La pantera rosa

Esperanza Aguirre Gil de Biedma se ha llevado de un zarpazo el teatro del Canal: que har¨ªan aqu¨ª entre Bravo Murillo y Cea Berm¨²dez. Un suculento terreno con un letrero de "cuidado con el perro": miraba yo ni?o por las verjas para descubrirlo, nunca lo vi. Ha llegado la pantera: la que se zamp¨® las elecciones de Madrid. Dice que un teatro no hace falta.

Los teatros, las bibliotecas, las salas de concierto, los cines ?son necesarios? ?Y los libros! M¨¢s vale un pueblo obtuso, ignorante, que otro que piense; y un teatro podr¨ªa ayudarle a pensar: pueblo que piensa, pueblo republicano. Y busca la democracia, y ve que no la hay. Ese dinero ser¨¢ invertido en una l¨ªnea de metro. 72,7 kil¨®metros de metro y siete hospitales. No s¨¦ por qu¨¦ "ese" dinero del Canal de Isabel II sobre el viejo yacimiento de madrile?os (hay esqueletos del cementerio de San Mart¨ªn). ?No se pueden amortizar iglesias y conventos, cuarteles vac¨ªos, viejas ruinas, para venderlos y hacer el teatro? El problema es real, es que ¨¦sta era la obra de Gallard¨®n, y el impulso de Alicia Moreno, y eso es insoportable para una pantera rosa. No s¨¦ qu¨¦ ha hecho Gallard¨®n al estamento seco y facha del PP: quiz¨¢ aspirar a ser sucesor de Aznar -qu¨¦ man¨ªa: a m¨ª me tendr¨ªa que llevar a La Moncloa la Guardia Civil, y all¨ª me suicidar¨ªa- y a suavizar la doctrina. Le ven rojo: vaya daltonismo mental.

Se le ocurri¨® que los Magos de Oriente no llevaban corona sino turbante, y cambi¨® este a?o los disfraces de la cabalgata municipal. El malik no tiene corona, ni trono, sino turbante y div¨¢n: pero tampoco se puede tener esa peque?a cultura, porque entonces le acusan a uno de enemigo de la Corona. De ah¨ª, Gallard¨®n, denunciado por republicano, pobre amigo, qu¨¦ mal le sentar¨ªa el gorro frigio. Y as¨ª el teatro se queda sin una casa prometedora: ni ballet ni m¨²sica. Y en Chamber¨ª nos jorobamos. Pero ya dijo un Fundador: "Muera la inteligencia": el abuelo de Gallard¨®n estaba ese d¨ªa all¨ª.

(Div¨¢n: los eruditos escriben diwan, y aqu¨ª se le llama a un sof¨¢. Es una mullida colecci¨®n de cojines en que sentarse, descansar, respaldarse; una sala de divanes es como el sal¨®n del trono, y el consejo que se re¨²ne en ella se puede llamar div¨¢n, como aqu¨ª se dice Trono o Corona para indicar la persona real. Mohamed V, abuelo de este Mohamed VI, crey¨® que para su prestigio convendr¨ªa un trono a la occidental: se lo encarg¨® al mueblista Loscertales, que ten¨ªa la tienda frente al lugar donde iba a estar este teatro).