El Hilo Rojo de Holanda
Holanda (16 millones de habitantes) legaliz¨® los burdeles en octubre de 2000 en un intento de equiparar el negocio del sexo a cualquier otra empresa y eliminar as¨ª la prostituci¨®n de menores y la explotaci¨®n de inmigrantes ilegales. La ley obliga a las prostitutas, unas 30.000 en cifras oficiales, a darse de alta como trabajadoras y a pagar impuestos. Por su parte, los due?os de las casas p¨²blicas deben pedir un permiso municipal de explotaci¨®n, garantizar la seguridad e higiene del local y tener a sus empleados en regla. El tr¨¢fico de personas o la prostituci¨®n forzada se penalizan hasta con 6 a?os de c¨¢rcel. Las trabas burocr¨¢ticas han provocado que algunos burdeles hayan cerrado, al no obtener el sello oficial.
Seg¨²n un informe del Ministerio de Justicia en 2002, la desidia administrativa ha entorpecido la mejora de la situaci¨®n de las prostitutas. Una visi¨®n compartida a medias por El Hilo Rojo, el sindicato del colectivo: "Legalizar los burdeles supuso una gran oportunidad para modificar nuestra situaci¨®n laboral y la emancipaci¨®n que ello conlleva. Hay que entender que el proceso es lento", se?ala una portavoz. Los cr¨ªticos de la norma aducen que la transparencia en los burdeles ha trasladado a los menores sin papeles a regiones apartadas m¨¢s dif¨ªciles de supervisar. Pero, para El Hilo Rojo, el problema de los ilegales de toda clase es del Ministerio de Exteriores, y no iba a mejorar con una norma sobre burdeles.
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