Fray Escoba y sus chicos se quedan en la calle
Una asociaci¨®n juvenil acusa al p¨¢rroco de la UVA de Hortaleza de echarles de los locales que usaban desde hace 15 a?os
La asociaci¨®n juvenil Fray Escoba forma parte de la historia reciente del modesto barrio de la UVA de Hortaleza. No en vano lleva 15 a?os desarrollando actividades educativas y de tiempo libre con adolescentes de este vecindario, donde abundan los problemas de paro, absentismo y fracaso escolar.
Pero desde hace tres meses esta asociaci¨®n, integrada por 11 voluntarios y 100 chicos, tiene que trabajar en la calle, ya que los locales de la parroquia de San Mart¨ªn de Porres que usaban desde su creaci¨®n permanecen cerrados a cal y canto. Los responsables de esta entidad, que recibe subvenciones del Ayuntamiento y la Comunidad, aseguran que el nuevo p¨¢rroco del barrio ha cambiado las cerraduras de los locales sin avisarles ni darles una copia de las llaves.
"El nuevo p¨¢rroco no comparte nuestra forma de trabajar y quiere los locales s¨®lo para uso religioso"
Marta Sandoval y Cristina Sandoval, presidenta y coordinadora, respectivamente, de Fray Escoba, explican que las tensiones se iniciaron en 1999, un a?o despu¨¦s de que se incorporara el actual p¨¢rroco, Juan Antonio Navarro. "?l quiere destinar los locales a usos exclusivamente religiosos, no a actividades con los j¨®venes del barrio y, adem¨¢s, no comparte nuestra forma de trabajo. Eso no suced¨ªa con su antecesor, Gabriel G¨®mez, que, de hecho, fue quien puso en marcha la asociaci¨®n", afirman. Este peri¨®dico se pudo en contacto con Navarro para conocer su versi¨®n de lo sucedido, pero ¨¦ste declin¨® hacer declaraci¨®n alguna y remiti¨® al Arzobispado de Madrid para cualquier informaci¨®n. En el Arzobispado tampoco aclararon nada sobre la opci¨®n tomada.
"Poco a poco vimos que el nuevo cura, de tendencia neocatecumenal, nos exclu¨ªa del consejo parroquial y distribu¨ªa octavillas por el barrio diciendo que la parroquia no ten¨ªa vinculaci¨®n alguna con Fray Escoba; tambi¨¦n cambi¨® algunas cerraduras sin avisarnos, pero entonces, no como ahora, nos daba copias de las llaves", asegura Sandoval.
"El conflicto surgi¨® en julio de 2003 poco antes de que nos fu¨¦semos de campamentos, cuando el p¨¢rroco nos dijo que sac¨¢ramos nuestras cosas de los locales de la iglesia. No lo hicimos y, en octubre, cambi¨® las cerraduras y ya no pudimos entrar; dec¨ªa que nos dejaba tener all¨ª un tiempo nuestro material, pero no desarrollar actividades", a?ade.
"Fijamos una reuni¨®n para el 28 de noviembre, a la que acudir¨ªan el abogado de nuestra asociaci¨®n y el del Arzobispado, pero la suspendieron hasta nuevo aviso porque un d¨ªa antes hab¨ªamos celebrado una concentraci¨®n de protesta junto al templo", apostilla la coordinadora de la asociaci¨®n. Desde entonces no se ha producido encuentro alguno.
En los locales parroquiales ha quedado la biblioteca de la asociaci¨®n, en la que desarrollan tareas de apoyo escolar coordinados con los centros docentes de la zona y el material que usan en sus actividades de tiempo libre (acampadas, escalada, proyecciones de cine...). Tambi¨¦n han dejado all¨ª su futbol¨ªn, su equipo de pimp¨®n y sus juegos de mesa.
"Hemos solicitado alg¨²n local social a la Junta Municipal de Hortaleza, pero por ahora no tenemos nada, y nosotros carecemos de medios para pagarnos uno por nuestra cuenta", a?aden las representantes de Fray Escoba, una entidad que el a?o pasado recibi¨® subvenciones del Instituto Madrile?o del Menor y la Familia (IMMF) (6.300 euros); de la Agencia Antidroga (6.000 euros) y de los Servicios Sociales municipales (6.500). El Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) tiene locales en este barrio, inmerso en un programa de sustituci¨®n de las viejas casas por otras nuevas, pero no est¨¢ previsto que los entregue hasta que finalice toda la operaci¨®n de realojamiento. Es decir, en unos a?os.
La falta de un espacio donde reunirse est¨¢ desmembrando la asociaci¨®n. "Antes ten¨ªamos el local abierto todas las tardes y los fines de semana; los chavales se pasaban por ¨¦l sabiendo que est¨¢bamos all¨ª, y ese contacto es el que facilita que te cuenten sus cosas, para poderles ayudar en los estudios, orientarles para el empleo y trabajar con ellos la prevenci¨®n de las drogodependencias o de las conductas racistas y sexistas. Sin local s¨®lo podemos encontrarnos en la calle o, con los m¨¢s peque?os, en la sede de otra asociaci¨®n del barrio, y eso nos hace perder la cohesi¨®n de grupo", a?aden, y se lamentan de que con esa precariedad es dif¨ªcil trabajar. Y las cosas pueden empeorar si el IMMF, que les incluye dentro de su red de centros de d¨ªa para ni?os de ambientes desfavorecidos, les retira la subvenci¨®n por carecer de local.
Medievales o de la tribu
Los 100 chavales con los que trabaja la asociaci¨®n Fray Escoba se dividen en tres grupos: los de la tribu, los medievales y los rebeldes. Los primeros son los m¨¢s peque?os, de 10 a 13 a?os, y con ellos se desarrollan valores asociados a la cultura india como el respeto a la naturaleza y tambi¨¦n a los mayores.
El grupo de los medievales est¨¢ formado por chicos entre los 13 y los 15 a?os, a los que se pretende educar en el respeto a las personas de otro sexo o de otra cultura.
Los rebeldes son los chavales de 15 a 18 a?os, los m¨¢s complicados, a decir de los monitores de la asociaci¨®n. "Con ellos desarrollamos visiones positivas de la rebeld¨ªa a trav¨¦s de personajes como Gandhi o el Che. Porque ellos suelen entenderla como un saltarse a la torera todas las normas sociales", explican los educadores, todos ellos personas con sus trabajos, muchos de ellos relacionados con la ense?anza, que dedican su tiempo libre, de forma gratuita, a la asociaci¨®n.
Una de las actividades clave de Fray Escoba, la construcci¨®n de una carroza para la cabalgata de Reyes de Hortaleza, est¨¢ tambi¨¦n vi¨¦ndose afectada por la falta de local.
"El instituto Rosa Chacel nos ha cedido sus instalaciones para construir nuestra carroza, pero no es lo mismo, porque, al ser un recinto oficial, los chavales no pueden entrar y salir con tantas facilidades como en la sede parroquial", explican, preocupados por el futuro de esta entidad, que sigue en la calle, haciendo honor a su patr¨®n Fray Escoba, un santo que aprohijaba a uno de los sectores laborales m¨¢s acostumbrados a trabajar a la intemperie: el de los barrenderos.
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