Deseable y posible

Despu¨¦s de mucho escudri?ar y pensar en lo que puede ser posible, me viene a la memoria, como una flecha, la definici¨®n de Direcci¨®n que dice: "Imaginar lo deseable y hacer que lo deseable sea posible". Su autor es Miguel S¨¢nchez Montes de Oca, que anda ahora, entre otras cosas, asesorando a la CEA en materia internacional. El recuerdo de este pr¨®cer de los Estudios Universitarios en Ciencias Empresariales en Espa?a me suscita siempre mensajes positivos. Este pa¨ªs, Andaluc¨ªa y Sevilla le deben a Miguel un gran capital, en la incorporaci¨®n de las Ciencias Empresariales al mundo universitario.

Presumo que si se fuera objetivo respecto de Miguel, su constancia, capacidad de negociaci¨®n y visi¨®n, as¨ª como, de las circunstancias que concurrieron en aquellos momentos predemocr¨¢ticos, desde aquel IUCE (Instituto Universitario de Ciencias de la Empresa de la FFCC de Derecho de la Hispalense), al que estaban vinculados, hombres y catedr¨¢ticos ilustres del pa¨ªs (dos ministros, un presidente del Tribunal Constitucional, un presidente del Parlamento andaluz, diputados, eurodiputado, comisario de la Expo, presidente del Consejo de Estado...), habr¨ªa que reconocerle un lugar, destacado, en la historia de estos estudios en Espa?a.

Aunque parezca mentira, desde Andaluc¨ªa, y concretamente desde Sevilla, surgieron los primeros licenciados en Ciencias Empresariales (Secci¨®n Empresariales) del pa¨ªs, y no creo que la sociedad acad¨¦mica haya reconocido aquel empe?o personal de un gaditano afincado en Sevilla, que seguramente, sigue imaginando lo deseable.

En fin, vamos a lo posible, que seguro que pasa por encontrar de entre los que est¨¢n, aquellos que realmente hagan factible que Andaluc¨ªa, y por ende Sevilla, puedan, de una vez por todas, despegar.

Es relativamente f¨¢cil arengar a una sociedad cuando se tienen tan buenos mimbres para ese tiesto del deseo; as¨ª, hay que recuperar la indolencia de Escuredo, lo iconoclasta de Rodr¨ªguez de la Borbolla, la valent¨ªa de Pimentel...

Tambi¨¦n, ya hay hijos ilustres en el mundo econ¨®mico: Felipe Benjumea, Gonzalo Madariaga... Apostemos, pues, por lo Deseable, y al menos, conseguiremos lo Posible.