Inocentes
El d¨ªa de los Santos Inocentes es la culminaci¨®n de una larga sucesi¨®n de inocentadas. Suele estar marcado por bromas medi¨¢ticas y alguna que otra perrer¨ªa amparada por la discutible benevolencia del calendario. La tradici¨®n de incluir noticias falsas en peri¨®dicos, emisoras de radio y programas de televisi¨®n, no obstante, no vive su mejor momento. Por un lado, ciertas empresas consideran fr¨ªvolo caer en estos divertimentos. Por otro, la tradici¨®n es v¨ªctima del m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. La prensa deportiva, por ejemplo, no perder¨¢ la ocasi¨®n de publicar algunos rumores falsos, que el lector buscar¨¢ con lupa, intuyendo detr¨¢s de qu¨¦ titular se esconde el cachondeo, aunque sin grandes posibilidades de distinguirlos de los rumores habituales. Porque si recordamos todo lo que ha ocurrido en 2003, resulta dif¨ªcil diferenciar la broma de lo serio, lo falso de lo aut¨¦ntico. Por extravagante que sea el ¨¢mbito de observaci¨®n elegido, casi todas las noticias que nos rodean podr¨ªan ser producto de la patol¨®gica imaginaci¨®n de un inocent¨®filo.
Si te ci?es a la informaci¨®n econ¨®mica, por ejemplo, descubres que el d¨®lar baja y que el euro sigue imparable en su revalorizaci¨®n. ?Podr¨ªa ser una inocentada? Perfectamente. En el ¨¢mbito de la pol¨ªtica internacional, las cosas no son menos confusas, y la frontera entre lo posible y lo c¨®mico se diluye con enorme facilidad. "Sadam Husein, detenido en un zulo mientras intentaba leer a Dostoievski". Si un redactor propusiera este titular a su director como prototipo de inocentada para un d¨ªa como hoy, le recordar¨ªan que lo importante es respetar los l¨ªmites de la verosimilitud, incluso en un g¨¦nero tan poco relevante en la historia del periodismo como el de la noticia-broma. Ya no digamos si, hace tan s¨®lo un a?o, alguien hubiera sugerido que ser¨ªa divertido especular sobre la posibilidad de que el l¨ªder de Elefant Blau, el joven e impulsivo Joan Laporta, acabar¨ªa siendo el presidente del Bar?a. Y no de cualquier manera: votado por una multitud de socios ¨¢vidos de cambio, responsable de una pol¨ªtica que incluye la restituci¨®n de Johan Cruyff no s¨®lo como s¨ªmbolo, sino como confesor y con unos resultados deportivos m¨¢s que mediocres por ahora. Si cualquiera de nosotros hubiera insinuado semejante hip¨®tesis durante una lluvia de disparates de cara al d¨ªa de los Santos Inocentes, nuestro director habr¨ªa puesto en duda nuestro equilibrio mental.
Pero all¨ª donde la inocentada alcanza su dimensi¨®n m¨¢s espectacular es en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica catalana. Situ¨¦monos el a?o pasado e imaginemos que, el 28 de diciembre, pero de 2002, alguien sugiere la siguiente inocentada: Pujol se retira, Mas intenta sucederle y, pese a ser el candidato que gana las elecciones, es desbancado por la suma de fuerzas pol¨ªticas de izquierdas. El nuevo tripartito, encabezado por Pasqual Maragall, presidente; Josep Llu¨ªs Carod-Rovira, conseller en cap sin carnet de conducir, y Joan Saura, consejero de Relaciones Institucionales usuario del metro, protagoniza una serie de actos de celebraci¨®n. En uno de ellos, el invitado Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero sale a saludar al balc¨®n de la Generalitat como Amunike en sus mejores tiempos (con la diferencia de que cuando sal¨ªa Amunike nadie pon¨ªa el grito en el cielo y ahora s¨ª). El pacto, que incluye la necesaria ceremonia del reparto de cargos, se traduce en decisiones inmediatas y en una n¨®mina de consejeros con prestigioso curr¨ªculo (algunos) y experiencia en la Administraci¨®n (otros). Destaca, por lo simb¨®lico y delicado de su cometido, el Departamento de Cultura, en manos de una profesional de la dermatolog¨ªa rama ven¨¦reas (?ser¨¢ la cultura una enfermedad de transmisi¨®n sexual?). Me imagino la cara del director en el consejo de redacci¨®n cuando esta supuesta inocentada se situara en un contexto disparatado en el que el pr¨ªncipe Felipe, pongamos, anunciase su pr¨®xima boda con una presentadora divorciada del Telediario de TVE. ?Qu¨¦ qu¨¦ opina su suegro, el Rey? Bastante trabajo tiene, el pobre. Seg¨²n rumores transmitidos por el presidente republicano e independentista del Parlament, el Monarca no tiene mucha simpat¨ªa por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que ha cumplido con su palabra de abandonar el cargo pese a que, antes de marcharse, ha decidido visitar a las tropas espa?olas que, en Irak, intentan restituir una discutible legalidad internacional. ?Qu¨¦ demonios hacen all¨ª? Casi se me olvida: hemos estado en guerra con Irak.
Como ven, cualquiera de las inocentadas que hoy intenten abrirse un hueco en la selva informativa lo tendr¨¢ crudo para brillar con luz propia. Celebremos, pues, el esp¨ªritu de la inocentada como el retrato m¨¢s aproximado de esta ¨¦poca. Y para no desentonar con el desquiciamiento general, rematemos la jugada con un deseo temerario, tragic¨®mico, inocente y que, dadas las circunstancias, parece una broma: feliz a?o nuevo.
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