Tabaquismo: la ¨²ltima cruzada
Cinco sabios europeos impulsan la campa?a sanitaria y pol¨ªtica contra los efectos del tabaco
"?Merece el Premio Nobel!". Todos los cruzados de la lucha contra el tabaco lo dicen: sir Richard Doll es el modelo inigualable. Es ¨¦l quien ha acumulado en su laboratorio de Oxford todos los datos cient¨ªficos; es, tambi¨¦n, quien ha demostrado, cifras en mano, que fumar equivale a menudo a elegir la muerte por c¨¢ncer de pulm¨®n. S¨ª, el doctor Doll ha permitido que los brit¨¢nicos tomaran temprana conciencia de la plaga que es el tabaco, hasta el punto de que s¨®lo un 27% de adultos fuma en el Reino Unido.
"Es el pionero", dice el profesor Umberto Veronesi, el gran l¨ªder de la lucha contra el tabaco en Italia. "El mejor de todos nosotros", puntualiza el doctor G¨¦rard Dubois, profesor de salud p¨²blica en la Universidad de Amiens (Francia). "?Nos quitamos el sombrero!", clama el grupo de m¨¦dicos que se ha propuesto hacer que se bata en retirada el espectro del tabaquismo.
En los ochenta fumaban un 70% de hombres y un 30% de mujeres; hoy son el 39% y el 22%
A todos, sir Richard ha ense?ado el rigor, el sentido de la precisi¨®n. Y la menguada falange de sus disc¨ªpulos europeos ha adoptado su tenacidad, su culto por los hechos incontestables.
En su territorio nacional, estos hombres han declarado la guerra a los industriales del tabaco, han decidido desestabilizar a los publicitarios y convencer a la clase pol¨ªtica. A lo lejos reluc¨ªa el ejemplo del Reino Unido y de Suecia, as¨ª como una recomendaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS): reducir a menos del 20% el n¨²mero de fumadores en cada pa¨ªs. Y si los a?os setenta fueron lamentables, y los ochenta, remolones, los noventa han cambiado la faz de las cosas.
Hoy, los cruzados de la lucha contra el tabaquismo pueden respirar tranquilos si contemplan el camino recorrido. Tanto si hablamos de Polonia, Italia o Francia le han dado de lleno a los adoradores del cigarrillo con un verdadero bombardeo medi¨¢tico y un programa de acci¨®n que se resume en cinco puntos: prohibici¨®n de la publicidad del tabaco, aumento del precio de los cigarrillos, protecci¨®n de los no fumadores en todas las circunstancias, informaci¨®n de calidad, y, finalmente, apoyo a los fumadores que quieran dejarlo.
Su estrategia es, en ocasiones, incluso hostigamiento. El silencio est¨¢ prohibido, es algo nocivo. Hay que hacerse o¨ªr a cualquier precio. "Es un trabajo de militantes, ?pero es nuestro trabajo!", explica G¨¦rard Dubois, que, con sus colegas, los profesores Claude Got, Albert Hirsch, Maurice Tubiana y Fran?ois Gremy, forman desde hace 15 a?os el llamado Grupo de los Cinco Sabios: cinco miembros de la clase m¨¦dica con un solo prop¨®sito. ?Se les acusa de conspiradores? "No lo somos", protesta Dubois, "nos limitamos a presentar nuestros argumentos y ocurre que nadie nos ha pillado en falta".
El Grupo de los Cinco ha sabido jugar, al mismo tiempo, en el plan pol¨ªtico y el medi¨¢tico. La experiencia de la vida administrativa y pol¨ªtica -dos de ellos han desempe?ado responsabilidades de gabinete ministerial- les ha ayudado a sortear todas las trampas y obtener, una a una, sus victorias. Pero han sabido, paralelamente, hacer presi¨®n sobre los altos funcionarios a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. "La acci¨®n medi¨¢tica es esencial", a?ade Dubois. "Existimos en el terreno de la salud p¨²blica gracias a la amenaza medi¨¢tica; o si lo prefieren, gracias a nuestra capacidad de incordio medi¨¢tico".
Su mensaje es y sigue siendo sencillo: el tabaco, el alcohol y la velocidad en carretera provocan cada a?o m¨¢s de 100.000 muertes en Francia. Hay tres epidemias industriales a combatir, con ferocidad si es preciso. Dubois se ha especializado, junto con Tubiana, en la guerra al tabaco (66.000 muertes en Francia al a?o) y no lo lamentan. Aunque la guerra sea dura. "Es una guerra de posiciones, de trincheras. Chapoteamos en el cieno, como en la guerra del 14. La ley Evin fue votada en 1991 y han hecho falta 10 a?os para que el Ministerio de Educaci¨®n publique su primera circular de aplicaci¨®n".
Al fin y al cabo, los franceses se han convertido masivamente en refractarios al humo del pr¨®jimo y moderan su consumo (30% de franceses y 25% de francesas son fumadores). El profesor Dubois saborea ese amago de victoria, pero echa pestes contra lo que llama el chaqueteo de la presidencia del Gobierno. Truena contra el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, por haberse plegado a las presiones de los expendedores y congelado los impuestos sobre el tabaco por cuatro a?os a partir de enero pasado. "El jefe de Gobierno se ha colocado en la situaci¨®n de quien firma un armisticio y al mismo tiempo tiene que combatir con las manos atadas a la espalda".
?Ser¨¢ Dubois un talib¨¢n del antitabaquismo? "Antes, es posible, pero ya no", responde. Un instante m¨¢s tarde dice: "El objetivo es tabaco cero, aunque es un sue?o, y yo no lo ver¨¦". ?Hay un tope para la ca¨ªda del tabaquismo? Veronesi cree que es as¨ª. Este gran cancer¨®logo italiano es como un hermano mayor para Dubois. Antiguo ministro de Sanidad, descarta la posibilidad de que se llegue a ese punto cero. "No creo en ello. Conocemos todos los riesgos del prohibicionismo. En todas las sociedades, sobre todo entre los j¨®venes, hay una necesidad de transgresi¨®n".
El profesor es l¨²cido. "Con mis colegas europeos, lo que creemos que hace falta es pedagog¨ªa". ?sa es su doctrina com¨²n: explicar, convencer, que la intendencia ya seguir¨¢. Su ley antitabaco ha sido votada finalmente con el apoyo de su sucesor en el ministerio. Falta s¨®lo redactar los reglamentos de aplicaci¨®n. Veronesi sonr¨ªe confiado. Con ¨¦l, el lobby antitabaco se sirve del encanto, de la persuasi¨®n. Su preocupaci¨®n es hoy contrarrestar la influencia de la publicidad, que proclama el placer de fumar y persuadir a las j¨®venes, quiz¨¢ las m¨¢s fr¨¢giles, a dejar de hacerlo.
Para estos abnegados luchadores todo es posible y Polonia parece darles la raz¨®n. La antigua democracia popular demuestra a su manera la eficacia de la lucha contra el tabaco, que se apoya ante todo en la toma de conciencia de la poblaci¨®n y a las presiones constantes de la clase pol¨ªtica. El cancer¨®logo Witold Zakonski ha sabido aprovecharse de la ca¨ªda del comunismo para abogar a favor de la salud p¨²blica. "En los ochenta, Polonia era el hombre enfermo de Europa, y hoy, al menos, ya est¨¢ mejor que Alemania, uno de los pa¨ªses europeos m¨¢s atrasados en este aspecto" [se empieza a fumar cada vez antes y el paquete de 19 cigarrillos vale entre 2,75 y 3,20 euros, mucho m¨¢s barato que en el resto de la UE].
Zakonski presenta las estad¨ªsticas m¨¢s impresionantes: en los a?os ochenta fumaban un 70% de hombres y un 30% de mujeres, cifras que hoy son de 39% y 22%, respectivamente.
Tambi¨¦n en ese terreno los cruzados han militado a favor de la aprobaci¨®n de una ley. Victoriosos en 1995, obtuvieron cuatro a?os m¨¢s tarde un nuevo texto que prohib¨ªa la publicidad de cigarrillos, todo patrocinio de actividades culturales o deportivas e incluso la financiaci¨®n de partidos. M¨¢s a¨²n, un d¨ªa anual contra el tabaco encuentra hoy gran eco y cuenta con el apoyo de los medios de comunicaci¨®n.
"La democracia es buena para la salud", asegura Zakonski. "Nuestra legislaci¨®n es un modelo que ha inspirado todas las disposiciones europeas, en particular por lo que concierne al despliegue de las advertencias sobre el peligro de fumar, estampadas en las propias cajetillas". Pero la eficacia europea no se detiene ah¨ª. Si los cruzados han aprendido a informarse y a actuar concertadamente, tambi¨¦n han entendido cu¨¢les son los l¨ªmites m¨¢s realistas de su actuaci¨®n en la Europa de los Quince.
La comisi¨®n, que les ha reunido en una red europea en Bruselas, quiere financiar su reflexi¨®n y su trabajo, pero les impide hacer lobby entre los parlamentarios. ?Pedir a los militantes de la lucha por la salud p¨²blica que se callen!; es el colmo.
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