Fabra

El a?o de los valencianos se cierra con un esc¨¢ndalo de proporciones ¨¦picas: un culebr¨®n pol¨ªtico-econ¨®mico serpentea por la Plana y es la comidilla de todos los mentideros pol¨ªticos y econ¨®micos de los castellonenses. Mientras tanto, en Valencia, donde siempre se crey¨® que Castell¨® es un cas a part, se ve todo con una lejan¨ªa que apunta al desconocimiento y a la banalizaci¨®n. Los m¨¢s osados llegan a afirmar que el esc¨¢ndalo que tiene en su punto de mira al presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®, Carlos Fabra, no es m¨¢s que un nuevo episodio del enfrentamiento entre el presidente Camps y el ex presidente Zaplana, como si la arena de las diferencias entre ambos alcanzase a la totalidad del territorio valenciano (algunos dicen que va m¨¢s all¨¢, pues incluye Madrid), y dando a entender que cuando se trata del poder los pol¨ªticos act¨²an como los leones marinos en las playas cuando se disputan a las hembras en un combate grotesco, a dentelladas.

El esc¨¢ndalo (de momento s¨®lo medi¨¢tico) castellonenc dispone de suficientes elementos propios como para que alguien (desde fuera de all¨ª) haya instado a que estalle en un momento tan comprometido para el PP (a tres meses de unas elecciones), pues, a juzgar por las acusaciones concretas que el promotor de las querellas ha dado a conocer con profusi¨®n a los medios de comunicaci¨®n -y m¨¢s all¨¢ de lo que pueda resultar en la instancia judicial-, Fabra manten¨ªa una actividad profesional, empresarial y econ¨®mica ligada al tejido productivo castellonense, ten¨ªa relaciones directas con el hoy querellante, y a la vista queda que ha compatibilizado esas actividades con las de concejal en Castell¨® y presidente de la Diputaci¨®n, sin que mediara objeci¨®n alguna de ambas instituciones.

Esas circunstancias, unidas a un grave conflicto conyugal del querellante y a la relaci¨®n empresarial entre la esposa del presidente y la del empresario Vilar arrojan un saldo de tremendismo que, con la lejan¨ªa, adquiere tintes de historia fabulosa ubicada en una rep¨²blica bananera.

Por ello, y, por supuesto, tambi¨¦n porque la honorabilidad de la pol¨ªtica est¨¢ en cuesti¨®n, es menester que el presidente Fabra comparezca ante la opini¨®n p¨²blica, sin esperar a que el juzgado de Nules se pronuncie sobre la admisi¨®n o inadmisi¨®n de las querellas, y explique a los ciudadanos con exhaustividad en qu¨¦ ha consistido su actividad profesional, empresarial y econ¨®mica en todos estos a?os en que ha ocupado la presidencia de la Diputaci¨®n, porque si lo tiene que hacer ante el Pleno de la Diputaci¨®n, ante una Comisi¨®n del Parlamento Valenciano o ante los Jueces porque no tiene m¨¢s remedio, algunos de los que nos hemos considerado sus amigos y que le hemos respetado y valorado como un pol¨ªtico audaz, un l¨ªder inusual de su circunscripci¨®n frente a Val¨¨ncia o Madrid y hombre de proyectos (a veces discutibles, pero eso no viene al caso) dirigidos al progreso de Castell¨® nos ver¨ªamos muy decepcionados.

Es evidente que una sociedad democr¨¢tica en un Estado de Derecho debe velar por el principio de presunci¨®n de inocencia, y que unas querellas acogidas con cierta desmesura por algunos medios de comunicaci¨®n no pueden destruir el cr¨¦dito de nadie mientras no haya sentencia, pero no es menos cierto que aquellos que detentan cargos p¨²blicos deben responder a ataques presuntamente irresponsables dando explicaciones exhaustivas, adelant¨¢ndose a las conjeturas y poniendo todo a disposici¨®n de los ciudadanos.

Vicent.franch@eresmas.net