Nada nuevo
El terrorismo dom¨¦stico, lejos de remitir, se produce con una insistencia alarmante, m¨¢s alarmante a¨²n si se tienen en cuenta que las medidas que se toman para intentar atajarlo resultan del todo ineficaces, entre otras razones, porque en ning¨²n caso han ido acompa?adas de dotaci¨®n econ¨®mica para su pr¨¢ctica. Es decir, papel mojado. El Gobierno se niega, con insistencia incomprensible, a hacer posible una ley integral, como la oposici¨®n y las organizaciones feministas vienen exigiendo, porque es cierto, y no hay m¨¢s que mirar para verlo, que el problema necesita un tratamiento transversal que s¨®lo es posible si se plantea desde una ley que, precisamente, contemple integralmente el problema.
El a?o ha comenzado con nuevos casos de violencia contra las mujeres, aunque en realidad esos nuevos casos no han sido m¨¢s que la constancia de la continuidad demoledora con la que se producen. Nada nuevo. Ayer mismo, la Guardia Civil, en la comarca sevillana de El Aljarafe, detuvo a un hombre que hab¨ªa intentado atropellar a su mujer y agredirla con un cuchillo, todo ellos previa amenaza de muerte y golpes en todo el cuerpo con una barra de hierro. Un caso m¨¢s, nada especial, pura rutina.
Es tan absolutamente insoportable lo que ocurre como inadmisible la lenta sucesi¨®n de tibias medidas que nada arreglan en realidad. En la lucha contra el terrorismo de ETA son evidentes los esfuerzos y sus resultados, est¨¢ claro que no se han escatimado medios. El terrorismo dom¨¦stico, en n¨²mero de muertes y n¨²mero de amenazas, es decir de falta de libertad de las mujeres en esa circunstancia, es algo tan grave, tan serio, y en este momento m¨¢s alarmante aun, que el terrorismo de ETA, en franca regresi¨®n este, sin duda y precisamente por la eficacia de la pol¨ªtica antiterrorista.
El terrorismo dom¨¦stico no cesa, se suceden los ataques con una asiduidad insoportable y cada caso, cada ataque, deber¨ªa causar a estas alturas tanta indignaci¨®n ciudadana, tanto dolor, tanto rechazo, tanta protesta, tantos minutos de silencio y tanta efectividad pol¨ªtica, como en el caso del terrorismo de ETA. Ayer supimos del ¨²ltimo caso, fue en Sevilla, pod¨ªa haber sido en cualquier otro lugar de Espa?a y en cualquier clase de familia. El fen¨®meno no conoce fronteras auton¨®micas, ni culturales, ni econ¨®micas. Es urgente parar esta verg¨¹enza.
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