Dos caravanas y un solo PP
Un portavoz que dec¨ªa conocer la estrategia del Partido Popular para las elecciones del 14 de marzo anunci¨® hace unas semanas que Aznar y Rajoy no iban a prodigar sus apariciones conjuntas a lo largo de la campa?a. Seg¨²n esa noticia, el presidente del Gobierno y quien aspira a sucederle se proponen encabezar sendas caravanas del PP que recorrer¨¢n Espa?a de punta a punta, pero sin cruzarse m¨¢s veces que las estrictamente imprescindibles. ?Qu¨¦ razones han podido barajar los asesores de Rajoy para sugerirle que evite el roce con quien le design¨® para esa funci¨®n? No han trascendido s¨ªntomas de desavenencias entre ambos, por lo que cabe preguntarse si lo que se pretende con ello es marcar artificialmente diferencias entre uno y otro. ?Son lo mismo Aznar y Rajoy, a pesar de que a veces parecen transitar por caminos distintos? ?O existen, por el contrario, entre ellos algunas diferencias de fondo?
Imaginemos lo que puede suceder con esa campa?a bifronte. La caravana de Rajoy quedar¨¢ marcada por su impronta personal, que hasta la fecha se ha caracterizado por ofrecer de ¨¦l una imagen blanda y sin perfiles agresivos, incluso anodina. Si no cambia la orientaci¨®n de sus presencias p¨²blicas, las intervenciones del candidato se centrar¨¢n en el intento de capitalizar la gesti¨®n de gobierno del PP durante los ¨²ltimos ocho a?os -en la que, por cierto, su contribuci¨®n no ha sido muy relevante- y en el anuncio y explicaci¨®n de sus compromisos program¨¢ticos, sin perder demasiado tiempo en rebatir las cr¨ªticas de los dem¨¢s partidos. Salvo que le fuercen a ello los sondeos de opini¨®n, el nuevo l¨ªder de la derecha no parece dispuesto a aceptar ning¨²n debate con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y se comporta como si estuviese deseando llegar lo antes posible al d¨ªa de las elecciones, sin buscar siquiera un contacto directo con los votantes. El desaparecido Helenio Herrera dir¨ªa que Rajoy quiere ganar "sin bajarse del autob¨²s".
La otra caravana, en cambio, promete ser m¨¢s agitada y provocar mayores emociones. Aznar se ha distinguido, tanto en la oposici¨®n como en el Gobierno, por descalificar de manera implacable a sus adversarios y ejercer el poder de modo autoritario del poder; y no es veros¨ªmil que vaya a cambiar de talante a estas alturas, justo antes de abandonar sus responsabilidades. El tono con el que Aznar se despidi¨® del Congreso de los Diputados en su ¨²ltima intervenci¨®n de la legislatura, y su aparici¨®n en el simulacro de entrevista que le hizo Urdaci en TVE, son muy claros a este respecto. Hasta el ¨²ltimo minuto, no nos va a quedar m¨¢s remedio que sufrir al mismo Aznar de siempre: agrio, incapaz de reconocer ning¨²n m¨¦rito a los dem¨¢s, re?ido con la pr¨¢ctica del di¨¢logo, y acostumbrado al empleo de una doble vara de medir a la hora de criticar o de exigir responsabilidades: una muy amplia para sus amigos, y otra demasiado estricta para con el resto.
?En cu¨¢l de las dos caravanas viaja el aut¨¦ntico Partido Popular? Despu¨¦s de dos legislaturas al frente del Gobierno, hubiese sido l¨®gico pensar en una derecha m¨¢s madura, que ocupase realmente el centro del espectro pol¨ªtico y se comportase de manera responsable, en particular en las cuestiones de Estado. Una derecha que hubiese renunciado a hacer el papel de oposici¨®n de la oposici¨®n, con unas actitudes capaces de crear menos inquietud y de infundir m¨¢s serenidad. Sin embargo, la moderaci¨®n y capacidad de di¨¢logo aparentes, con la que han querido envolver su trayectoria en estos ocho a?os, han sido desmentidas por los resultados de su acci¨®n de gobierno. Mariano Rajoy declar¨® en una entrevista a este mismo peri¨®dico que el tono desabrido y el aumento de la crispaci¨®n de los ¨²ltimos a?os -a¨²n m¨¢s acusados a ra¨ªz de la obtenci¨®n de la mayor¨ªa absoluta en marzo de 2000- no se deb¨ªan a una estrategia consciente del PP, sino al "car¨¢cter de Aznar". Pero en este caso no es justo hacer recaer todas las culpas sobre el presidente, pues ese talante ha acabado por formar parte de la esencia del proyecto pol¨ªtico de la derecha espa?ola contempor¨¢nea.
No veo ninguna raz¨®n -y de verdad que lo siento- para poder confiar en que los rasgos m¨¢s negativos de la pol¨ªtica llevada a cabo por los gobiernos de Aznar vayan a desaparecer en el momento en que ¨¦ste haga mutis por el foro. Es todo el Partido Popular, y no Aznar personalmente, quien ha venido utilizando las instituciones p¨²blicas -desde las ruedas de prensa de Moncloa hasta la Fiscal¨ªa General, pasando por la publicidad institucional o el Parlamento- como si fuesen de su propiedad privada. Es el PP quien coacciona a la justicia cuando le interesa, y quien manipula la informaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Sus dirigentes se dicen liberales, pero se injieren en las decisiones del sector privado; hablan de defender el libre mercado, pero no promueven la libre competencia. Los gobiernos del PP han llevado a cabo una pol¨ªtica injusta desde el punto de vista de la distribuci¨®n de la renta, tanto con los ingresos -pues la presi¨®n fiscal ha aumentado, y adem¨¢s se ha distribuido de forma regresiva- como por el lado de los gastos, donde ni se ha apoyado a la educaci¨®n y la investigaci¨®n ni se han mejorado los servicios p¨²blicos. Cuando Aznar se retire, el PP tampoco parece dispuesto a dejar de recurrir al miedo a la fractura de Espa?a como consecuencia de los embates de los nacionalismos. Ni es de esperar que var¨ªe la actitud de sumisi¨®n a Washington, en el caso de que Rajoy llegue a La Moncloa. Y lo que es m¨¢s grave y preocupante, todo indica que seguir¨¢n manoseando la Constituci¨®n, pretendiendo apropi¨¢rsela en exclusiva y acusando de desleales a quienes la interpretamos de manera m¨¢s abierta y progresista.
Las dos caravanas electorales del PP -la de la cara amable y pl¨¢cida y la del rostro adusto y el ce?o fruncido- representan, por lo tanto, una sola estrategia de fondo. La decisi¨®n de desdoblar sus itinerarios obedece, seg¨²n todos los indicios disponibles, a consideraciones de orden t¨¢ctico. Durante la campa?a, Aznar va a intentar atraer hacia s¨ª las cr¨ªticas de los dem¨¢s partidos, para que Rajoy aparezca desvinculado de los errores del pasado y ni siquiera tenga que fajarse en el combate electoral. Por eso, a quienes conf¨ªan ingenuamente en que detr¨¢s de Rajoy se pueda esconder otra pol¨ªtica, les sugiero la relectura de la gran novela de R. L. Stevenson sobre el Doctor Jeckyll y Mister Hyde. Y aunque no est¨¦ bien anticipar el final de los relatos, les recuerdo que al final es Mister Hyde quien sobrevive.
Joaqu¨ªn Almunia es director del Laboratorio de Alternativas y candidato a diputado del PSOE por Madrid. Va a publicar este mes el libro Los puntos negros del PP (editorial Aguilar).
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