Soliloquio del Ciudad Real

Como la Brigada Ligera, el destello del Portland dur¨® unos minutos apenas. El tiempo que le llev¨® lanzar la carga conque abri¨® la semifinal. Un ataque intimidatorio que se fren¨® en seco cuando el Ciudad Real mostr¨® sus fundamentos: Hombrados, un portero en vena -par¨® el 70 por cien de los tiros-, Sujshebaev, Zaky y Dinart. Demasiado arsenal.

Pasados los primeros diez minutos de perplejidad, el partido fue el soliloquio del Ciudad Real. Los manchegos disponen en abundancia de recursos para dominar en todas las fases, como prueba la profundidad del banquillo, que siempre respondi¨® con ¨¦xito. Pajovic y Urios son un ejemplo. Al decir del seleccionador espa?ol, C¨¦sar Arguil¨¦s, en EFE, "el Barcelona y el Ciudad Real forman un un duopolio".

Se dir¨ªa que los jugadores del Portland salieron a la cancha sin reconocer que pisaban territorio comanche. Como si vislumbraran horizontes de promisi¨®n. No hab¨ªa m¨¢s que ver la pose desafiante de su portero, el cubano Vladimir Rivero, con qu¨¦ ¨ªmpetu penetraba Garralda, c¨®mo repart¨ªa juego Richardson. Atacaron con fluidez y lograron un parcial de 0-3. Hasta que Dinart se cruz¨® en el camino de Garralda dej¨¢ndole una rodilla por delante. Garralda se retir¨® cojo y cuando volvi¨® lo hizo apocado, protestando ante el central del Ciudad Real que le miraba con desd¨¦n, como dici¨¦ndole: "?Y t¨² de qu¨¦ me hablas?".