Jaime de Pini¨¦s, un primer espada
Conoc¨ª a Jaime de Pini¨¦s pr¨¢cticamente el d¨ªa de mi boda en la que, por una curiosa carambola, fue padrino. Nadie de mi familia hab¨ªa podido acudir a Connecticut para asistir al matrimonio y, novillero diplom¨¢tico yo, ofrec¨ª al famoso embajador que me apadrinara. En el festejo, Pini¨¦s "acab¨® con el cuadro" entre los dos centenares de americanos y rusos trasterrados invitados. Improvis¨® un discurso que humedeci¨® los ojos de varios asistentes, asombr¨® a mi suegro con descripciones de hechos de la Segunda Guerra Mundial en que ¨¦ste hab¨ªa participado, hechiz¨® a la media docena de se?oras con las que bail¨®, hizo, en una peque?a tertulia, unos atinados comentarios sobre la proyecci¨®n de Estados Unidos, brome¨®... A¨²n ahora oigo en el menguante c¨ªrculo de mis suegros: "What a gentleman that Spanish Ambassador".
Mi "padrino" hizo historia asimismo en las Naciones Unidas. No ya porque ha sido uno de los diplom¨¢ticos m¨¢s longevos de la Organizaci¨®n toda vez que entre unas cosas y otras, secretario-guripa, representante Adjunto y representante permanente, Pini¨¦s dej¨® unos treinta a?os de su vida profesional en la ONU. Lo importante es que, por su personalidad y simpat¨ªa, se convirti¨® en una instituci¨®n en el edificio de cristal.
Conocedor de todos sus vericuetos jur¨ªdicos, muy h¨¢bil en el cuerpo a cuerpo, el diplom¨¢tico madrile?o-aragon¨¦s supo anudar inapreciables amistades personales entre las diversas tribus de la ONU, lo que le dar¨ªa importantes r¨¦ditos en esta votaci¨®n o en aquella negociaci¨®n. Fue amigo de varios secretarios generales y es a¨²n recordado por los guardias o conserjes veteranos. Su residencia, y ah¨ª le aport¨® una significativa ayuda su mujer Luz, una chilena guapa y animosa, abri¨® las puertas con frecuencia para cenas, c¨®cteles, etc... que en la diplomacia multinacional pueden ser enormemente tediosos, aseguro que lo son, pero en los que se cuecen y mastican m¨¢s cosas de las que el profano cree.
Jaime de Pini¨¦s lleg¨® a la ONU en 1956, a las pocos meses de nuestra entrada en la Organizaci¨®n. Es sabido que la dictadura de Franco hab¨ªa visto vetada su admisi¨®n por aquel gran dem¨®crata que fue Stal¨ªn. En 1955, entrar¨ªamos tras un acuerdo entre Estados Unidos y la URSS, "yo admito a los tuyos, t¨² dejas entrar a los m¨ªos". Nuestro futuro embajador se enamor¨® de la Organizaci¨®n. Vivi¨® en ella de cerca acontecimientos punteros del siglo XX: conflicto de Suez, invasi¨®n sovi¨¦tica de Hungr¨ªa, episodio de la Bah¨ªa de los Cochinos, asesinato de Kennedy, Malvinas... Su foto aparecer¨ªa en la prensa de todo el mundo cuando nuestro representante se las tuvo tiesas, antes y despu¨¦s de los zapatazos, al entonces temible Jruschov.
El reinado de Jaime de Pini¨¦s en la ONU vi¨® a Espa?a sentarse dos veces en el Consejo de Seguridad, el Olimpo de la ONU, una de ellas gracias al arrojo y a la mano izquierda del diplom¨¢tico. Se despidi¨® -a tal diplom¨¢tico, a tal honor- con salida por la puerta grande: presidi¨® la Asamblea General de la ONU en su XL aniversario, una distinci¨®n a t¨ªtulo personal de inusitada importancia. Cordial, profesional, "entrador", Pini¨¦s vivi¨® profundamente la ONU en la que defendi¨® con pasi¨®n y tacto los intereses que le confiaron los gobiernos espa?oles. Descanse en paz.
[Jaime de Pini¨¦s Rubio falleci¨® el 29 de diciembre en Madrid. Pini¨¦s, nacido en 1917, fue representante permanente de Espa?a en la ONU, embajador en el Reino Unido y secretario general adjunto de la ONU].
Inocencio F. Arias es embajador de Espa?a en la ONU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.