Nagore funde a Tit¨ªn III
El pelotari navarro exhibe todo su repertorio y consigue (22-15) su tercer t¨ªtulo del Cuatro y medio
Estaban el rey y el pr¨ªncipe destronado en el front¨®n Ogueta de Vitoria. El rey, Tit¨ªn III, aunque no hab¨ªa conseguido jam¨¢s reinar, gozaba de una competici¨®n a su medida, el Cuatro y medio, la alegr¨ªa, la vivacidad, el ingenio, el atrevimiento; el pr¨ªncipe destronado, Nagore, ven¨ªa con dos mandatos a su cargo (1995 y 1998), pero tras pasar un calvario cuando hace ocho meses parec¨ªa acabado, sin empresa, ninguneado por todos, condenado a priori al exilio de las competiciones menores.
Y sali¨® el partido, el partidazo del pr¨ªncipe que casi todo lo hizo bien, con una zurda poderosa, implacable, y con un arsenal de ingenio que acab¨® por confundir a Tit¨ªn (22-15), el presunto rey, desconcertado con el repertorio de Nagore. El navarro utiliz¨® todas las artes de la pelota. Ni siquiera explot¨® el saque, su arte de magia, (tres tantos), a la vista de su poder¨ªo para combinar la potencia con la zurda para superar a Tit¨ªn en el peloteo, la volea para llevarle a los pies del p¨²blico en la primera fila y la dejada para resolver los momentos complejos, insolentes.
El caso es que Tit¨ªn arranc¨® el partido en su papel de favorito, alcanzando un 6-2, jugando de aire, de volea, midiendo las distancias y la chapa con habilidad de estilista. Parec¨ªa, por momentos, que Nagore pod¨ªa sucumbir al habitual arsenal del riojano a poco que mida los mil¨ªmetros que separan la chapa de la pared.
Ni siquiera el saque salvaba a Nagore, porque Tit¨ªn restaba con solvencia, con menos apuros de los esperados. El partido ya apuntaba detalles de calidad. El 3-2 que obtuvo Tit¨ªn fue un canto a la vivacidad, a la t¨¦cnica y a las buenas piernas: una dejada de Nagore fue respondida por Tit¨ªn desde el suelo, en el ancho, con una pelota cruzada inveros¨ªmil.
El juego era vibrante, incalculable, equilibrado poco a poco, hasta que Nagore ajust¨® la zurda en la misma medida que Tit¨ªn la perdi¨®. La reacci¨®n de Nagore fue espectacular. Del 8-7 pas¨® a un 9-19 en un santiam¨¦n. Apenas tuvo que encomendarse al saque, lo suyo fue la combinaci¨®n de valores: una pegada poderosa, sobre todo con la zurda, una volea implacable, un repertorio de dejadas que acabaron por confundir a Tit¨ªn, incapaz de imponer su juego, siempre a merced del poder¨ªo de su oponente.
Poco le importaba a Nagore cometer tres faltas de pasa en el partido, por su ¨ªmpetu peloteador. Su ventaja se antojaba insalvable para cualquier pelotari. Y en esto volvi¨® Tit¨ªn. El de Tricio tiene virtudes y defectos, pero entre los segundos no figura el abatimiento. Un fallo de Nagore (de los pocos que cometi¨®) le meti¨® en el partido y con 10-19 habilit¨® una remontada que trat¨¢ndose del riojano no se sab¨ªa donde pod¨ªa acabar. Tit¨ªn ya hab¨ªa vivido con Retegui, en la memorable final de 1997 una remontada impensable, as¨ª que... se fue hasta un 14-19, gracias un precioso tanto de ambos, pleno de inteligencia y osad¨ªa.
Hasta ah¨ª lleg¨® Tit¨ªn. Ah¨ª gast¨® su ¨²ltima bala. Su zurda renque¨® en la misma medida que crec¨ªa la de Nagore y, salvo un pasa del navarro, el ¨²ltimo tramo fue un final anunciado, concluido de la peor manera posible, con un fallo de Tit¨ªn ya entregado a su suerte y confundido.
Por alguna extra?a raz¨®n, a Tit¨ªn se le niegan las finales. Un competidor nato, incapaz de entregar cualquier partido, ajeno a la relajaci¨®n, no acaba de cogerle el pulso a los momentos solemnes. Nagore, por el contrario, aquilat¨® su vertiente guerrillera, esa que la ha llevado a tres t¨ªtulos del Cuatro y medio y a otras dos finales, convirti¨¦ndole en el especialista natural incluso en los peores momentos. Nadie apostaba por ¨¦l hace ocho meses, nadie apostaba ayer de salida ante el rey de la alegr¨ªa. Y sin embargo gan¨® con todas las virtudes de los grandes campeones.
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