Producir m¨¢s bienes con menos trabajadores
Seg¨²n un informe recientemente publicado, el desempleo en Espa?a alcanza ahora el 11,2%, el m¨¢s alto de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea y sin indicios de recuperaci¨®n inminente. ?ltimamente se ha puesto de moda en Europa culpar del desempleo a las empresas que han trasladado sus centros de producci¨®n a Asia, y especialmente a China. Es verdad que la econom¨ªa china de manufacturas est¨¢ floreciendo, pero ?significa esto que China tiene la culpa de la agravaci¨®n del desempleo en Espa?a y el resto de Europa? No necesariamente. Aunque China produce y exporta un porcentaje mucho mayor de mercanc¨ªas manufacturadas, un nuevo estudio de Alliance Capital Management descubri¨® que los empleos en las f¨¢bricas estaban siendo eliminados en China con m¨¢s rapidez que en ning¨²n otro pa¨ªs. Entre 1995 y 2002, China perdi¨® m¨¢s de 15 millones de puestos de trabajo en f¨¢bricas, el 15% de su poblaci¨®n activa en manufacturas. Pero no acaban aqu¨ª las malas noticias. Seg¨²n el citado estudio, entre 1995 y 2002 fueron eliminados 31 millones de puestos de trabajo en f¨¢bricas en las 20 econom¨ªas m¨¢s fuertes del mundo. El empleo en las f¨¢bricas se ha reducido todos los a?os en todas las regiones del planeta durante los ¨²ltimos siete a?os. La reducci¨®n del empleo se produjo durante un periodo en el que la producci¨®n industrial global se increment¨® en m¨¢s del 30%. Los empleos en f¨¢bricas cayeron m¨¢s del 11% en todo el mundo.
Si el ¨ªndice de descenso actual se mantiene -y es m¨¢s que probable que se acelere-, el empleo en f¨¢bricas disminuir¨¢ desde los 164 millones de puestos de trabajo actuales a unos pocos millones de empleos en 2040, finalizando as¨ª en todo el mundo la era del empleo en la fabricaci¨®n masiva. Los sectores administrativo y de servicios est¨¢n experimentando p¨¦rdidas semejantes de puestos de trabajo conforme las tecnolog¨ªas inteligentes reemplazan a un n¨²mero cada vez mayor de trabajadores. La banca, las empresas de seguros y los sectores de venta al por mayor y al por menor est¨¢n introduciendo tecnolog¨ªas inteligentes en todos los aspectos de su operaci¨®n y eliminando r¨¢pidamente en este proceso a personal de apoyo. Los observadores de la industria prev¨¦n que el declive de los puestos de trabajo de oficina oscurezca el de los empleos en f¨¢bricas a lo largo de las cuatro pr¨®ximas d¨¦cadas, a medida que empresas, industrias enteras y la econom¨ªa mundial se van conectando a una red neuronal global.
?Por qu¨¦ est¨¢n desapareciendo tantos puestos de trabajo? Los espectaculares incrementos en la productividad han permitido a las empresas producir muchos m¨¢s bienes y servicios con muchos menos empleados. La antigua l¨®gica de que las mejoras en tecnolog¨ªa y los avances en productividad destruir¨ªan puestos de trabajo, pero crear¨ªan otros tantos nuevos empleos, ha dejado de ser cierta. EE UU disfruta del incremento m¨¢s acusado en su productividad desde 1950. En el ¨²ltimo trimestre, la productividad subi¨® hasta la sorprendente tasa del 9,4% y, sin embargo, el desempleo segu¨ªa igual de alto. Siempre se hab¨ªa contemplado a la productividad como el motor para la creaci¨®n de empleo y prosperidad. Los economistas han argumentado durante mucho tiempo que la productividad permite a las empresas producir m¨¢s bienes y servicios con menores costes. Los bienes y servicios m¨¢s baratos estimulan a su vez la demanda. El incremento en la demanda lleva a m¨¢s producci¨®n y servicios y mayor productividad que, a su vez, incrementa m¨¢s a¨²n la demanda, en un ciclo interminable. As¨ª pues, incluso si las innovaciones tecnol¨®gicas dejan a algunas personas sin empleo a corto plazo, el aumento de la demanda de productos y servicios m¨¢s baratos garantizar¨¢ que se siga contratando a gente para cubrir el incremento de la producci¨®n. E incluso si los avances tecnol¨®gicos tuvieran como consecuencia despidos masivos, al final, el n¨²mero de desempleados se hinchar¨¢, haciendo que los sueldos bajen hasta el punto de que sea m¨¢s barato volver a contratar a los trabajadores que invertir en tecnolog¨ªa para ahorrar empleo.
El problema es que esta s¨®lida base de la teor¨ªa econ¨®mica capitalista ya no parece seguir siendo v¨¢lida. La productividad est¨¢ aumentando con rapidez en EE UU y en todo el mundo, y con cada incremento se despide a m¨¢s trabajadores. Seg¨²n un informe reci¨¦n publicado sobre la productividad en las 100 mayores empresas de Estados Unidos, s¨®lo hacen falta nueve trabajadores para producir lo que hac¨ªan diez empleados en marzo de 2001. En resumidas cuentas, dice Richard D. Rippe, principal economista de Prudential Securities, "podemos producir m¨¢s sin aumentar el n¨²mero de trabajadores". La mejor forma de hacerse una idea de la enormidad de este cambio en el trabajo en las f¨¢bricas es centrarse en una sola industria. La industria del acero en Estados Unidos es un ejemplo t¨ªpico de la transici¨®n que est¨¢ teniendo lugar. En los ¨²ltimos 20 a?os, la producci¨®n de acero estadounidense aument¨® de 75 millones de toneladas a 102 millones de toneladas. En el mismo periodo, de 1982 a 2002, el n¨²mero de trabajadores de la siderurgia en EE UU se redujo de 289.000 a 74.000. Los fabricantes de acero estadounidenses, como todos los fabricantes del mundo, est¨¢n produciendo m¨¢s con menos trabajadores gracias a los espectaculares aumentos de la productividad. "Incluso si la fabricaci¨®n se mantuviera en su aportaci¨®n al PNB", dice el economista de la Universidad de Michigan Donald Grimes, "lo m¨¢s probable es que sigamos perdiendo puestos de trabajo a causa del incremento de la productividad". Grimes se lamenta de que no se pueda hacer gran cosa al respecto: "Es como intentar nadar a contracorriente".
Y aqu¨ª est¨¢ la adivinanza. Si los espectaculares avances en la productividad, en forma de tecnolog¨ªa m¨¢s barata y eficiente y mejores m¨¦todos para la organizaci¨®n del trabajo, pueden reemplazar cada vez m¨¢s la mano de obra humana, dando como resultado que sean cada vez m¨¢s los trabajadores que dejan de formar parte de la poblaci¨®n activa, ?de
d¨®nde provendr¨¢ la demanda de consumo para comprar todos los nuevos productos y servicios futuros que estar¨¢n disponibles gracias al aumento de la productividad? Nos vemos forzados a afrontar una contradicci¨®n intr¨ªnseca de nuestra econom¨ªa de mercado que ha estado presente desde los comienzos, pero que s¨®lo ahora est¨¢ empezando a ser irreconciliable. El capitalismo de mercado est¨¢ edificado, en gran parte, sobre la l¨®gica de reducir los costes de entrada, incluyendo el coste de la mano de obra, para aumentar los m¨¢rgenes de beneficio. Siempre hay una b¨²squeda para hallar tecnolog¨ªas m¨¢s baratas y eficientes que reduzcan los salarios o eliminen completamente la mano de obra humana. Ahora, las nuevas tecnolog¨ªas inteligentes pueden reemplazar mucho trabajo humano, tanto f¨ªsico como mental. Aunque la introducci¨®n de tecnolog¨ªas que ahorran tiempo y mano de obra ha incrementado considerablemente la productividad, ha sido a expensas de que un n¨²mero cada vez mayor de trabajadores hayan sido marginados al empleo a tiempo parcial, o se les haya entregado el finiquito. Sin embargo, el hecho de que la poblaci¨®n activa haya encogido significa disminuci¨®n de ingresos, reducci¨®n de la demanda de consumo, y una econom¨ªa incapaz de crecer. ?sta es la nueva realidad estructural que los l¨ªderes del gobierno y la patronal, as¨ª como muchos economistas, se resisten a reconocer.
Jeremy Rifkin es autor de El fin del trabajo. Nuevas tecnolog¨ªas contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era. Traducci¨®n de News Clips. ? Jeremy Rifkin, 2003.
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