Mentiras para la guerra

Ni hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva ni la amenaza era inmediata ni exist¨ªan v¨ªnculos entre Bagdad y Al Qaeda. Y ahora sale a la luz que Bush se propuso forzar un "cambio de r¨¦gimen" en Irak siete meses antes del 11-S de 2001. Poco a poco, las sospechas de las mentiras sobre las que se mont¨® esta guerra se van tornando en confirmaciones. Las afirmaciones del primer secretario del Tesoro de Bush de que esta pol¨ªtica se plante¨® en el Consejo de Seguridad Nacional diez d¨ªas despu¨¦s de entrar el nuevo presidente en la Casa Blanca, no han sido desmentidas. Pero se ha abierto una investigaci¨®n sobre una posible violaci¨®n del secreto oficial por parte de O'Neill.

El enga?o ha sido masivo. Los 26.000 litros de ¨¢ntrax, el medio mill¨®n toneladas de agentes qu¨ªmicos para armas o la supuesta capacidad de producci¨®n en un breve plazo de armas nucleares se han quedado en nada. La profesionalidad de algunas investigaciones independientes, como la de la Fundaci¨®n Carnegie, ha puesto de relieve que la Administraci¨®n exager¨® total y conscientemente la amenaza. Y ahora unos papeles encontrados cuando Sadam fue detenido muestran que el ex dictador alert¨® a sus seguidores contra la ayuda a la resistencia iraqu¨ª de extranjeros como Al Qaeda y otros yihadistas. El "siniestro v¨ªnculo entre Irak y Al Qaeda" que aleg¨® Colin Powell tambi¨¦n se queda en nada.

Lo que ha habido es un montaje para preparar una guerra decidida de antemano para ocupar Irak y que de hecho propusieron Cheney y sus neoconservadores al padre del actual presidente cuando estaba al frente de EE UU, y que, razonablemente, rechaz¨®. Sadam Husein ha sido preso, y su abominable r¨¦gimen desmantelado, pero el futuro de Irak sigue siendo una gran inc¨®gnita. Y las mentiras de entonces pueden minar la credibilidad de algunas afirmaciones actuales de la Administraci¨®n sobre aspectos de la guerra contra el terrorismo global. Sin embargo, las mentiras de la guerra parecen afectar poco a la popularidad de Bush, que est¨¢ logrando desviar el debate hacia su programa social y econ¨®mico, evitando incluso que entre en el enorme d¨¦ficit en las cuentas p¨²blicas acumulado en su mandato. Cheney ya le dijo en su d¨ªa a O'Neill que "los d¨¦ficit no importan". Los candidatos dem¨®cratas, mientras, libran una lucha descarnada entre ellos para designar qui¨¦n competir¨¢ con Bush.

Si la verdad que est¨¢ surgiendo mina la credibilidad de Blair, parece estar haciendo poca mella en Aznar, que apoy¨® plenamente estas manipulaciones, pero que se va. Quiz¨¢s por eso sea el primer gobernante en activo que ha llegado a calificar p¨²blicamente a Bush de "emperador". Como piropo, no como cr¨ªtica.