La sorpresa Lula
En el a?o que lleva como presidente de Brasil, Lula ha sorprendido a propios y a extra?os. A¨²n est¨¢ intentando conciliar ortodoxia econ¨®mica y justicia social, y a la vez reconciliar a Am¨¦rica Latina consigo misma, especialmente al promover un acuerdo estrat¨¦gico con la Argentina de Kichner, y de Mercosur con el Pacto Andino, para preservar y aumentar un margen de autonom¨ªa frente a un Estados Unidos que tampoco presta gran atenci¨®n a la regi¨®n.
Su gesti¨®n les ha quitado toda raz¨®n a los agoreros que antes de las presidenciales filtraban irresponsables lul¨®metros que pretend¨ªan medir la distancia a la insolvencia de ese pa¨ªs a medida que las encuestas vaticinaban el triunfo del candidato del Partido de los Trabajadores. A los propios tambi¨¦n les est¨¢ sorprendiendo, en la medida en que ha dado prioridad a la conducci¨®n ortodoxa de la pol¨ªtica econ¨®mica frente a decisiones aparentemente m¨¢s populares. As¨ª, la aplicaci¨®n de unas pol¨ªticas fiscal y monetaria estrictas ha permitido reducir significativamente la inflaci¨®n, la prima de riesgo del pa¨ªs y, en consecuencia, contribuir a la buena evoluci¨®n de los mercados financieros. Notable ha sido el esfuerzo por reducir determinadas partidas de gasto considerado social (reformas en las prestaciones de la seguridad social de los funcionarios, sin ir m¨¢s lejos) con el fin de sanear las finanzas p¨²blicas.
La contrapartida menos favorable de esa prudente orientaci¨®n en este primer a?o ha sido un menor crecimiento econ¨®mico provocado por esas medidas de austeridad y, en consecuencia, el mantenimiento del desempleo en niveles relativamente elevados. Prometi¨® diez millones de nuevos puestos de trabajo en cuatro a?os, y en el primero de su mandato los resultados no han sido coherentes con ese prop¨®sito. S¨®lo en la gradual recuperaci¨®n de los salarios reales, en la disposici¨®n de un mayor poder adquisitivo, y en el correspondiente descenso de los tipos de inter¨¦s, se empieza a percibir las ventajas de esa pol¨ªtica que, de no encontrar obst¨¢culos sociales de mayor consideraci¨®n, permitir¨¢ un mayor crecimiento de la econom¨ªa en el pr¨®ximo a?o.
Mientras tanto, Lula habr¨¢ hecho una contribuci¨®n pol¨ªtica no menos inestimable que la de poner orden en la econom¨ªa: ahuyentar los fantasmas que consideraban a la izquierda en Am¨¦rica Latina incapaz de conducir lo que durante varias d¨¦cadas fueron incapaces de conseguir gobiernos aparentemente m¨¢s moderados y homologables. Razones no faltan, por tanto, para que la comunidad internacional no regatee esfuerzos que contribuyan a garantizar la viabilidad de lo que hasta ahora es un experimento pol¨ªtico sin precedentes.
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