Arte vivo e impactante

El ciclo de Grandes int¨¦rpretes nos trajo al tambi¨¦n grand¨ªsimo m¨²sico Zoltan Kocsis en un programa ejemplar no s¨®lo por la calidad de las obras escogidas -de Beethoven y Schubert a Bartok y Kurt¨¢g pasando por el gran papa del pianismo rom¨¢ntico, Franz Liszt-, sino tambi¨¦n por su ordenaci¨®n y articulaci¨®n en un todo coherente, en un hecho musical en el que la l¨®gica se ali¨® con la magia. Verdaderamente m¨¢gico es el pianismo de Kocsis por la constante creaci¨®n de unas calidades sonoras extremadamente bellas, sugerentes e ¨ªntimas.

Arte vivo y hondo el de Kocsis (Budapest, 1952), de suprema jerarqu¨ªa est¨¦tica, pleno de imaginaci¨®n y fidelidad, de palpitaci¨®n emocional y largos saberes. Y, por si fuera poco, arte distinto. Qued¨® demostrado, desde el comienzo de su actuaci¨®n en el engarce de las Sonatas en mi menor, de Beethoven (1814), y la escrita en la misma tonalidad por Schubert, en 1817, dos creaciones de elevada categor¨ªa, diversificadas por el ligero predominio narrativo del alem¨¢n frente al "canto necesario" del austriaco.

Y en todo momento, Zoltan Kocsis hizo gala de unos conceptos en los que la sucesi¨®n musical evidenci¨® tanto los sonidos como los silencios, factor integrante del hecho musical que tanto amaba el profesor Garc¨ªa Morente precisamente en Beethoven.

La Sonata de Bartok -de 1926, a?o del Concerto de Falla- romp¨ªa el curso del programa, con vigor que no con violencia, para llevarnos al gran mundo de la m¨²sica h¨²ngara. Ciertamente, se trata en Bartok de otro modo t¨¦cnico-ideal de pianismo que el autor explicaba en sus propias interpretaciones pues fue quien descubri¨® la Sonata a la Filarmon¨ªa de Budapest o Berl¨ªn, aunque la obra estuviera dedicada a su disc¨ªpula, esposa y colaboradora Ditta Pasztori (1903-1982). Una sucesi¨®n de impresiones que, entre otras motivaciones, incluyen un homenaje a Bartok y otro a Shostak¨®vich, dijeron en concisa, varia e incisiva evocaci¨®n mucho del arte inteligente y aut¨¦ntico de Gyorgy Kurt¨¢g (Lugos, 1926), un reformador que sin renunciar a las ra¨ªces se avecina por momentos a principios webernianos, est¨¦tica y procedimientos vividos por el m¨²sico durante su residencia en Par¨ªs, en la que asumi¨® tantas cosas desde el impresionismo a las nuevas formulaciones.