La debilidad del antih¨¦roe

Incre¨ªble, absorbente, sensacional y un sinf¨ªn de buenos calificativos son aplicables al retorno del antih¨¦roe Max Payne. Es la segunda parte y es buena; es incluso mejor que la primera.

Entre disparos y pu?etazos se hilvana una historia de novela negra, un amor imposible y un drama familiar combinando el c¨®mic entre fases y los di¨¢logos dentro del propio juego. El conjunto transcurre en unos escenarios calificables de hiperrealistas, en los que se desarrollan misiones con un dise?o extraordinario. El doblaje al castellano y el acabado general denotan el mimo con el que se ha tratado el juego desde su creaci¨®n hasta la llegada a las estanter¨ªas. S¨®lo su escasa duraci¨®n, alrededor de 15 horas para un jugador habitual, emborrona ligeramente el expediente de esta perla del videojuego.

Bajo la gabardina del agente de polic¨ªa Max Payne se deber¨¢n patrullar los bajos fondos de la ciudad de Nueva York y resolver los disturbios habituales que se asignan desde la central. Nada que ver con la trama sobre drogas de dise?o de la primera entrega, cuando Payne pertenec¨ªa a la DEA. Nada, hasta que aparece en escena Mona, el amor plat¨®nico de Payne, a quien se daba por muerta. Unas brigadas de limpieza armadas hasta los dientes y el descubrimiento de talleres de armas ilegales devuelven la emoci¨®n a la vida del agente, al tiempo que le dan la oportunidad de acercarse peligrosamente a la mujer que m¨¢s desea en su vida.

El t¨ªtulo de Remedy ha sido el que mejor ha llevado al videojuego el efecto Tiempo Bala que invent¨® Matrix.

En esta segunda entrega se mejora, y ahora, al activar el Tiempo Bala, no s¨®lo se lentifica el tiempo mientras que el protagonista es capaz en cambio de apuntar en tiempo real, sino que, adem¨¢s, ¨¦ste ejecuta espectaculares movimientos si enlaza varias muertes enemigas.

Impresionante y nada que envidiar a la obra de los hermanos Wachowski. El broche de oro lo pone el motor de f¨ªsica Havok, que permite que todos los objetos y personajes respondan seg¨²n su peso y forma respecto a la gravedad. Verlo para creerlo.