Los bancos de siempre
Bank of America, Citigroup, JP Morgan Chase y Arthur Andersen, relacionados con otros esc¨¢ndalos, trabajaban con la firma de Parma
Una de las operaciones que Citigroup realiz¨® con Parmalat se denomin¨® "buconero", que quiere decir agujero negro en italiano. Bajo este sugerente nombre se ejecut¨® una transacci¨®n de 117 millones. Ahora el banco lamenta esta denominaci¨®n, pero ya ha estallado el esc¨¢ndalo.
El agujero del grupo l¨¢cteo Parmalat ha vuelto a poner en evidencia la actuaci¨®n de los grandes bancos de inversi¨®n ante este tipo de fraudes financieros. Es una constante que se repite en la ya larga saga de esc¨¢ndalos que azota a los inversores desde el colapso del gigante energ¨¦tico estadounidense Enron. Y en este baile de coincidencias aparecen siempre el Bank of Am¨¦rica, Citigroup y JP Morgan Chase, junto a Anthur Andersen (posteriormente adquirida por Deloitte), que tambi¨¦n auditaba la divisi¨®n industrial de Parmalat. Los bancos rebotan las culpas contra las compa?¨ªas afectadas y las firmas de auditoria que encubrieron los borrones contables.
"El sector financiero es un negocio muy competitivo y los bancos est¨¢n sometidos a una gran presi¨®n para ser creativos. El problema es que esa creatividad a veces puede convertirse en ilegalidad", explica un experto en cuestiones jur¨ªdicas del sector financiero. En esta misma l¨ªnea, fuentes de la investigaci¨®n del caso Parmalat se?alan que la frontera con el fraude "es muy fina", aunque reconocen que los bancos de inversi¨®n pueden "tener parte de raz¨®n" en su defensa frente al esc¨¢ndalo en el grupo italiano.
Hay una veintena de entidades financieras que est¨¢n en el punto de mira de las autoridades reguladoras y judiciales de ambas orillas del Atl¨¢ntico por este desfalco contable. Junto a las entidades antes citadas aparecen otras instituciones financieras internacionales, como Morgan Stanley, el alem¨¢n Deutsche Bank, el suizo UBS y el espa?ol Grupo Santander.
La comisi¨®n de valores estadounidense (SEC) y la fiscal¨ªa federal de Nueva York, en estrecha relaci¨®n con los magistrados italianos, intentan determinar con sus investigaciones si actuaron con negligencia en las operaciones de bonos de Parmalat entre 1997 y 2002.
Y como sucediera tras el colapso del gigante energ¨¦tico Enron, la el¨¦ctrica que protagoniz¨® la mayor quiebra de la historia en EE UU, la pregunta es qu¨¦ hicieron los bancos de inversi¨®n durante esos cinco a?os mientras se perpetraban estos fraudes bajo sus narices.
"Hay mucha carne en el asador", comentan fuentes metidas en la investigaci¨®n del fraude en Parmalat. El estilo del enjuague contable recuerda mucho al utilizado en Enron, seg¨²n los expertos, aunque no llega a ser tan complejo. Para cubrir el estado real de la deuda se cre¨® una estructura con empresas tapadera, muy com¨²n en Italia, que le permit¨ªan mover el dinero sin ser detectado. "Es dif¨ªcil saber a estas alturas qu¨¦ es lo que sab¨ªan realmente
[los bancos de inversi¨®n]", se?alan. De momento, ninguno de los bancos ha sido acusado formalmente de actuar irregularmente en conexi¨®n con el desfalco contable, que podr¨ªa superar los 10.000 millones de euros.
Pero los inversores ya han empezado a moverse. El senador dem¨®crata Carl Levin, quien lider¨® una de las investigaciones en 2002 relacionadas con el esc¨¢ndalo Enron, hace la siguiente reflexi¨®n: "A la vista de la colaboraci¨®n que hubo entre Citigroup, Merrill Lynch y JP Morgan para hacer los libros contables de Enron m¨¢s bonitos de lo que eran, a uno le puede parecer sospechosas las transacciones con Parmalat". Las pr¨¢cticas de Citigroup tambi¨¦n se sometieron a un estricto examen a ra¨ªz del colapso de WorlCom.
Levin se?ala, en todo caso, que no puede sacarse ninguna conclusi¨®n sobre la implicaci¨®n de los bancos en el fraude hasta que no se tengan evidencias claras que muestren "la naturaleza de las transacciones, c¨®mo se realizaron y su valor". Desde el Bank of America se limitan a asegurar que se est¨¢ "cooperando estrechamente" con las autoridades competentes y se explica que los problemas detectados en episodios precedentes "se fueron resolvieron de inmediato". Adem¨¢s, apunta que "en instituciones financieras tan grandes pueden producirse este tipo de deslices financieros sin ser detectados".
El problema es que el Bank of America prepar¨® una campa?a de promoci¨®n en EE UU de los bonos de Parmalat y asegur¨® que los inversores "pacientes" ser¨ªan "bien recompensados". Esta afirmaci¨®n se hizo el pasado 6 de octubre, dos meses antes de que se suspendieran sus acciones en bolsa. Los bancos de inversi¨®n se apresuran a negar cualquier culpabilidad y dicen que "las cuentas de las empresas son auditadas y, sinceramente, no es el caso de que los bancos realicen un segundo control sobre el trabajo hecho por las auditoras", indican fuentes de los bancos de inversi¨®n.
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