Memoria enfrentada
Cuarenta a?os de franquismo se conservan en un piso burgu¨¦s, bastante deteriorado, del madrile?o barrio de Arg¨¹elles, sede de la Fundaci¨®n Nacional Francisco Franco (FNFF). En el peque?o vest¨ªbulo, decorado con un repostero con el escudo preconstitucional, hay fotograf¨ªas, bustos, esculturas, retratos del dictador por todas partes, y sobre una amplia mesa se exponen los libros en venta: una reedici¨®n de Raza, y otra de Franco, ese hombre. Desde su creaci¨®n en junio de 1977, por iniciativa de 227 personalidades de la vida p¨²blica de entonces, la fundaci¨®n se ha dedicado a publicar libros sobre el General¨ªsimo, organizar conferencias y custodiar un archivo de casi 30.000 documentos. Una tarea a contracorriente en una sociedad que se iba desembarazando del franquismo a marchas forzadas.
"Nos parece que los a?os de Franco merecen una cr¨ªtica seria que no se est¨¢ haciendo. Creemos que a Franco se le har¨¢ justicia un d¨ªa", dice su vicepresidente
Mart¨ªn N¨¢jera reconoce que el archivo de la Pablo Iglesias, pese a sus dos millones de documentos, tiene lagunas. Faltan, por ejemplo, papeles de la etapa del exilio
En el inicio de la transici¨®n comenzaron a constituirse en Espa?a muchas otras instituciones sin fines de lucro, amparadas por la propia Constituci¨®n, que reconoce el derecho de fundaci¨®n para fines de inter¨¦s general. Fundaciones como la Pablo Iglesias, la Anselmo Lorenzo, la Indalecio Prieto, la de Investigaciones Marxistas y un largo etc¨¦tera se constituyeron para preservar ese pasado.
El Protectorado y Registro de Fundaciones del Ministerio de Cultura acoge 1.275 fundaciones en toda Espa?a, a las que pronto se a?adir¨¢n un centenar, ahora mismo en proceso de creaci¨®n. En plena efervescencia de este tipo de instituciones -cada partido pol¨ªtico tiene la suya-, la Fundaci¨®n Francisco Franco viv¨ªa una vida autista, segregada de la Espa?a real, obligadamente recluida en el gueto de una ideolog¨ªa proscrita hasta que decidi¨® entrar de lleno en la era Internet. Abri¨® una p¨¢gina en la web, de la que se ocupa el nieto del general Moscard¨®, y solicit¨® ayudas oficiales para informatizar su archivo. Contra todo pron¨®stico, el Ministerio de Cultura decidi¨® otorgarle en 2001 una subvenci¨®n de 150.000 euros, la segunda m¨¢s generosa de las concedidas en el apartado de cooperaci¨®n cultural, y la pol¨¦mica qued¨® servida.
En el ministerio precisan que "las subvenciones se otorgan no a entidades, sino a proyectos relacionados con el mantenimiento y cuidado de archivos". De tal forma que en 2003 la Francisco Franco ha recibido 24.000 euros para finalizar la digitalizaci¨®n de su archivo, pero otros 18.891 euros han ido a parar a la Fundaci¨®n Francisco Largo Caballero, ligada al socialismo, para realizar un inventario y digitalizaci¨®n del archivo de Juli¨¢n Besteiro. Tambi¨¦n han recibido sumas menores en concepto similar la Pablo Iglesias, el cabildo de la catedral de Lleida, la Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, la Indalecio Prieto o la de Investigaciones Marxistas, seg¨²n Cultura.
Ninguna ha conseguido tanto dinero como la FNFF, que al firmar el convenio con este ministerio se oblig¨® a autorizar el acceso a sus fondos a todos los investigadores que lo requirieran.
"El archivo est¨¢ digitalizado al 80%, y gracias a esta subvenci¨®n final el trabajo concluir¨¢ pronto", dice F¨¦lix Morales, uno de los vicepresidentes de la fundaci¨®n que preside la hija de Franco. "Era un material oscurecido, guardado en carpetas y en cajas, pero el ministerio vio que eran papeles muy estimables que merec¨ªan estar al alcance de los investigadores". Durante a?os han recibido cr¨ªticas porque esto era precisamente lo que no ocurr¨ªa. Estudiosos como Javier Tussell, Santos Juli¨¢ y Antonio Elorza protestaron por la pol¨ªtica sectaria de la fundaci¨®n y se quejaron de que el archivo de un jefe del Estado estuviera en manos privadas. "Izquierda Unida y otros grupos lo han reclamado, pero en realidad, ?qu¨¦ m¨¢s da d¨®nde est¨¢? Lo importante es que se puedan consultar", se defiende Morales.
De m¨¢s f¨¢cil acceso son los archivos de la Pablo Iglesias, heredados de organizaciones socialistas. "Est¨¢n abiertos a todo el mundo, con o sin carn¨¦ de investigador", explica Aurelio Mart¨ªn N¨¢jera, que se ocupa de estos documentos, instalados en un edificio de la localidad de Alcal¨¢ de Henares. Las dos principales joyas de la fundaci¨®n son las actas de la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT), el sindicato socialista, desde 1888 hasta 1939, y el archivo del PSOE, con actas de la etapa republicana.
Camino del exilio
Buena parte de este material emprendi¨® en 1939 el camino del exilio. Las actas de UGT regresaron a Espa?a procedentes de M¨¦xico en 1977, mientras que los archivos del PSOE fueron devueltos por las autoridades sovi¨¦ticas en 1981.
Mart¨ªn N¨¢jera reconoce que el archivo de la Pablo Iglesias, pese a sus dos millones de documentos, tiene lagunas. Faltan, por ejemplo, papeles de la etapa del exilio, cuando Rodolfo Llopis era el l¨ªder socialista. Este material qued¨® en manos del PASOC -una escisi¨®n del PSOE-, y hoy es parte del patrimonio de la Fundaci¨®n Indalecio Prieto. Otras personalidades de la Espa?a de aquellos a?os turbulentos, como Juan Negr¨ªn, conservaron en casa documentos p¨²blicos que han quedado despu¨¦s en manos de su familia. "En estos casos siempre es dif¨ªcil establecer la frontera entre lo p¨²blico y lo privado", comenta un experto en archivos. Otro tanto ha ocurrido con los papeles de Ram¨®n Serrano S¨²?er, que fuera ministro de Exteriores franquista de 1940 a 1942.
Tambi¨¦n el legado anarquista, custodiado en la Anselmo Lorenzo, ha sufrido el trauma del exilio. Sus archivos est¨¢n depositados en el Instituto de Historia Social de Amsterdam, adonde llegaron tras una etapa en Francia. La posterior escisi¨®n del movimiento anarquista dificult¨® notablemente el regreso de estos archivos a Espa?a.
"Aqu¨ª tenemos hoy los facs¨ªmiles, que se pueden consultar sin problemas, adem¨¢s de una biblioteca con miles de vol¨²menes, algunos ¨²nicos, como la Nueva geograf¨ªa de Eliseo Reclus, ge¨®grafo anarquista de la Comuna de Par¨ªs", dice Manuel Carlos Garc¨ªa, bibliotecario y editor de la fundaci¨®n. "El beneficio de constituirse en fundaci¨®n, aparte de las exenciones fiscales, es tener una presencia en la sociedad, y en nuestro caso, promocionar nuestra editorial", a?ade Garc¨ªa. "Desde el ecologismo al antimilitarismo, pasando por las parejas de hecho, todo son aportaciones del ideario anarquista", dice.
Una visi¨®n distinta de la guerra y de la terrible posguerra ha quedado recogida en los casi 30.000 documentos del archivo de la Francisco Franco. Morales prefiere detenerse en los episodios m¨¢s neutrales. "Hay cosas muy curiosas, como un telegrama del presidente Lyndon B. Johnson en el que le pide a Franco soldados para la guerra de Vietnam, y la respuesta de Franco es impresionante. Le dice m¨¢s o menos que esa guerra es una barbaridad y que Ho Chi Minh es un patriota".
Pero no son ¨¦stos los datos m¨¢s solicitados por los historiadores. Morales reconoce que "es todav¨ªa pronto para mirar atr¨¢s con serenidad", teniendo en cuenta que hubo una guerra. La fundaci¨®n se mantiene inmutable, incluso en las cifras de socios. "Son alrededor de 3.000". Su objetivo, dicen, "es dejar un testimonio para la historia. Nos parece que los a?os de Franco merecen una cr¨ªtica seria que no se est¨¢ haciendo. Creemos que a Franco se le har¨¢ justicia un d¨ªa". Entre tanto, los solemnes reposteros que decoran la sede se van quedando descoloridos.
Desenterrando el dolor
LA ASOCIACI?N para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica, fundada por Emilio Silva en v¨ªsperas de las elecciones generales de marzo de 2000, se ha quedado con las ganas de acceder al rango de fundaci¨®n. "No lo somos porque nos faltan los 30.000 euros que exigen para la inscripci¨®n", explica Silva. Como asociaci¨®n, casi enteramente dedicada a rastrear el paradero de los miles de fusilados por el bando nacional en los primeros meses de la Guerra Civil, tambi¨¦n podr¨ªa reclamar alguna ayuda, pero Silva considera que la tarea que ¨¦l ha emprendido tendr¨ªa que asumirla el Gobierno. "Lo hace el Ministerio de Defensa con los ca¨ªdos de la Divisi¨®n Azul. ?Por qu¨¦ no con los del otro bando?". Silva, que se meti¨® en este tinglado cuando preparaba una tesis doctoral sobre su abuelo, fusilado en El Bierzo en 1936, se ha encontrado de pronto al frente de una colosal tarea. "Las peticiones de ayuda han ido creciendo. Hasta ahora hemos encontrado m¨¢s de 200 fosas, pero tenemos m¨¢s de 3.000 reclamaciones de b¨²squeda", dice. "Los que desenterramos son civiles asesinados en los cuatro primeros meses de la guerra". Una tarea compleja en la que participan forenses, arque¨®logos y dem¨¢s especialistas, que costean los gastos de la exhumaci¨®n con su dinero. "La mayor parte de estos muertos no existieron, s¨®lo hay un acta de defunci¨®n. No hay constancia escrita de estos fusilamientos hasta que Franco no regula las ejecuciones en noviembre de 1936". Silva asegura que su asociaci¨®n tiene un valor emocional "porque es una buena manera de superar el trauma que dej¨® este episodio en los descendientes de quienes lo sufrieron". Pero la tarea no parece f¨¢cil. De hecho, en los a?os setenta se inici¨® con fuerza la b¨²squeda de fosas comunes de la guerra, pero, dice, "el golpe de Tejero acab¨® con esta iniciativa. Todav¨ªa no puedo explicarme por qu¨¦ el PSOE, que gobern¨® durante 14 a?os, no se ocup¨® de buscar a todos estos muertos".
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