El dif¨ªcil encaje de Polonia
El rechazo de Varsovia al proyecto de Constituci¨®n genera suspicacias en los pa¨ªses grandes de la Uni¨®n Europea
Polonia recibe el a?o 2004 con una expectaci¨®n agridulce. Entrar¨¢ en la Uni¨®n Europea, pero lo hace temiendo las consecuencias de su significativa contribuci¨®n al fracaso de la conferencia que deb¨ªa haber alumbrado la nueva Constituci¨®n europea. Bruselas tambi¨¦n espera con recelo al mayor de los nuevos socios. Varsovia llega al club con vitola de d¨ªscolo, desconocedor de la cultura del pacto y quiz¨¢ no debidamente preparado para responder al reto que le espera. "No hay duda de que Francia y Alemania castigar¨¢n a Polonia", se oye en Varsovia.
El primer ministro polaco, Leszek Miller, no saldr¨¢ hasta mediados de enero del hospital en que se recupera de la fractura de v¨¦rtebras sufrida en accidente de helic¨®ptero d¨ªas antes de que la Conferencia Intergubernamental (CIG) se reuniera el 12 y el 13 de diciembre en Bruselas para dar los ¨²ltimos retoques a la que iba a ser la primera Carta Magna de la UE. En su hospital recibe visitas oficiales, concede entrevistas y paladea el ¨¦xito del reconocimiento pol¨ªtico interior.
"Polonia en la UE es como un elefante en una cacharrer¨ªa", comentan en Bruselas
"Tememos el dominio de los grandes, de Alemania y Francia", dice el presidente polaco
Dolorido, en silla de ruedas y contra el consejo m¨¦dico, Miller vol¨® a Bruselas con su popularidad bajo m¨ªnimos y una oposici¨®n que afilaba los cuchillos, y volvi¨® a Varsovia para ser recibido en loor de multitud por una Dieta que aprob¨® por 375 votos a 14, su defensa a ultranza del reparto de poder pactado hace tres a?os en Niza, que el borrador constitucional a debate recortaba sustancialmente.
Los 39 millones de polacos que, como los 42,6 millones de espa?oles, hab¨ªan logrado en Niza una capacidad de influencia en la UE equiparable a la de los cuatro grandes (Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, en el caso alem¨¢n con el doble de poblaci¨®n) iban a quedar reducidos a la calidad de pa¨ªs mediano sometido al albur de los designios de otros.
"Yo no querr¨ªa que Polonia perteneciese a una comunidad de pa¨ªses en la que unos tuvieran m¨¢s derechos e influencia que otros", dice Wlodzimierz Cimoszewiz, jefe de la diplomacia polaca. "Niza o muerte", bram¨® antes Jan Rokita, l¨ªder de Plataforma Ciudadana, el partido conservador que hab¨ªa desbancado al desprestigiado Gobierno socialdem¨®crata de la Alianza de Izquierda Democr¨¢tica de Miller.
Hab¨ªa muchas razones por las que Miller no pod¨ªa ceder. Volver derrotado de Bruselas le hubiese resultado pol¨ªticamente letal. Adem¨¢s, la campa?a por el refer¨¦ndum para la adhesi¨®n, holgadamente aprobada en junio por el 77% de los votantes, se hab¨ªa hecho sobre los principios consagrados en Niza, considerados en Varsovia como una reparaci¨®n hist¨®rica y el reconocimiento del derecho polaco a sentarse pr¨¢cticamente como un igual a la mesa de los grandes.
Miller se hab¨ªa paseado por Europa en las semanas previas a la cumbre de Bruselas advirtiendo de que si la CIG aprobaba la Constituci¨®n con la doble mayor¨ªa (las decisiones deber¨¢n ser aprobadas por la mayor¨ªa simple de Estados siempre que cuenten con el 60% de la poblaci¨®n) y tiraba a la papelera el reparto de Niza, "existe el gran riesgo de que no haya ratificaci¨®n en Polonia, ya sea mediante los dos tercios de mayor¨ªa parlamentaria o en refer¨¦ndum". El repudio polaco a una Constituci¨®n aprobada por la CIG hubiese hundido a la UE en una crisis muy grave.
La intransigencia negociadora de Miller fue de la mano de la mostrada por el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, y el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, padrinos del, para ellos, irrenunciable principio de la doble mayor¨ªa. Schr?der atribuir¨ªa la responsabilidad del fracaso de la CIG "a dos pa¨ªses que no quer¨ªan moverse: uno por tradici¨®n y otro por razones de pol¨ªtica interna", en referencia a Espa?a y Polonia. Chirac, que anta?o defendiera el reparto de Niza por conservar la hist¨®rica paridad de Francia con Alemania en la UE, ahora avala la doble mayor¨ªa, que otorga a Berl¨ªn precedencia sobre Par¨ªs. Es un cambio estrat¨¦gico no cre¨ªblemente justificado por el presidente franc¨¦s que algunos analistas s¨®lo se explican por la existencia de alg¨²n importante acuerdo secreto entre Chirac y Schr?der.
Los polacos consideran el no de Miller como un no a la arrogancia del eje franco-alem¨¢n, al que ven deseoso de imponer sus criterios a los dem¨¢s al tiempo que hace caso omiso de las reglas del juego, como se demostr¨® con su burla a las exigencias del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Por no hablar del pretencioso "ocasi¨®n perdida de estar callados" con que Chirac respondi¨® a la carta con que 10 pa¨ªses candidatos y postulantes a la ampliaci¨®n de la UE apoyaban la pol¨ªtica de Estados Unidos ante Irak. Aquella carta sigui¨® en cuesti¨®n de horas a otra firmada por otros ocho jefes de Gobierno, entre ellos Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Miller, que defend¨ªa la misma tesis, en contra de Berl¨ªn y Par¨ªs.
La muy heterog¨¦nea Europa de 25 que nacer¨¢ el 1 de mayo, con una prevista ampliaci¨®n a 27 en enero de 2007, va a ser tan dif¨ªcil de controlar como una camada de gatos. Lo que hasta ahora hab¨ªan sido intentos de profundizar en la identidad pol¨ªtica europea se va a diluir entre pulsiones que prefieren primar la extensi¨®n. "Polonia teme el dominio de los grandes, de Alemania y de Francia", reconoce el presidente polaco, Aleksander Kwasniewski. "Contin¨²a planeando el problema de la desconfianza que en Europa sigue desgraciadamente sin resolver". Etienne Davignon, que fuera vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, habla de los grandes problemas que va a suponer la integraci¨®n de pa¨ªses mucho menos desarrollados, con sensibilidades e intereses estrat¨¦gicos distintos a los de la UE "y sobre todo ajenos a la cultura de negociaci¨®n, di¨¢logo y pacto consustancial a la construcci¨®n europea".
Polonia ha tomado consciente y decididamente la posici¨®n de liderazgo de ese grupo, como reconoce Hubner: "Polonia es un gran pa¨ªs. Vamos a aportar la mitad de la poblaci¨®n de los que se van a integrar en Europa. Deber¨ªamos tener las responsabilidades que conlleva ser un gran pa¨ªs". Rokita, el de "Niza o muerte", es m¨¢s estridente al jalear el fracaso de la CIG: "?ste es un buen estreno en la UE". "Polonia est¨¢ abocada a crear problemas", vaticinaba antes de la cumbre de Bruselas Jakub Boratynski, director de un centro de estudios de Varsovia. Esa capacidad de agitar y la falta de mano izquierda se han puesto repetidamente de manifiesto en las reuniones de las delegaciones polacas con las distintas comisar¨ªas de la UE o con los embajadores de los Quince. Una fuente diplom¨¢tica de uno de los grandes subraya la incomodidad y el cansancio que genera el modo de hacer de los emisarios polacos. "Polonia es como un elefante en una cacharrer¨ªa", dice.
Pese a las cr¨ªticas, Varsovia quiere mostrar cintura. Miller ha declarado que "Polonia puede modificar su razonamiento [ante la Constituci¨®n], pero s¨®lo mediante la argumentaci¨®n, no por amenazas", y Kwasniewski ya ha se?alado que m¨¢s importante que el reparto de poder "es nuestra capacidad para asimilar los fondos comunitarios, el desarrollo de la infraestructura, la eficacia de los gobernantes, la modernizaci¨®n.. Porque si fracasamos en eso, de nada nos servir¨¢n los muchos votos que consigamos, porque nos respetar¨¢n menos".
Ricos y pobres
Una eventual fuente de conflictos de Polonia con la UE son las cl¨¢usulas de salvaguardia que Bruselas pueda aplicar a Varsovia por no estar preparada para sumir las responsabilidades que conlleva ser miembro del club comunitario. En noviembre, un informe expres¨® la "grave preocupaci¨®n" de la Comisi¨®n en varias ¨¢reas, incluidas la agricultura, la veterinaria y los controles fitosanitarios. Tambi¨¦n debe hacer esfuerzos adicionales Polonia en sus controles fronterizos, en la lucha contra la corrupci¨®n y en poner en pie una estructura capaz de administrar los fondos.
En caso de no superar esas y otras numerosas deficiencias, la aplicaci¨®n de las correspondientes cl¨¢usulas de salvaguardia privar¨ªa a Polonia de ingentes privilegios econ¨®micos. El problema de la financiaci¨®n se ve agravado por el deseo de Alemania, Francia y otros cuatro pa¨ªses contribuyentes netos a los fondos de la UE de congelar a partir de 2007 el presupuesto comunitario anual en el 1% del PIB de la UE, los mismos par¨¢metros actuales, pero para una Uni¨®n en la que ya estar¨¢n los 10 pa¨ªses que entrar¨¢n en mayo, con una renta media que hoy es el 47% de los Quince, y los dos de 2007 (Bulgaria y Rumania), que no llegan al 27%. El mismo dinero para repartir entre m¨¢s y m¨¢s pobres.
En Varsovia, la carta de los seis ricos ha sido interpretada como el precio que Berl¨ªn quiere hacer pagar a Polonia por atreverse a decir no a la Constituci¨®n. Al primer ministro, Leszek Miller, hablar de represalias le resulta pol¨ªticamente inconcebible, "porque se agravar¨ªa la crisis de la Uni¨®n y aumentar¨ªa el escepticismo en muchos de los pa¨ªses que van a entrar". Entre ellos el suyo, donde los analistas establecen una relaci¨®n directamente proporcional entre europe¨ªsmo y rapidez y cantidad de los beneficios econ¨®micos que debe reportar la integraci¨®n en la Uni¨®n.
Berl¨ªn muestra al tiempo el palo y la zanahoria. La petici¨®n de control de gastos suscrita por Schr?der ha ido acompa?ada de la mano tendida de su ministro de Exteriores, Joschka Fischer. "Debe producirse una reestructuraci¨®n a favor de los nuevos pa¨ªses", ha declarado a Der Spiegel.
Eso suena a m¨²sica celestial a los polacos, que se aprestan a librar una intensa batalla por los miles de millones de euros de Bruselas. En esa guerra Espa?a es su principal contrincante, aunque lleva las de perder a medio plazo. Su saldo neto de 8.800 millones de euros en 2002 se va a ver muy perjudicado por el efecto estad¨ªstico que supondr¨¢ el aluvi¨®n de pa¨ªses pobres, que incrementar¨¢n la renta media espa?ola relativa en la nueva UE y le har¨¢n perder ayudas de fondos estructurales y de cohesi¨®n.
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