"Erasmus cambi¨® mi vida"
Por amor, por trabajo, por hast¨ªo, por azar, la popular beca para estudiantes universitarios europeos ha modificado la vida de muchos j¨®venes al entrar en contacto con pa¨ªses y gentes diferentes
La valenciana Bego?a Ferrer y el ingl¨¦s Mark Botwright se conocieron en Montpelier en 1995. Ambos cursaban estudios de Empresariales en una universidad francesa gracias al programa europeo Erasmus. Ahora est¨¢n casados y trabajan en Valencia. Juan Manuel Revuelta se fue a la ciudad alemana de Maguncia para proseguir Derecho. Hoy es el director de la Oficina de la Comunidad Valenciana en Bruselas. No alberga ninguna duda: "A m¨ª la beca Erasmus me ha marcado totalmente. Cambi¨® mi vida". Los italianos Luca Bernasconi y Michele Gallana llegaron a Valencia a mediados de la d¨¦cada pasada por el mismo programa para universitarios europeos. Se quedaron, se asentaron y montaron una enoteca en pleno centro de la ciudad. La belga Julie G¨¦rard, de 26 a?os, vino hace dos a?os a estudiar Publicidad y Relaciones P¨²blicas. Cuando acab¨® la carrera en Amberes retorn¨® a Valencia. Decidi¨® establecerse en la ciudad tras encontrar trabajo en Home, un hostal para j¨®venes en el barrio hist¨®rico que se ha especializado en ofrecer alojamiento a erasmus, dada la creciente demanda.
Varios 'erasmus' coinciden en se?alar que la ense?anza en Espa?a en m¨¢s te¨®rica
Hay muchos m¨¢s casos, como las parejas formadas por la valenciana Vanesa Mu?oz y el sueco Johan Larsson, que vino a estudiar a la Universidad Polit¨¦cnica y hoy residen en Estocolmo; o la valenciana Mar¨ªa Colomer y el franc¨¦s Adrien Dumont, que se conocieron de erasmus en Venecia y ahora comparten un estudio de arquitectura en Par¨ªs. "As¨ª es como se hace realmente Europa, ?no? Con este tipo de programas. Pero las instituciones, la estructura pol¨ªtica, van por detr¨¢s de la gente".
Erasmus cambi¨® sus vidas. Por amor, por trabajo, por salir del hast¨ªo de su entorno, por un c¨²mulo de coincidencias.... Cambiaron la vida que llevaban y cumplieron el objetivo de la Uni¨®n Europea de propiciar el conocimiento mutuo entre los distintos pueblos, rompiendo con los clich¨¦s. Seguro que el tolerante Erasmo de Rotterdam, que presta su nombre al programa, estar¨ªa satisfecho. El erudito vivi¨® y estudi¨® en numerosas ciudades europeas, desde Utrech a Oxford, pasando por Roma, Par¨ªs o Bolonia.
Viajar ahora es mucho m¨¢s f¨¢cil, si bien optar a la beca supone un esfuerzo econ¨®mico. La Universitat de Val¨¨ncia (que env¨ªa el mayor n¨²mero de erasmus en la Comunidad Valenciana) paga 143 euros al mes, y la Polit¨¦cnica, entre 200 y 290, una vez sumados los complementos que aportan al m¨ªnimo de la UE.
Las ventajas, no obstante, son muchas, y la primera tiene que ver con una forma de mitigar el at¨¢vico (al menos en Espa?a) problema del aprendizaje de idiomas, siendo el ingl¨¦s la lengua franca. A esto se a?ade la necesidad vital de espabilar, salir de la madriguera, conocer gente o adaptarse a otro pa¨ªs. No todos lo hacen.
Mark, de 28 a?os, asiente cuando escucha a Bego?a recordando que fue el ¨²nico ingl¨¦s del grupo de Montpelier que se abri¨® al resto de gente y al nuevo modo de vida. "Es que los ingleses son cerrados: quieren llevar la misma vida que en su pa¨ªs", comenta el brit¨¢nico. "Yo se lo recomiendo a todo el mundo: te abre la mente", a?ade sobre la beca Bego?a, de 32 a?os. Ambos coinciden en destacar que la ense?anza en Espa?a es mucho m¨¢s te¨®rica que en Francia o Inglaterra.
Mark vino de visita a Valencia y se qued¨®. Empez¨® a servir copas, mientras aprend¨ªa castellano, sin dejar de estudiar un m¨¢ster. Al final encontr¨® un trabajo acorde a su especialidad en una empresa de exportaci¨®n. "No es lo habitual, porque apenas hay oportunidades", apunta. Tener idiomas es fundamental. "Hay m¨¢s gente erasmus que se quedar¨ªa si no fuera tan dif¨ªcil encontrar trabajo", agrega Bego?a. Mark se ha adaptado a la vida espa?ola, pero a¨²n le asombra comprobar que la gente aporrea el claxon del coche in¨²tilmente en un embotellamiento.
Jos¨¦ Manuel aprendi¨® alem¨¢n, tras llegar a Maguncia de erasmus en 1992. Lleg¨® a redactar una gu¨ªa pr¨¢ctica para facilitar la estancia a los estudiantes posteriores. "Si no hubiera hecho la beca quiz¨¢ ahora ser¨ªa un licenciado de Derecho sin trabajo o con uno muy tradicional", comenta. All¨ª entr¨® en contacto con las instituciones de la UE gracias a que una amiga le habl¨® de una beca. Asegura que hay mucha informaci¨®n y oportunidades que se desconocen en Espa?a. Gan¨® el Premio Erasmus por sus observaciones y recomendaciones y mont¨® unas consultor¨ªa en Bruselas. Los responsables pol¨ªticos del PP en Valencia se interesaron por sus servicios y el pasado a?o la Generalitat le nombr¨® responsable de su oficina en Bruselas. Jos¨¦ Manuel hace una defensa ac¨¦rrima del programa europeo de movilidad estudiantil que naci¨® en 1978 para disipar los clich¨¦s y rebajar cierta conciencia de superioridad de los alemanes, seg¨²n la an¨¦cdota ap¨®crifa que relata. "Pero los alemanes son fenomenales, ?eh!", agrega de inmediato.
Luca, de 32 a?os, licenciado en Econ¨®micas, lleg¨® de Parma a la Polit¨¦cnica en 1996 como erasmus. Lo suyo ha sido un c¨²mulo de casualidades y saltos geogr¨¢ficos y temporales hasta establecerse en Valencia. Lo del trabajo, complicado. Adem¨¢s opt¨® por montar su propio negocio, que ahora regenta junto a la catalana Marta y Michele. ?ste, veneciano de 29 a?os, vino de Erasmus a la Facultad de Filolog¨ªa y se qued¨®. Trabaj¨® de camarero y perfil¨® su afici¨®n por el buen vino con un curso de sumiller en el Centro de Desarrollo Turistico de la Generalitat. Tambi¨¦n Luca obtuvo formaci¨®n aqu¨ª. La experiencia acad¨¦mica no fue tan positiva, apostilla. Cree que en Espa?a los estudios son m¨¢s f¨¢ciles y pone de ejemplo, los ex¨¢menes, siempre por escrito, y no orales, como en Italia. Ambos comentan que tambi¨¦n en su pa¨ªs la ense?anza es b¨¢sicamente te¨®rica, aunque la proximidad entre el alumno y el profesorados es mucho mayor en Espa?a. Coinciden adem¨¢s en se?alar que los valencianos son abiertos, pero un poco falsos. "Como dice una amiga: te abren los brazos pero nunca los cierran", anota Michele. Ante la pregunta de si no se podr¨ªa aplicar este t¨®pico a los italianos, Luca responde con una interrogaci¨®n, mientras sonr¨ªe: "?Los del Norte o los del Sur?". Y luego a?ade: " En el Norte son m¨¢s cerrados, pero sabes que cuando tienes un amigo lo tienes siempre".
Italia, primer destino de los valencianos
El primer destino de los valencianos erasmus es Italia, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Agencia Espa?ola Erasmus 2001-2002. In¨¦s Fern¨¢ndez, responsable de la Oficina de Relaciones Internacionales de la Universitat, incide en que los numerosos convenios firmados entre los centros valencianos y los italianos no explica s¨®lo esta preferencia. Influyen factores como la comprensi¨®n idiom¨¢tica o la afinidad. Despu¨¦s de Italia, los destinos m¨¢s demandados son Reino Unido, Alemania y Francia. Curiosamente, los italianos son los erasmus m¨¢s numerosos que visitan Valencia, seguidos de alemanes, franceses e ingleses. La valenciana es la tercera autonom¨ªa espa?ola en alumnos enviados y la cuarta receptora. La Universitat es la quinta opci¨®n de toda Europa para los erasmus, por detr¨¢s de las universidades de Granada, Complutense, Sevilla y Barcelona. El aumento de erasmus en Valencia es notorio. Fiona lo ha notado. Esta irlandesa regenta The Lounge Caf¨¦, centro de reuni¨®n de estudiantes de todas partes. Los lunes tiene lugar La noche de intercambio de idiomas y los mi¨¦rcoles, alem¨¢n-espa?ol y a la inversa. "Cada vez veo m¨¢s gente de fuera", asegura. En general, Valencia es elegida por el buen tiempo, un coste de la vida asequible y el ambiente, seg¨²n los erasmus consultados.
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