"A finales del siglo XX el gen se evapor¨® y la gente no se ha enterado"
Carlos L¨®pez Beltr¨¢n, (Minatitl¨¢n, Veracruz, M¨¦xico, 1957) trabaja en el Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas, en M¨¦xico, y es profesor de la Universidad Nacional Aut¨®noma de ese pa¨ªs, donde se licenci¨® en biolog¨ªa. Despu¨¦s hizo una maestr¨ªa en historia y filosof¨ªa de la ciencia en Cambridge, Inglaterra, y se doctor¨® en la misma especialidad en el King?s College, en Londres. Ha estado en Espa?a para dar varias conferencias. Su ¨²ltimo libro es El sesgo hereditario y es autor tambi¨¦n de varios libros de poes¨ªa y coautor de La generaci¨®n del cordero, una antolog¨ªa de poetas brit¨¢nicos contempor¨¢neos.
Pregunta. ?C¨®mo ha cambiado el concepto de la herencia en la historia?
Respuesta. La idea t¨ªpica que uno encuentra en los libros de texto y de historia es que existe una etapa anterior a Mendel en donde la herencia es una regi¨®n oscura llena de mitos y a partir del redescubrimiento de los experimentos de Mendel, a principios del siglo XX, entra en su fase cient¨ªfica, donde ya se puede experimentar, y adem¨¢s se descubren las part¨ªculas de la herencia, los genes. Pero esa es una historia presentista, trucada. El desarrollo del concepto de herencia es similar al desarrollo hist¨®rico de otros conceptos cient¨ªficos, que se conforman hist¨®ricamente en distintos ¨¢mbitos y van adquiriendo peculiaridades, estructur¨¢ndose, algo que ocurre entre el siglo XVIII y el XIX. Antes del XVIII se emplea la noci¨®n de herencia metaf¨®ricamente para asociar aquellas observaciones que hac¨ªa la gente de la transmisi¨®n de semejanzas entre padre e hijos a la transmisi¨®n de otras cuestiones, como los oficios, que se heredaban igual que las propiedades.
"La eugenesia deriva de la dicotom¨ªa que se establece entre crianza y herencia"
"No hemos superado los aspectos irracionales del concepto de herencia"
P. ?Toda la herencia pasaba a trav¨¦s de la sangre?
R. Una de las formas de dar cuenta de eso era considerar que todo se transmit¨ªa de padres a hijos en la reproducci¨®n y pasaba a formar parte de su constituci¨®n f¨ªsica y moral, porque no se distingu¨ªa tanto como ahora ambas constituciones. Ser carpintero o tener la nariz grande ven¨ªa de lo mismo. En la cultura occidental la ra¨ªz m¨¢s profunda de la noci¨®n de lo hereditario, la capacidad de los padres de afectar el destino de los descendientes, se encuentra en interpretaciones de relatos b¨ªblicos, sobre todo el del pecado original.
P. ?C¨®mo us¨® Darwin el concepto de herencia?
R. Entre el XVIII y el XIX se consolidan las preocupaciones de gremios como los criadores de ganado, los horticultores, los m¨¦dicos... y cuando Darwin buscaba una manera de explicar el cambio hist¨®rico de las especies biol¨®gicas tuvo a mano un concepto bastante m¨¢s desarrollado de lo que uno podr¨ªa haber esperado. Se dice que Darwin no ten¨ªa un concepto de herencia desarrollado, pero si se mira con cuidado, se ve que s¨ª lo ten¨ªa, y que lo hab¨ªa tomado prestado de criadores, m¨¦dicos y otros naturalistas. Lo que hace Darwin es poner a la herencia en el centro de su teor¨ªa y por lo tanto al ser su teor¨ªa tan importante la vuelve un tema central en la discusi¨®n de la biolog¨ªa.
P. ?Deja la crianza paso a la herencia como factor determinante?
R. Hasta el siglo XVIII hab¨ªa una permeabilidad mayor entre lo f¨ªsico y lo ambiental como fuerza capaz de cambiar a los seres vivos. Con la Ilustraci¨®n hab¨ªan empezado pr¨¢cticas higienistas y educativas para mejorar a los seres humanos, pero de pronto se hace un tajo y se deja por un lado el ambiente y por el otro lado lo biol¨®gico y se le da una mayor eficacia explicativa y causal a lo biol¨®gico. En ese momento son posibles y concebibles programas de mejoramiento que excluyen lo ambiental, lo cultural.
P. ?As¨ª nace la eugenesia?
R. La eugenesia es la consecuencia natural de todo eso. Con Darwin y sobre todo con su envidioso y talentoso primo, Francis Galton, se estructura esa dicotom¨ªa entre herencia y crianza que deriva en programas de ingenier¨ªa pol¨ªtica. Estos proyectos fueron llevados a su m¨¢s terrible consecuencia -por otra parte racional, recordemos que "el sue?o de la raz¨®n produce monstruos"- en los campos de exterminio cient¨ªficamente planeados y justificados en buena medida con este tipo de razonamiento eugen¨¦sico. Con la revoluci¨®n molecular ha aumentado el conocimiento de los sistemas de comunicaci¨®n de generaci¨®n en generaci¨®n de los rasgos biol¨®gicos y, aunque no tanto como se cree, la capacidad de interferir en estos sistemas moleculares cambiando la informaci¨®n.
P. ?El Proyecto Genoma permite una vuelta a la eugenesia?
R. Lo que permite es una intervenci¨®n en la elecci¨®n de qu¨¦ ¨®vulos fecundados se van a eliminar cuando hay posibilidades de que est¨¦ acarreando alguna predisposici¨®n molecular indeseada. Y lo importante es darse cuenta de que sobre esa capacidad inciden una serie de valores. Obviamente hay enfermedades que ning¨²n ser sensible y razonable desear¨ªa para nadie, pero el problema es d¨®nde ponemos la rayita, porque podemos pensar que la estatura baja es indeseable o la obesidad o la tendencia a ponerte unos kilitos de m¨¢s cada Navidad.
P. ?El gen sigue siendo el centro del universo?
R. Hay una cuesti¨®n interesante que pas¨® a finales del siglo XX y de la que la gente no se ha enterado, en buena medida porque hay inter¨¦s en que no se entere, y es que el gen se evapor¨®, por decirlo as¨ª. La part¨ªcula gen¨¦tica, la unidad molecular funcional, la f¨®rmula de lo que tiene que tener un gen para ser un gen, ha resultado ser un zool¨®gico, mucho m¨¢s diverso y complejo de lo que se pensaba.
P. Y adem¨¢s, con 30.000 genes en vez de los 100.000 o 150.000 que se supon¨ªan.
R. Eso ha sido un chasco, porque se cre¨ªa que dada la complejidad de la fisiolog¨ªa humana hac¨ªan falta tantos genes, y ahora resulta que con muchos menos elementos se puede hacer un ser complejo. Descubrir que las unidades hereditarias, las part¨ªculas gen¨¦ticas, funcionan de cien maneras distintas hace que haya que replantearse a qu¨¦ le llamamos gen, algo que depende de decisiones metodol¨®gicas de descripci¨®n. No hay una dependencia total de determinados fragmentos de ADN en tal desenlace, sino que hay una serie compleja de cadenas causales que est¨¢n interactuando y que son interdependientes. Ya podemos olvidarnos de la idea de gen seg¨²n la cual hay un sitio en el ADN en donde est¨¢ escrito "esto es un ojo azul" y otro sitio donde est¨¢ escrito "esto es un dedo largo" o "un diente chueco": eso no existe. Y mientras usemos ese lenguaje "gen para", eso traer¨¢ la consecuencia de querer cambiarlos. Seguir pensando en la idea de gen con los experimentos de los chicharritos de Mendel es un error.
P. ?Se pueden hacer predicciones mirando desde la historia?
R. Si creemos que hemos superado los aspectos irracionales del concepto de herencia nos estamos enga?ando. La noci¨®n de herencia se instaur¨® en occidente con capacidad de da?o y ha mostrado sus dientes en varios episodios hist¨®ricos, y esa noci¨®n de herencia, a pesar de las vueltas que le han dado las revoluciones mendeliana y molecular tiene aspectos culturales con capacidad de da?o que siguen estando presentes. Ah¨ª sigue el racismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.