tiene 51 a?os, conoci¨® con 20 a Marsillach y desde entonces, "ha sido y es mi vida", confiesa. No aparenta la edad que tiene. "Es que he sido muy feliz", se disculpa. Tiende a hablar de ¨¦l en presente y le encanta ver el nombre de su marido en la prensa, "porque de alguna forma parece que sigue ah¨ª". No tiene inconveniente en que se hagan nuevas versiones de las obras, pero, como le prometi¨®, ser¨¢ ella la que lleve a escena las funciones in¨¦ditas.
Marsillach la ley¨® Noche de reyes sin Shakespeare y eso, piensa, "es suficiente para ser leal a lo que Adolfo quer¨ªa trasmitir". "?La ley¨® muy bien! Es una obra muy sutil que tiene humor, poes¨ªa, dramatismo y mucha reflexi¨®n sobre la sociedad y nuestra profesi¨®n de teatro que es muy cruel, como la vida", explica. "Alberto, el protagonista, empieza a tener problemas de memoria y a pesar de ser un primer¨ªsimo actor eso le va arrinconando en la profesi¨®n y cre¨¢ndole dificultades personales y econ¨®micas. Le ofrecen, y acepta, hacer de rey mago en unos grandes almacenes, algo tremendo. No le queda m¨¢s remedio y, entre risas, el representante dice cosas dur¨ªsimas", cuenta Lezcano. "Una ni?a devuelve a Alberto la ilusi¨®n de vivir. Ve a trav¨¦s de ella la vida de otra manera y ¨¦l la trasmite el mundo po¨¦tico y m¨¢gico del teatro. Se establece entre ellos una relaci¨®n de amor limpia y pura", contin¨²a la directora, cuyo montaje de Danza macabra, de Strindberg, llega a finales de febrero al teatro Alb¨¦niz de Madrid.
Los actores del reparto de esta primera de las obras in¨¦ditas de Marsillach -H¨¦ctor Colom¨¦, Paco Racionero, Arturo Querejeta y Esther Montoro-, salvo la ni?a, Carolina Lapausa, ya hab¨ªan trabajado con el dramaturgo, "lo conoc¨ªan y lo quer¨ªan y eso ha facilitado mucho las cosas", razona. Marsillach, ya enfermo de c¨¢ncer, se reserv¨® el papel de Alberto, que ahora encarna Colom¨¦. "Un mes antes de morir, a lo mejor debido a una cierta mejor¨ªa antes de la muerte que dicen que sucede, se sent¨ªa con m¨¢s fuerza, dentro de su debilidad f¨ªsica, y pens¨® en que yo dirigiese y ¨¦l interpretase", recuerda compungida.
La actriz no lamenta haberse iniciado tarde, en 1999, en la direcci¨®n: "Adolfo s¨®lo pudo ver mi primer espect¨¢culo, y siempre me dijo: 'Ten¨ªas que haber empezado a dirigir hace diez a?os porque es tu camino'. Pero yo creo que no, que uno comienza cuando se siente con fuerzas para ello. A partir de escribir Mujeres, bas¨¢ndome en textos de Merc¨¨ Rododera, pens¨¦: 'Si lo he escrito yo, ?por qu¨¦ no lo voy a dirigir si tengo experiencia como ayudante de direcci¨®n?".
Quiere reivindicar la faceta de autor de su marido, pues en su opini¨®n han sido minusvaloradas unas obras "que ¨¦l escrib¨ªa para jugar". "Yo me bajo en la pr¨®xima... ?Y usted? desde que se estren¨® en 1981 no ha dejado de representarse. Hab¨ªa gente que dec¨ªa que era una obra coyuntural y est¨¢ claro que no. Creo que s¨ª sent¨ªa un cierto dolor por el no reconocimiento aunque no lo mostrara externamente. A ¨¦l lo que m¨¢s le gustaba era escribir y lo hab¨ªa ido delegando porque su faceta de director le llevaba mucho tiempo", contin¨²a.
Tras un par¨¦ntesis, porque ser¨ªa "contraproducente" estrenar las obras in¨¦ditas de forma seguida, pretende llevar a escena El saloncito chino, "una especie de comedia del absurdo con unos personajes muy felinianos". Deja para m¨¢s adelante Extra?o anuncio, de la que se hizo una lectura dramatizada cuando ¨¦l viv¨ªa; y Se vende ¨¢tico, una comedia sobre las relaciones de pareja.
De momento, el primer paso es Noche de reyes sin Shakespeare, una funci¨®n escrita ya en la decadencia vital de su autor, como Alberto, su protagonista: "Sab¨ªa que el futuro no pod¨ªa ser m¨¢s que incierto, porque cuando uno est¨¢ enfermo de c¨¢ncer la vida puede demorar el final pero est¨¢ ah¨ª, a la vuelta de la esquina. Estuvo muy l¨²cido hasta el fin, con humor, muy entero".
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