Fragmentos y sistemas ¨¦ticos
Parece que no es tiempo, hoy, de grandes sistemas universales de ¨¦tica. Que no es tiempo ni de teor¨ªas ¨¦ticas bien fundadas ni de lenguajes ¨¦ticos consistentes, que fundamenten y consoliden, a su vez, la esencia de lo ¨¦tico y de la ¨¦tica. Parece que fueron una ilusi¨®n de otros tiempos y que ya son poco m¨¢s que metarrelatos autolegitimadores. En ello, el giro ling¨¹¨ªstico de hace un siglo se revel¨® casi tan fundamentalista como el reflexivo de la Modernidad. "?De qu¨¦ hablamos en realidad cuando hablamos de ¨¦tica?", se preguntaba Moore en 1903. De nada en particular, de muchas cosas, de muchos sufrimientos e inquietudes humanas y de su intento de superaci¨®n ejemplar en individuos concretos, como muestra este libro.
POLI?TICA
Francisco Fern¨¢ndez Buey
Losada. Madrid, 2003
340 p¨¢ginas. 19,50 euros
Hablar¨ªamos, m¨¢s bien, con Fern¨¢ndez Buey, de "poli¨¦tica". Es decir, en principio, de una pluralidad de ¨¦ticas. Pero no de una extravagante superabundancia de teor¨ªas ¨¦ticas discrepantes, como la que ha habido, sino de una pluralidad de comportamientos y actitudes de la gente en su vida, tanto privada como p¨²blica, y de una pluralidad de ejemplos y testimonios paradigm¨¢ticos en este sentido. Con ello, hablar¨ªamos tambi¨¦n de un punto de vista de fusi¨®n de lo ¨¦tico y lo pol¨ªtico, desde el que, m¨¢s all¨¢ de la simple teor¨ªa, se trate de buscar la virtud y el comportamiento virtuoso, en general, bien en la pr¨¢ctica humana presente de masas que han ascendido a la pol¨ªtica, pero a las que se manipula extremamente, o bien en los cabos sueltos de una historia escrita siempre por los vencedores desde su moral impuesta.
En este sentido, este libro pretende ser la historia de "otra ¨¦tica" (?no ser¨ªa mejor decir "otras ¨¦ticas"?). Y lo hace muy bien, en tanto toma nota del fracaso de los proyectos sistem¨¢ticos, sin abandonarse, por ello, a la queja amarga o a la proclama del fin de los valores. En tanto admite y asume la fragmentaci¨®n y selecciona dentro de ella autores de gran relieve -autores de culto, pod¨ªamos decir, pertenecientes a una especie de "devocionario laico"-, con el fin de captar desde su pensamiento testimonial algunos de los motivos centrales de lo que ha sido la evoluci¨®n de la conciencia ¨¦tico-pol¨ªtica del siglo XX enfrentada a sus acontecimientos fundamentales. Pero su arrojo program¨¢tico le lleva quiz¨¢ demasiado lejos en sus promesas, en tanto pretende recorrer ese camino como paso previo y tentativo para pensar una poli¨¦tica para el siglo XXI. ?Una poli¨¦tica para el siglo XXI? ?Significa eso otra ¨¦tica? Tarea ardua, desde luego, que, por su m¨¢s que probable imposibilidad l¨®gica, seguramente se quedar¨¢, como tantas veces, en estos magn¨ªficos proleg¨®menos. En el recuerdo de estos -y otros- grandes ejemplos ¨¦ticos. La ¨¦tica es siempre ejemplar, testimonial, y, si no, es poco m¨¢s que palabra vana.
Todos los personajes de que
trata este libro, menos Brecht, son jud¨ªos. Todos ellos sufrieron la experiencia desgraciada del nacionalsocialismo, menos Kraus, que vivi¨® sobre todo otra hecatombe hist¨®rica: la que desemboca en la Primera Guerra Mundial. Karl Kraus, desde su revista La Antorcha, fue el l¨¢tigo moral de la hipocres¨ªa de la civilizaci¨®n austroh¨²ngara agonizante y de la d¨¦cadence esteticista, amanerada y enfermiza, de una cierta modernidad literaria vienesa que se contentaba con mirarse el ombligo en un eterno coqueteo consigo misma. Frente a la pobreza de esp¨ªritu de la moral del deber kantiana, Gy?rgy Luk¨¢cs se bande¨® como pudo entre una ¨¦tica de la bondad que recogiera la responsabilidad tr¨¢gica del individuo ante la vida y una ¨¦tica pol¨ªtica que hab¨ªa de asumir en la pr¨¢ctica (o al menos en la filosof¨ªa de la historia) la tambi¨¦n tr¨¢gica comprobaci¨®n de que lo bueno puede venir de lo malo: la tr¨¢gica necesidad, pues, de hacer el mal, esperando que la dial¨¦ctica se encargue de transformarlo en virtud. Walter Benjamin, siempre ambivalente y complejo, se mueve en la interacci¨®n dial¨¦ctica de civilizaci¨®n y barbarie: su ¨¢ngel de la historia ha de abandonar el mont¨®n de ruinas que tiene ante s¨ª, sin recomponerlas, porque el vendaval que llamamos progreso lo empuja irremisiblemente, incluso de espaldas, hacia el futuro; hacia un futuro y progreso fundados sobre la cat¨¢strofe, sobre la repetici¨®n de la barbarie del pasado.
Lejos de "las metaf¨ªsicas y los juda¨ªsmos" de Benjamin, Bertolt Brecht es quien dice que "primero la comida, luego la moral"; quien ridiculiza la moralina especulativa y, mediante la burla, el sarcasmo, la exageraci¨®n hasta lo grotesco, la seriedad de su humor, su iron¨ªa y autoiron¨ªa, hace estallar m¨¢s pl¨¢sticamente que nadie las contradicciones ocultas o inexploradas en los comportamientos hip¨®critas, t¨ªpicos de la cultura dominante en su ¨¦poca. Simone Weil, una m¨ªstica post mortem Dei, ti?e al final todas sus preocupaciones sociales con la conciencia radical de la desgracia: la contradicci¨®n no puede ser superada en este mundo, nuestra vida es imposibilidad, absurdo, la dial¨¦ctica no tiene composici¨®n posible; la redenci¨®n del hombre ha de pasar a trav¨¦s de lo sobrenatural, de la experiencia religiosa, de la uni¨®n con Dios, con el bien absoluto, por la que la m¨ªstica se manifiesta como superaci¨®n de la ineludible oposici¨®n ¨¦tica entre bien y mal; m¨ªstica que para los obreros habr¨ªa de ser de acceso f¨¢cil e inmediato por su inmediato desamparo de todo: "A los obreros nada les separa de Dios, no tienen m¨¢s que levantar la cabeza". Hannah Arendt intenta refundar la noci¨®n de pol¨ªtica desde una reflexi¨®n personal sobre la condici¨®n humana y sobre las consecuencias de un sistema totalitario en el que todos los seres humanos se volvieron igualmente superfluos; sistema que, en la ambig¨¹edad y contradicci¨®n, duda en calificar de mal radical, sat¨¢nico, o, con Jaspers, por no mitificarlo, de un mal trivial, con la trivialidad prosaica de la maldad humana inmediata, sin freno de ley alguna. Primo Levi presenta un testimonio literario, claro, conciso, sin dramatismo, de su experiencia de Auschwitz, en el que se muestra no como un fil¨®sofo moral, sino como un hombre ilustrado y un moralista en el mejor sentido: en el de aquellos que, si¨¦ndolo, no se presentan en p¨²blico como tales, dice el autor de este libro.
Libro de ensayo ameno, f¨¢cil de leer, que, junto con las ideas m¨¢s impresionantes de estos siete personajes, testigos y testimonios de una ¨¦poca tr¨¢gica, cuenta su biograf¨ªa y presenta su bibliograf¨ªa esencial. Libro pedag¨®gico, pues, resultado de los cursos universitarios del profesor Fern¨¢ndez Buey, que desde estas p¨¢ginas hay que imaginar dign¨ªsimos.
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