"Esta novela es un ejercicio de nostalgia"
"Est¨¢bamos en 1984 y ten¨ªamos 20 a?os, Madrid ten¨ªa 20 a?os, Espa?a ten¨ªa 20 a?os y todo estaba en su sitio, un pasado oscuro, un presente luminoso y la flecha que se?alaba en la direcci¨®n correcta hacia lo que entonces cre¨ªamos que ser¨ªa el futuro", afirma Jose S¨¢nchez, la narradora de Castillos de cart¨®n (Tusquets), la sexta novela de Almudena Grandes (Madrid, 1960), que acaba de salir.
Breve e intensa, cuenta la historia de tres estudiantes de Bellas Artes. Mar¨ªa Jos¨¦ S¨¢nchez, que cambi¨® su nombre por el de Jose, que un d¨ªa pens¨® que su destino era pintar el lado horrible de la vida; Jaime Gonz¨¢lez, extravertido y seductor, mago de los l¨¢pices, capaz de reproducir las obras de los grandes maestros, pero incapaz de pintar con estilo propio; y Marcos Molina Schulz, el mejor artista, el m¨¢s guapo entre los estudiantes, un hombre al que le costaba trabajo vivir. Marcos era impotente; Jose no hab¨ªa tenido nunca un orgasmo; Jaime, en la cama, lo solucionaba todo. Los tres se construyeron un para¨ªso que result¨® ser un castillo de cart¨®n, tan fr¨¢gil que no resisti¨® los embates de la realidad, de los celos, de la ambici¨®n.
"Los protagonistas forman un tr¨ªo, no un tri¨¢ngulo. Son iguales y los tres pierden"
"Si no contemplas la posibilidad del fracaso, te relajas y no hay nada peor que confiarse"
"No pod¨ªamos imaginar que el futuro iba a ser este p¨¢ramo ro?oso que tenemos"
Castillos de cart¨®n es una historia de iniciaci¨®n al arte, al sexo, al amor y a la muerte.
Pregunta. De un novel¨®n como Los aires dif¨ªciles (Tusquets, 2002) pasa ahora a una historia breve e inici¨¢tica.
Respuesta. La sorpresa fue m¨ªa. Castillos de cart¨®n deb¨ªa ser el ¨²ltimo cuento de un libro de relatos que iba a titularse El lado de la luz. Ten¨ªa su punto de partida en Los aires dif¨ªciles; cuando acab¨¦ esa novela quise continuar con unos relatos sobre el mundo de los adolescentes. Me reserv¨¦ para el final esta historia, en la que unos j¨®venes que se prefiguraban como adultos ten¨ªan que enfrentarse con una realidad que les sobrepasaba. Empez¨® a crecer, se hizo m¨¢s larga de los 60 folios que hab¨ªa previsto y me sedujo. La di a leer a Luis [Garc¨ªa Montero, su marido] y me dijo que si la inclu¨ªa en el libro de cuentos se iban a perjudicar mutuamente. Asum¨ª que era novela.
P. ?Es cierto que pens¨® en convertirla en una novela larga?
R. S¨ª, pero lo descart¨¦. Comprend¨ª que si le a?ad¨ªa otras cosas le iba a quitar tensi¨®n. Es la historia de tres j¨®venes que se construyen un para¨ªso a la medida, como una burbuja, y est¨¢ escrita desde esa burbuja.
P. Se dice en el libro que vuelve usted al Madrid de la movida.
R. Puedo definir la novela por lo que no es. No es una novela er¨®tica, no es una novela de la movida. S¨®lo hay peque?os s¨ªmbolos: la canci¨®n Para ti, que fue un himno absoluto; o las paredes de todos aquellos bares pintadas de negro.
P. ?Est¨¢ hablando usted de nostalgia?
R. Personalmente, no. Yo soy ahora m¨¢s feliz. Es una nostalgia a nivel colectivo. Es la historia de la edad sin culpa, de los excesos en las formas de conocimiento, de la libertad radical. Un tiempo en el que se hac¨ªa lo que uno quer¨ªa sin tener en cuenta lo que pensaban los otros. S¨ª, Castillos de cart¨®n es un ejercicio deliberado de nostalgia. La gente de mi generaci¨®n ¨¦ramos los elegidos para la gloria. Estrenamos todo, el pa¨ªs, la democracia, la vida, pero incurrimos en el error de pensar que el progreso era una l¨ªnea recta.
P. ?Decepcionada?
R. Hemos tenido que aprender que el progreso es un azar caprichoso, que todo puede volver atr¨¢s muy deprisa. No pod¨ªamos imaginar que el futuro iba a ser este p¨¢ramo ro?oso que tenemos ahora. Ve¨ªamos la vida en tecnicolor. Ahora no me gusta este pa¨ªs. La mayor¨ªa absoluta del PP me ha convertido en una mala persona.
P. Exagera usted.
R. Est¨¢n sacando lo peor de m¨ª misma. Me he convertido en una revanchista resentida. ?Claro que siento nostalgia de aquel pa¨ªs amable y progresista, que caminaba hacia adelante, que re¨ªa y quer¨ªa ser feliz! Ahora todo el mundo est¨¢ deseando crisparse y es el Partido Popular el que nos crispa. No me gustan y quiero que se enteren.
P. Divide el libro en cuatro cap¨ªtulos y en todos aparece el n¨²mero tres. En el primero, el tres es un n¨²mero impar; en el segundo, es un n¨²mero aparte; en el tercero, es un n¨²mero par, y en el cuarto es un n¨²mero que nunca existi¨®. Abre, adem¨¢s, el libro con una cita de Garc¨ªa Lorca: "Pero el dos no ha sido nunca un n¨²mero / porque es una angustia y su sombra".
R. Pertenece al Peque?o poema infinito, en el que Lorca habla de la imposibilidad de la pareja feliz. En esos cuatro cap¨ªtulos hablo de un viaje de descubrimiento de dos hombres y una mujer que transitan por el arte, el sexo, el amor y la muerte. No hablo de un tri¨¢ngulo, que significa dos m¨¢s uno y en el que siempre hay uno que pierde. Los protagonistas de Castillos de cart¨®n forman un tr¨ªo. Son tres personas iguales y los tres pierden.
P. "Ni siquiera nosotros ¨¦ramos inmunes a las leyes de la normalidad", dice Jose. Es quiz¨¢ una de las p¨¦rdidas m¨¢s terribles del tr¨ªo, ?no?
R. El tr¨ªo funciona bien mientras uno de los hombres es impotente, pero cuando Marcos se iguala a Jaime, el desequilibrio comienza a acecharles desde el coraz¨®n del equilibrio. Ellos hicieron una apuesta de riesgo y la perdieron.
P. Tambi¨¦n los celos y la envidia juegan un papel importante.
R. Est¨¢n muy mezclados. Eleg¨ª que los protagonistas fueran estudiantes de Bellas Artes porque el talento es un eje de poder; el otro es el amor y el sexo. Hay un juego constante entre fortaleza y debilidad. Hay dos tragedias paralelas y distintas: una, el precio que se puede llegar a pagar por la gloria; la otra, la de los que ni siquiera pueden pagar nada por la gloria.
P. Marcos es el mejor, triunfa; Jaime no ve m¨¢s all¨¢ de sus l¨¢pices; Jose renuncia de hecho a pintar. Marcos se enamora de Jose y Jose se enamora de Jaime.
R. Jose se enamora de Jaime, que es el que no le conviene, pero as¨ª es la vida. Marcos est¨¢ convencido de su talento, es incapaz de negarlo, pero cuando ve que puede poner al tr¨ªo en peligro intenta ocultarlo. Jaime quiere salvarlo, pero lo echa todo a perder cuando deja a Jose. Mientras son j¨®venes son tremendamente leales. Son pintores.
P. ?Y?
R. Su experiencia es parecida a la de los escritores. Los que llegan a publicar tienen en la memoria a los que no han tenido esa oportunidad. No se puede comprender el ¨¦xito si no se tiene muy presente la perspectiva del fracaso.
P. ?Ha experimentado el fracaso?
R. Procuro tenerlo siempre muy presente, ayuda a mantener el nivel de exigencia, de autocr¨ªtica. Si no contemplas la posibilidad del fracaso, te relajas y no hay nada peor que confiarse, que repetirse.
P. ?Pero ha sentido alguna vez el fracaso?
R. En realidad, no. Es un milagro que mis libros tengan ¨¦xito. En un pa¨ªs en que se publican 60.000 libros al a?o, que alguien elija el tuyo es maravilloso.
P. Alg¨²n palo se habr¨¢ llevado.
R. Los escritores somos vulnerables, neur¨®ticos y solitarios. Siempre te llevas alg¨²n disgusto. Yo soy bastante afortunada. Mi segunda novela, Te llamar¨¦ Viernes, ten¨ªa todas las papeletas para ser maltratada. Era l¨®gico, ten¨ªa que pagar por el ¨¦xito de la primera. Las edades de Lul¨² tuvo mejor cr¨ªtica. Son cosas que te duelen, pero forma parte de la carrera literaria.
P. Los aires dif¨ªciles marca un punto de inflexi¨®n en su narrativa.
R. Hasta Atlas de geograf¨ªa humana todos mis personajes eran heroicos. Desde Los aires..., no. En mi pr¨®xima novela, que ser¨¢ larga, hablar¨¦ de un pardillo, como pardillos son los tres personajes de Castillos de cart¨®n, tres j¨®venes que quisieron pegarle un mordisco demasiado grande a la vida.
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