Alegr¨ªas de la selva
Podr¨¢n un d¨ªa contarlo bromeando a sus nietos, pero el susto de la familia que habita el n¨²mero 89 de la calle del Capit¨¢n Lemos, en el lujoso barrio de Boa Vista, en R¨ªo de Janeiro, fue fenomenal cuando vieron que en el sal¨®n de la casa se hab¨ªa instalado un hu¨¦sped incre¨ªble y peligroso: una preciosa serpiente de tres metros, con la piel rayada en verde y amarillo: una boa constrictor. Inmediatamente llamaron a la polic¨ªa y fueron necesarios ocho miembros de la Unidad Especial del Cuerpo de Bomberos, dirigido por el coronel Marcos Silva, para domar y retirar al animal que ten¨ªa el morro lleno de espinas y heridas, probablemente tras haber luchado con alg¨²n bicho de la selva. El animal, cuya carne y piel est¨¢n a precio de oro en el mercado internacional, fue medicado por los bomberos durante una hora antes de entregarla a su lugar natural, la selva de la Floresta de la Tijuca, tan conocida por los turistas de todo el mundo que tienen que atravesarla para subir a visitar el famoso Cristo Redentor. Generalmente los turistas no se quieren creer que R¨ªo es la ¨²nica ciudad del mundo, donde, para visitar la selva, no es preciso salir kil¨®metros fuera de la ciudad. La selva convive con la ciudad y sus animales: desde monos a serpientes est¨¢n tan cerca que a veces se confunden de lugar y se adentran en las casas. El alcalde de R¨ªo, C¨¦sar Maia, cont¨® que una azafata de la compa?¨ªa Varig, una ma?ana mientras se daba una ducha se dio cuenta de que cuatro monos la estaban espiando desde la ventana del ba?o. Ni cortos ni perezosos entraron en la casa y le pusieron el dormitorio patas arriba. R¨ªo tambi¨¦n es eso.-
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