Epifan¨ªa
Durante estas Navidades, la prensa ha desgranado las primeras filtraciones del futuro programa electoral socialista. Y la impresi¨®n intuitiva que se desprende del listado de promesas es que nos hallamos ante una especie de doble carta a los Reyes Magos. Ante todo, una carta que los socialistas escriben a sus majestades, los electores soberanos, pidi¨¦ndoles que se dignen concederles su merecido regreso al poder. Pero tambi¨¦n parece una carta a los Reyes, porque su factura es la de un listado de deseos gratuitos que los ni?os esperan de la magnanimidad de los Magos. Lo cual es l¨®gico, dada la tendencia de los pol¨ªticos a considerar a sus votantes como menores de edad a los que seducir con ofertas electorales sufragadas por el pap¨¢ Estado. De ah¨ª que baste con preguntar a cada colectivo qu¨¦ es lo que demanda del Estado providencia para poder redactar la carta del men¨² electoral.
El programa filtrado parece estructurado en tres grandes ¨¢reas. Ante todo las cuestiones de Estado -pol¨ªticas exterior y auton¨®mica-, tan gravemente deterioradas por la segunda ejecutoria de Aznar que exigen un cambio radical simbolizado por la reforma del Senado. Despu¨¦s, la imprescindible reconversi¨®n institucional, necesaria para recuperar la calidad de nuestra democracia. En este segundo punto destacan elementos cruciales como el del sistema electoral, para el que se propone una t¨ªmida reforma -el desbloqueo de las listas-, pero que no llega a tocar su defecto esencial, que es su car¨¢cter mayoritario con sobrerrepresentaci¨®n de los distritos rurales en detrimento de los m¨¢s urbanizados. De ah¨ª que partidos minoritarios como IU se hayan quejado con raz¨®n, pues la reforma propuesta les seguir¨ªa discriminando. ?Por qu¨¦ no avanzar hacia una mayor proporcionalidad, una vez que el Senado se convierta en C¨¢mara de representaci¨®n territorial?
Tambi¨¦n se ofrece reformar la financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos, causa ¨²ltima del asfixiante clima de corrupci¨®n, para lo que se propone prohibir toda financiaci¨®n privada -algo discutible- y penalizar por fin las infracciones, pero dej¨¢ndolo al cuidado de un Tribunal de Cuentas hoy por hoy carente de verdadera independencia arbitral. Aqu¨ª es donde m¨¢s se echan en falta las verdaderas reformas institucionales que necesita nuestro sistema pol¨ªtico, cr¨®nicamente aquejado de una grav¨ªsima falta de aut¨¦ntica independencia de las autoridades de control regulador -como el sistema judicial y las dem¨¢s agencias especializadas-. Pues, si bien propone reformar el Ministerio Fiscal, el programa del PSOE parece ignorar esta decisiva cuesti¨®n.
Queda la tercera dimensi¨®n program¨¢tica, centrada en la universalizaci¨®n de los llamados nuevos derechos de ciudadan¨ªa. En l¨ªnea con la no-dominaci¨®n de Petit, se pretende proteger a las diversas categor¨ªas ciudadanas objetivamente discriminadas: las cinco emes de mujeres, menores, mayores, migrantes y minor¨ªas (ya sean minor¨ªas sexuales, culturales o discapacitadas). Y en este campo aparecen dos ofertas estelares. De un lado se apuesta por la paridad de g¨¦nero impuesta por decreto, lo que resulta pol¨¦mico. ?Por qu¨¦ no proponer tambi¨¦n la paridad por edades, dado que la discriminaci¨®n por raz¨®n de edad es tan grave como la discriminaci¨®n por raz¨®n de g¨¦nero?
La otra oferta, todav¨ªa m¨¢s pol¨¦mica, es la extensi¨®n de los derechos matrimoniales -como el de viudedad- a las parejas de hecho. Lo cual ha indignado a ministros y arzobispos, que alertan contra la amortizaci¨®n de la poblaci¨®n activa -aunque esto pase tanto con amas de casa como con eclesi¨¢sticos-. Pero, en lugar de extender a todos el derecho a ser consorte dependiente, lo que habr¨ªa de hacerse es abolir todo residuo de privilegio matrimonial -como ya sucede en Escandinavia-, pues, si hay que proteger a las mujeres, es por s¨ª mismas, y no por ser esposas o viudas de alguien: los derechos son inherentes a las personas, sin que puedan derivarse de sus parejas formales. Es en esta oferta demag¨®gica y en el fondo patriarcalista donde m¨¢s se deja traslucir el car¨¢cter antes aludido de carta electoral a los Reyes Magos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.