Chailly y Gandolfi: una pareja explosiva

Primoroso, absolutamente primoroso result¨® el comienzo del concierto, con una versi¨®n l¨²cida y transparente al extremo de la obertura de La gazza ladra. Era un Rossini de trazo ligero, en el que la levedad se volv¨ªa irresistible. Un Rossini juguet¨®n, equilibrado en el dialogo de las diferentes secciones, con un virtuosismo al servicio del discurso musical. El entusiasmo arrebatador de la orquesta se impon¨ªa y Chailly llevaba al l¨ªmite su percepci¨®n de un compositor al que le tiene cogido el punto. Iba m¨¢s all¨¢, si cabe, de su prodigiosa lectura en La Scala de Il turco in Italia de hace unos a?os. Aplicaba al pie de letra la receta rossiniana de "melod¨ªa sencilla, ritmo claro", con un sentido del humor asociado a la ternura. Un Rossini so?ado, se podr¨ªa decir, por su capacidad de sugerencia, por su deslumbrante sencillez, por su perfeccionismo instrumental.

Le chant des Titans era estreno en Espa?a. Es una obra menor que no aport¨® demasiado en la repetici¨®n ofrecida como regalo. A ella se incorpor¨® el coro masculino dirigido por Romano Gandolfi, el que fuera director coral de La Scala en la ¨¦poca dorada de Claudio Abbado, el artista m¨¢s buscado por James Levine para el Metropolitan de Nueva York despu¨¦s de su memorable Mois¨¦s y Aar¨®n en la ciudad de los rascacielos, el que durante una d¨¦cada situ¨® al coro del Liceo de Barcelona sencillamente en la gloria. Chailly le ha recuperado para el proyecto de la orquesta y coro Giuseppe Verdi de Mil¨¢n y Gandolfi no le ha decepcionado. Con un coro de aficionados hace maravillas, como se pudo constatar tanto en esta curiosa recuperaci¨®n como en la segunda parte del programa con el Stabat mater. Al sentido musical de Romano Gandolfi se une una mezcla feliz de intuici¨®n y profesionalidad que se manifiesta en la afinaci¨®n impecable, en el empaste, en la filosof¨ªa profunda del sonido coral.

Brillaron m¨¢s las voces femeninas que las masculinas en el cuarteto de solistas del Stabat mater, en especial la de la soprano chilena Cristina Gallardo-Domas, pero tambi¨¦n la de Mar¨ªa Jos¨¦ Montiel, a la que le sienta bien el cambio al registro de mezzo. Chailly imprimi¨® un sello de interioridad a la obra con una expresividad no re?ida con el aspecto reflexivo.

Fue una lectura de especial encanto que obtuvo un ¨¦xito delirante. Seguro que los ecos del triunfo habr¨¢n animado al director del festival, Rafael Nebot, actualmente en un hospital reponi¨¦ndose de una inoportuna enfermedad. A ¨¦l van dedicadas prioritariamente estas l¨ªneas, dese¨¢ndole una inmediata recuperaci¨®n.