De Oca a Oca
Para dejar el tabaco, tuvo que usar sedantes. Tomaba Orfidal tres veces al d¨ªa. Lo cierto es que se sent¨ªa mejor, y el acto de tomarse esa pastilla se le antojaba lleno de mitolog¨ªa y lirismo, por aquello de Orfeo y Eur¨ªdice. Sin embargo, no pod¨ªa usarlo eternamente -seg¨²n su m¨¦dico, estaba contraindicado para la eternidad, salvo excepciones-, as¨ª que lleg¨® el d¨ªa en que tuvo que desengancharse. Como no lograba dormir sin consumir su pastilla, tom¨® Dormodor, otro medicamento similar. Ello le vino bien durante una temporada, hasta que comprendi¨® que se trataba de otro t¨®xico, y que deb¨ªa dejarlo si quer¨ªa tener la conciencia tranquila y el cuerpo en buena forma. Para conseguirlo, acudi¨® al Ballantine?s. No lo hizo por prescripci¨®n m¨¦dica, pero, con su experiencia, cre¨ªa estar de vuelta de todo, y, adem¨¢s, pens¨® que por lo menos se trataba de algo natural, as¨ª que siempre ten¨ªa una botella de whisky en la mesilla de noche.
Lleg¨® el d¨ªa en que acudi¨® al trabajo totalmente borracho, porque se hab¨ªa aficionado a beber desde por la ma?ana. Despu¨¦s de pensar largo y tendido sobre el tema, decidi¨® que ya era hora de acabar con su alcoholismo, y se autodiagnostic¨® un problema de soledad, as¨ª que se aficion¨® al sexo profesional. Visit¨® todos los prost¨ªbulos de la ciudad, pero ello hizo mermar su bolsillo considerablemente, hasta ponerle al borde de la ruina. Como ya no ten¨ªa dinero, se puso a jugar para conseguir lo necesario. Recorri¨® las salas de juego y los casinos, donde los crupieres ya le llamaban por su nombre de pila. A pesar de todo, no se puede ganar siempre, y las sucesivas p¨¦rdidas le hicieron replantearse muy seriamente su situaci¨®n. Crey¨® entonces que lo ¨²nico que pod¨ªa salvarle era el trabajo, as¨ª que se puso a laborar las veinticuatro horas diarias. Sus jefes apreciaron el esfuerzo, pero con el tiempo se mostraron preocupados porque se afanaba demasiado y no descansaba lo suficiente. Acabaron llam¨¢ndole la atenci¨®n, y entonces, derrotado, decidi¨® volver a la consulta del m¨¦dico.
El m¨¦dico le recet¨® un sedante tres veces al d¨ªa, dosis que disminuir¨ªa con el tiempo. Le dijo que pod¨ªa beber con moderaci¨®n. Le aconsej¨® jugar por placer sin arriesgar dinero, trabajar sin obsesionarse demasiado, y le exhort¨® a que buscase una pareja estable. Eso s¨ª: le felicit¨® calurosamente por no haber vuelto a fumar.
En la actualidad, nuestro protagonista est¨¢ totalmente rehabilitado. Construye estaciones de ferrocarril con mondadientes, pero es un hombre perfectamente normal. Vamos, del mont¨®n.
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