El 'mandao'

Mientras Bush y Blair, las cabezas pensantes, por decir algo, del Tr¨ªo de las Azores, se debaten para explicar a la opini¨®n p¨²blica de sus pa¨ªses por qu¨¦ mintieron en relaci¨®n a las armas de destrucci¨®n masiva, Aznar ha resuelto el expediente asegurando que ¨¦l era un mandao. Esto es lo que pasa cuando, en vez de comprar la moto en un concesionario como Dios manda, se la compras a un trilero: que si no funciona, te dir¨¢ que se lo cuentes al fabricante, pues ¨¦l no es m¨¢s que un intermediario. Y si le recuerdas que al vend¨¦rtela te mir¨® con franqueza a los ojos y te dijo "cr¨¦ame, le estoy diciendo la verdad, es una buena m¨¢quina, se lo aseguro", te responder¨¢ que se trataba de una mentira del fabricante.

Asegura Aznar que ¨¦l no hizo otra cosa que traspasarnos la mentira que la CIA le hab¨ªa contado a ¨¦l porque llevaba en el culo el sello made in USA. Dice que le pidamos cuentas al fabricante, como si resultara f¨¢cil acercarse a Bush para que nos proporcione las explicaciones que el vendedor de motos se niega a satisfacer. Por lo visto, la deslocaci¨®n no s¨®lo afecta a las f¨¢bricas de televisores, sino a la de las patra?as. Las mentiras made in Spain, adem¨¢s de ser de mala calidad, salen por un ojo de la cara. La que mont¨® Trillo, por ejemplo, para explicar el accidente del Yak-42 no aguant¨® ni 24 horas, lo que le oblig¨® a crear una bater¨ªa de ficciones, cada una de las cuales tapaba los defectos de las anteriores. Lo que se pod¨ªa haber resuelto desde el principio con una trola de calidad nos ha obligado a una producci¨®n en masa que al final tampoco ha servido para nada, pues las denuncias no cesan.

Y eso que en el Yak-42 s¨®lo murieron 63 personas. No queremos ni imaginar qu¨¦ hubiera ocurrido de haber muerto 10.000, como en Irak. Por eso resulta tan ¨²til la coartada de que uno no es m¨¢s que un intermediario. Me pregunto si Aznar se despierta algunos d¨ªas en medio de la noche y si se le aparecen los militares espa?oles muertos o los civiles iraqu¨ªes rotos por los bombardeos de los B-52, a los que ¨¦l y su ministra de Exteriores se apuntaron con una pasi¨®n ven¨¦rea incomprensible. Tambi¨¦n me pregunto si a ellos, como a nosotros, les dice que ¨¦l no es m¨¢s que un mandao.