Aparcados a los cincuenta
Las prejubilaciones 'doradas', pese a sus ventajas econ¨®micas, conllevan problemas psicol¨®gicos
A Manuel Doblado, que tiene 56 a?os, la vida le cambi¨® hace cuatro. Fue cuando su empresa le ofreci¨® una prejubilaci¨®n. Llevaba 38 a?os trabajando en un banco, donde entr¨® de botones y sali¨® como interventor. Le gustaba lo que hac¨ªa y, a pesar de los inconvenientes, sobre todo econ¨®micos, que le causaba dejar de trabajar, le convenci¨® la calidad de vida que ganaba a cambio.
Su situaci¨®n es cada vez m¨¢s com¨²n, puesto que muchas empresas espa?olas est¨¢n utilizando la f¨®rmula de las prejubilaciones para reducir sus plantillas o para renovarlas con trabajadores m¨¢s j¨®venes y, tambi¨¦n, m¨¢s baratos. Pero no hay datos oficiales, ni siquiera estimaciones, de cu¨¢ntas personas est¨¢n en id¨¦ntica situaci¨®n, porque el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol no reconoce la figura del prejubilado.
Es "un lujo" dejar inactivas a las personas con experiencia, dice un catedr¨¢tico
Sin embargo, el informe Vida laboral y prejubilaciones, elaborado por el Consejo Econ¨®mico y Social en 2000, estim¨® que cada a?o unas 50.000 personas de entre 50 y 65 a?os engrosan el grupo de quienes mantienen un sueldo por no acudir a su empleo hasta la edad de la jubilaci¨®n. De ellos, 20.000 corresponden a grandes empresas.
Sandalio G¨®mez, catedr¨¢tico de Relaciones Laborales de la escuela de negocios IESE de la Universidad de Navarra, autor del estudio Las prejubilaciones y su impacto en la persona, en la empresa y el sistema de pensiones, es muy cr¨ªtico con las compa?¨ªas que est¨¢n utilizando la v¨ªa de las prejubilaciones como pol¨ªtica empresarial, y no como medida coyuntural, negociada con los sindicatos, para solucionar por la v¨ªa menos traum¨¢tica situaciones en las que es preciso regular las plantillas. "La sociedad pierde capital intelectual. Es un lujo dejar a la gente de m¨¢s de 50 a?os fuera de la actividad", apunta G¨®mez. "Las empresas s¨®lo van a los n¨²meros y no tienen en cuenta que lo que m¨¢s vale en un trabajador no se puede cuantificar".
Es la misma opini¨®n de Jes¨²s P¨¦rez, secretario ejecutivo de UGT. "No estamos ante un problema de que la gente se pida una jubilaci¨®n anticipada, sino que a una edad en la que todav¨ªa se es productivo son expulsados del mercado de trabajo y se desperdician recursos".
Adem¨¢s, a?aden ambos, se pasa por alto que precisamente las recomendaciones de la Uni¨®n Europea sobre empleo, as¨ª como lo acordado en el Pacto de Toledo, indicaban que es conveniente alargar la vida laboral de los trabajadores, para poder mantener el actual sistema de pensiones. El problema es que en un momento en el que se entra m¨¢s tarde en el mercado laboral, tambi¨¦n se propicia que se salga antes, por lo que se acorta la etapa de trabajo.
"Y encima el mensaje que se traslada a la plantilla es que no se valora lo que el individuo aporta", agrega Sandalio G¨®mez. Por eso, contin¨²a, a los 48 a?os empiezan a desengancharse mentalmente de la empresa.
Doblado, que hoy dedica su tiempo a la asociaci¨®n Jubiqu¨¦, que agrupa a los prejubilados del sector financiero, y de la que es presidente, se hace esta misma reflexi¨®n. "La prejubilaci¨®n se da en una edad en la que lo profesional y lo personal est¨¢ m¨¢s asentado y puedes dedicar m¨¢s al trabajo. Por eso, era cuando m¨¢s rendimiento me pod¨ªa sacar la empresa", cuenta sobre su situaci¨®n. "Te aparcan en raz¨®n de la edad, como te pod¨ªan hacer un test para ver los conocimientos o tu estado de salud". Y, a?ade, no siempre las situaciones se aceptan bien, como es su caso. A muchos, con hijos menores de 18 a?os y c¨®nyuges que no trabajan, les puede suponer un grave quebradero de cabeza el ver congelado su salario una decena de a?os.
Pero es que adem¨¢s una de las conclusiones del estudio del IESE, realizado sobre ocho grandes empresas -una muestra que sumaba 170.000 empleados-, fue que "los planes de prejubilaci¨®n se aceptan como algo inevitable y se presentan sin opciones alternativas". Por eso, aunque en teor¨ªa la prejubilaci¨®n es voluntaria, el entorno puede presionar para obligar al trabajador a aceptarla: con amenazas de despido, de movilidad geogr¨¢fica, de cambio de ocupaci¨®n, tener trabajos de menor rango, p¨¦rdida de la parte del salario que es variable, etc¨¦tera.
"Cuando llevas trabajando desde los 14 el trabajo es una cosa natural. En qu¨¦ condiciones es otra. Yo hab¨ªa sido sindicalista en los a?os setenta y he visto c¨®mo en los noventa ha habido un retraimiento de las condiciones, que se han deteriorado. Para irme a la que se supone que es mi hora de salida, ten¨ªa que discutir con todo el mundo. Eso no te anima a defender tu puesto", explica Manuel Doblado.
Y si uno se ve empujado a aceptar la prejubilaci¨®n porque la opci¨®n de no trabajar aparece como la mejor soluci¨®n, se produce un coste psicol¨®gico. "De hecho, el s¨ªndrome de la jubilaci¨®n es m¨¢s alto en el caso de los prejubilados", apostilla P¨¦rez.
"Yo siempre he pensado que para la empresa ten¨ªa el mismo valor que una mesa. Pero muchos se cre¨ªan imprescindibles y para ellos es traum¨¢tico", apunta Manuel Doblado.
Las reacci¨®n del individuo, seg¨²n asegura la psic¨®loga Pilar Varela, autora del libro Ansiosamente, es diferente si la prejubilaci¨®n ha sido voluntaria u obligada. "Tiene que ver con el balance entre la satisfacci¨®n que se tiene en el trabajo y la satisfacci¨®n en la vida familiar", se?ala. "Cuando el trabajo plantea muchas dificultades, dejarlo puede ser una liberaci¨®n". Pero si la prejubilaci¨®n es forzosa, contin¨²a, "incide m¨¢s en el desequilibrio personal que la voluntaria".
Matilde Casillas, de 60 a?os y prejubilada desde hace ocho, asegura que hay tantas cosas por hacer que es una maravilla tener el tiempo. Ella ha cambiado el trabajo en un banco por los estudios de Humanidades en la Universidad Carlos III de Madrid y llena el resto con los viajes, la m¨²sica -tiene abono en el auditorio, va a la ¨®pera y la zarzuela-, la lectura, el cine y un sinf¨ªn de actividades. Pero opina que su adaptaci¨®n se debe a que siempre ha sido una persona guerrera y "echada para adelante".
"El armaz¨®n personal de cada uno influye a la hora de aceptar la nueva situaci¨®n", explica Varela. Es decir, el car¨¢cter, la imagen propia, y los recursos personales y materiales para replantearse su propia vida. "Nos definimos demasiado por nuestra profesi¨®n u oficio", sostiene. "A veces somos m¨¢s m¨¦dico, comerciante o taxista que persona". Si la identidad est¨¢ en el trabajo, al dejarlo se derrumba la personalidad. "En ese punto las mujeres lo tienen m¨¢s f¨¢cil, porque, en general, hasta en las profesiones m¨¢s cualificadas, ejercen con el mismo inter¨¦s y responsabilidad otros roles".
"Hay que saber adaptarse a las situaciones y tomarlas de la mejor manera posible. Hay d¨ªas mejores que otros. Pero en general ¨¦ste ha sido un cambio buen¨ªsimo", reflexiona Casillas.
Entre los 50 y los 64 a?os
Sandalio G¨®mez, catedr¨¢tico de Relaciones Laborales de la escuela de negocios IESE, de la Universidad de Navarra, explica que prejubilados hay de muchos tipos. "Para empezar, s¨®lo lo son aquellos trabajadores que, por edad, no tienen derecho a cobrar pensi¨®n alguna de la Seguridad Social", indica. Es decir, personas entre los 50 y los 64 a?os, aunque se han dado casos de gente m¨¢s joven.
Se produce entonces un contrato privado entre la empresa y el empleado por el que se indemniza a ¨¦ste para que llegue a la edad de la jubilaci¨®n sin problemas econ¨®micos.
Esa indemnizaci¨®n puede ser una cantidad entregada en un solo pago, o de forma escalonada, e incluso a trav¨¦s de n¨®minas. A veces, el pacto incluye que el trabajador opte por la jubilaci¨®n anticipada (entre los 61 y los 65 a?os, pero hay una penalizaci¨®n en la pensi¨®n).
Otra opci¨®n es a trav¨¦s de un expediente de regulaci¨®n de empleo, por el que se env¨ªa al trabajador al paro, y cuando se acaba el plazo en el que el trabajador puede cobrar el subsidio de desempleo, entonces la empresa le garantiza hasta un 80% del sueldo, m¨¢s el pago de la Seguridad Social hasta que llega la jubilaci¨®n. Sandalio G¨®mez opina que en estos casos hay un abuso, porque la empresa se aprovecha del Estado.
Los pasos hacia la adaptaci¨®n
La psic¨®loga Pilar Varela define varias etapas en la evoluci¨®n psicol¨®gica que sufre el prejubilado -que en la d¨¦cada de los cincuenta a¨²n se siente joven y con capacidad intelectual- para adaptarse a su nueva situaci¨®n.
Primero hay una fase de "buenos prop¨®sitos". "Uno elabora una lista exhaustiva de todo lo que va a hacer a partir de ahora, convencido de que lo llevar¨¢ a t¨¦rmino". Y a?ade con humor: "Se pone el ch¨¢ndal y alterna el footing con el arreglo de un par de armarios y alguna actividad de fontanero o carpintero". Luego se llega a una "fase de incertidumbre". Se constata que los prop¨®sitos eran demasiados o muy dif¨ªciles. La persona empieza a verse con otros ojos y afloran algunos defectos, entre otros, el malhumor.
Pero "si el dinero da para vivir desahogadamente, lo que es fundamental, uno se sacude las penas y firma un nuevo contrato, con la vida". ?sta es la "fase de adaptaci¨®n". Con el tiempo, lleva a la siguiente: "fase de disfrute".
Algunas personas tardan m¨¢s en avanzar por estas etapas. Todo depende de que se supere lo que en psicolog¨ªa se denomina "elaboraci¨®n del duelo". "Cada situaci¨®n dram¨¢tica hay que elaborarla e integrarla", explica Varela. "Eso supone desmenuzar el problema, asumirlo y vencerlo".
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