"La UE de dos velocidades ser¨ªa perjudicial"
Pregunta. ?Necesitamos la Constituci¨®n Europea antes de que termine este a?o?
Respuesta. Ser¨ªa de desear que la UE tuviera cuanto antes una Constituci¨®n. Pero ahora no se deber¨ªan fijar nuevos plazos. El proyecto que ha presentado la Convenci¨®n Europea es un compromiso aceptable. Pero, despu¨¦s de la ¨²ltima cumbre de la UE, las desavenencias y las tensiones son mayores de lo que algunos quieren creer. El jefe del Gobierno irland¨¦s, como actual presidente del Consejo, ha tomado el asunto en sus manos y sigue negociando. Despu¨¦s de Irlanda, presidir¨¢n los Pa¨ªses Bajos y Luxemburgo. Al frente de estos pa¨ªses hay pol¨ªticos comprometidos con Europa que har¨¢n denodados esfuerzos por lograr el acuerdo. A m¨ª me parece posible que la Constituci¨®n entre en vigor en un tiempo previsible, aunque la conmoci¨®n sea profunda.
"El euro s¨®lo tendr¨¢ ¨¦xito si se a?ade una uni¨®n pol¨ªtica que consume la unidad"
"Es una verg¨¹enza que Alemania no cumpla con los criterios de estabilidad"
P. ?C¨®mo explica el fracaso?
R. La controversia sobre Irak ha da?ado la pol¨ªtica europea y el proyecto de Constituci¨®n m¨¢s que ninguna otra cosa. Sin el conflicto por la intervenci¨®n en Irak, la cumbre de la UE en Bruselas no habr¨ªa fracasado. Falt¨® la predisposici¨®n a tener en cuenta los comprensibles intereses de los pa¨ªses vecinos. Durante la conferencia, dominaron los intereses nacionales. Es importante que no surja un directorio de unos cuantos pa¨ªses grandes que decida por los peque?os. Precisamente hoy en d¨ªa, con la ampliaci¨®n a 25 Estados miembros, habr¨ªa que tomarse a pecho la frase de Winston Churchill en su discurso de Z¨²rich en 1946. Dijo que las peque?as naciones valdr¨ªan tanto como las grandes y que se labrar¨ªan la gloria con su contribuci¨®n al inter¨¦s com¨²n. En cambio, ahora se empieza a mirar qu¨¦ pa¨ªs es grande y cu¨¢l es peque?o. Esto perjudica a la Uni¨®n de 25 Estados, de los cuales menos de un tercio cuenta con m¨¢s de las tres cuartas partes de la poblaci¨®n. Si las palabras de Churchill dejaran de ser parte de los fundamentos de la UE, ser¨ªa un mal presagio para la futura UE. El descontento que ya percibimos en Niza es da?ino. La advertencia de Jacques Chirac a Polonia de que a¨²n no era miembro de la familia UE, por lo que no deber¨ªan ser tan resabiados en la cuesti¨®n de Irak ni seguir a EE UU tan por las buenas, ha provocado incredulidad en muchos sitios. Los polacos se dicen: "Durante 50 a?os hemos recibido ¨®rdenes del Kremlin y ahora no tenemos la menor intenci¨®n de dejar que el El¨ªseo nos d¨¦ instrucciones".
P. Francia y Alemania han dicho que sobre eso no va a haber ning¨²n compromiso.
R. No les va a quedar m¨¢s remedio que llegar a compromisos. Tenemos que librarnos de la idea de que el tama?o de un pa¨ªs tendr¨ªa que reflejarse con exactitud en el n¨²mero de votos. Desde el principio, desde los Tratados de Roma de 1957, ni los votos en el Consejo de Ministros ni el n¨²mero de diputados en el Parlamento Europeo reflejaron el n¨²mero de habitantes del respectivo pa¨ªs. El influjo de un pa¨ªs depende de su econom¨ªa, de su cultura y de su prestigio en general, no s¨®lo de su demograf¨ªa. En la UE ampliada habr¨¢ que cuidar mucho m¨¢s la cultura del compromiso. Esto refuerza la confianza.
P. ?Es suficiente el euro como v¨ªnculo? ?Qu¨¦ ocurre con el Pacto de Estabilidad?
R. Cuando, en 1983-1984, el presidente [franc¨¦s Fran?ois] Mitterrand y yo hablamos por primera vez de una moneda com¨²n, la unidad alemana a¨²n no estaba a la vista. Entonces cre¨ªamos que pod¨ªamos hacer realidad al mismo tiempo la moneda com¨²n y la uni¨®n pol¨ªtica. Pero pronto comprobamos que esto era imposible a un tiempo. Por eso nos decidimos a sacar adelante primero el euro, sin la uni¨®n pol¨ªtica. Era necesario que el euro se convirtiera en una moneda fuerte y estable. El modelo era para muchos el marco alem¨¢n. Para los franceses, pero tambi¨¦n para los italianos y para otros pa¨ªses, ¨¦ste no fue un paso f¨¢cil de dar. Por eso es una verdadera verg¨¹enza que precisamente Alemania no cumpla con los criterios de estabilidad y trate de andar con triqui?uelas. Yo no puedo callar ante esta infamia de la pol¨ªtica alemana. Porque despilfarramos la confianza que nuestros vecinos y el mundo hab¨ªan depositado en nosotros. Nuestros ciudadanos tienen derecho a que el euro siga siendo una moneda estable. Lo que est¨¢ ocurriendo ah¨ª es una traici¨®n de la estrecha colaboraci¨®n germanofrancesa.
P. Despu¨¦s de esta cumbre de diciembre en Bruselas, la comunidad europea discrepa en el objetivo que quiere alcanzar. Por eso todos quieren bloquear, por si acaso va en la direcci¨®n que no quieren.
R. Esto no me impresiona demasiado. Aznar es europeo, pero es un europeo espa?ol. Los espa?oles han recorrido su camino desde Franco hasta la UE. Espa?a ha recibido mucho apoyo de EE UU. Esto crea cercan¨ªa. Pero, por supuesto, se puede hablar con los espa?oles y llegar a un compromiso. Es un trabajo minucioso que tiene sus compensaciones, pero que con frecuencia no se hace. En eso, los alemanes y los franceses desempe?an un papel decisivo. Y los polacos son gente orgullosa. En Bruselas tuvieron la sensaci¨®n de que se les enga?aba. Pero no tienen ninguna alternativa. Tienen que buscar un compromiso, y ya han empezado a hacerlo.
P. ?No estamos hoy mucho m¨¢s lejos de una pol¨ªtica exterior com¨²n de lo que est¨¢bamos hace cuatro o cinco a?os?
R. ?De lo que est¨¢bamos antes de la guerra de Irak!
P. No s¨®lo a causa de Irak, sino porque los nuevos pa¨ªses miembros sienten un fuerte impulso de no permitir que esta UE se convierta en una unidad pol¨ªtica dominada por alemanes y franceses.
R. Tampoco yo me imagino una UE dominada por alemanes y franceses.
P. Pero as¨ª es de momento.
R. Puede ser. Pero no estoy dispuesto a aceptar que lo que sucede hoy en la pol¨ªtica alemana es lo que va a suceder en el futuro. El actual canciller y su ministro de Exteriores son gente que act¨²a al margen de la historia. Por eso parten de supuestos falsos. La situaci¨®n de Alemania en el centro de Europa obliga a desempe?ar un papel de centro.
P. ?Qu¨¦ quiere decir eso?
R. Ser¨ªa perjudicial permitir una Europa de dos velocidades. Una parte de los que quieren esto quieren una Europa-n¨²cleo y que los dem¨¢s pa¨ªses sigan unidos como zona de libre cambio. Una Europa de zonas de libre cambio con el euro como ¨²nico lazo no va a funcionar. A la larga, el euro s¨®lo tendr¨¢ ¨¦xito si se a?ade una uni¨®n pol¨ªtica que consume la unidad europea. Paso a paso, eso se lograr¨¢. Quien pida una Europa de dos velocidades tendr¨¢ que recabar la aprobaci¨®n de los 25 miembros. Pero ninguno de los nuevos pa¨ªses miembros est¨¢ interesado en una Europa de dos velocidades que lo rebaje a la condici¨®n de segund¨®n.
P. Ya en su ¨¦poca de gobierno se discuti¨® muchas veces sobre la defensa de Europa. Desde entonces no se ha avanzado.
R. S¨ª, es verdad. Y yo estoy de acuerdo en que desarrollemos nuevas iniciativas en el marco de la UE. Pero no para desvincularnos de los americanos, sino para hacer a la seguridad una aportaci¨®n propia europea. Si en Europa nos desacoplamos de los americanos -como ocurri¨® con Irak-, la pol¨ªtica alemana exterior y de seguridad se ver¨¢ perjudicada. La amistad germano-americana est¨¢ desarrollada y bien cimentada. Sin esta amistad, la unidad alemana no existir¨ªa. Y tampoco puede romperse por culpa del diletantismo del actual Gobierno. Yo sigo apostando por la asociaci¨®n estrecha con los americanos. Pero esto, para m¨ª, incluye que de vez en cuando uno tambi¨¦n le diga al amigo cu¨¢l es su opini¨®n.
P. ?Hubiera sido oportuno mandar soldados a Irak?
R. Eso no lo hubiera hecho nunca. En mi partido tenemos que reprocharnos no haber adoptado una posici¨®n m¨¢s clara. Por eso hemos perdido tambi¨¦n las elecciones. De lo que se trata aqu¨ª es de una mentira pol¨ªtica gigantesca. Antes de las elecciones, el presidente del SPD, Schr?der, estaba acabado. Sab¨ªa que iba a perder las elecciones. Con un gran instinto oportunista, se dio cuenta de que el miedo a la guerra revuelve a la gente. El se?or Schr?der tambi¨¦n sab¨ªa que en los nuevos Estados federados hab¨ªa resentimientos antiamericanos desde los tiempos de la RDA. Schr?der y Fischer actuaron como si lo que se discutiera fuera el env¨ªo de tropas alemanas a la guerra de Irak. En realidad, de lo que se trataba era de si en el Consejo de Seguridad vot¨¢bamos a favor de la intervenci¨®n en Irak. El se?or Schr?der hubiera tenido que admitir que nadie nos hab¨ªa pedido que mand¨¢ramos soldados a Irak. Lo ¨²nico que quer¨ªan los americanos era apoyo en el Consejo de Seguridad a la lucha contra el terrorismo internacional y contra el r¨¦gimen criminal de Irak. Que all¨ª los dej¨¢ramos en la estacada fue el fallo decisivo por parte alemana. Por lo dem¨¢s, estoy seguro de que, sin el precoz posicionamiento de Schr?der, Francia hubiera actuado de otra manera. Con el comportamiento de Schr?der, los alemanes perdimos gran parte de la confianza internacional que, durante m¨¢s de cincuenta a?os, hab¨ªan labrado todos los cancilleres anteriores. Habr¨¢ que esperar a?os hasta que esa confianza vuelva a renacer.
El ex canciller cristianodem¨®crata Helmut Kohl, de 73 a?os, uno de los arquitectos de la moneda ¨²nica y el principal art¨ªfice de la reunificaci¨®n alemana, fue derrotado en 1998 despu¨¦s de 16 a?os en el poder. Tras dos a?os completamente retirado de la vida pol¨ªtica, Kohl ha roto su silencio en una larga entrevista en la que arremete contra su sucesor, Gerhard Schr?der, a la vez que se reafirma en la necesidad de consolidar una Uni¨®n Europea m¨¢s all¨¢ de lo econ¨®mico.
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