El control permanente
La Mesa de la Diputaci¨®n Permanente del Congreso -con mayor¨ªa absoluta del PP- rechaz¨® anteayer la solicitud presentada por el PSOE, IU y el Grupo Mixto para que Aznar explicase en sede parlamentaria el origen y los contenidos de las informaciones sobre las armas de destrucci¨®n masiva en poder de Sadam Husein que justificaron en marzo de 2003 el apoyo de Espa?a a la guerra de Irak pero que contin¨²an sin aparecer casi un a?o despu¨¦s de finalizado el conflicto. El Gobierno debe de creer que los espa?oles no est¨¢n asistidos del derecho a conocer -a diferencia de los norteamericanos y los brit¨¢nicos- c¨®mo fue fabricada por los servicios de inteligencia y por encargo de los Gobiernos esa falsa expectativa desmentida ahora por los hechos. El PP ha utilizado la trinchera de una lectura restrictiva del art¨ªculo 78 de la Constituci¨®n referido a la composici¨®n, los fines y las funciones de las Diputaciones Permanentes del Congreso y del Senado como ¨®rganos de continuidad institucional entre dos periodos de sesiones o cuando las C¨¢maras han concluido su mandato.
El Gobierno mantiene que las facultades de la Diputaci¨®n Permanente del Congreso -una vez disuelto- se hallan estrictamente tasadas y afectan exclusivamente a la convalidaci¨®n de los decretos-leyes y a los estados de alarma, excepci¨®n y sitio. Pero hay otras interpretaciones posibles: dado que la finalidad de ese ¨®rgano es "velar por los poderes de las C¨¢maras cuando ¨¦stas no est¨¦n reunidas" y mantener viva la continuidad de la representaci¨®n popular hasta las elecciones, ning¨²n obst¨¢culo constitucional impide la comparecencia del presidente del Gobierno ante la Diputaci¨®n Permanente cuando las circunstancias lo exijan. No es que Aznar no pueda informar en sede parlamentaria sino que no quiere: pretende ocupar en solitario y sin control hasta el 14-M (y luego otras semanas de propina como presidente en funciones) un Estado deshabitado.
El esc¨¢ndalo suscitado en Estados Unidos y Gran Breta?a por el misterio de las armas desaparecidas ha movido al presidente Bush y al premier Blair a crear sendas comisiones de investigaci¨®n formalmente independientes. Si los arsenales fueron un invento -como parece- de los servicios de inteligencia y de sus Gobiernos, el tr¨ªo de las Azores impuso a Sadam Husein -a cambio de no invadir Irak- una condici¨®n de imposible cumplimiento: el culposo reconocimiento, primero, y la inmediata liquidaci¨®n, despu¨¦s, de unos arsenales en realidad inexistentes. Sorprendidos en ese monumental renuncio, los apologistas de la guerra restan importancia a la m¨¢gica evaporaci¨®n de los mort¨ªferos dep¨®sitos y esgrimen otras justificaciones b¨¦licas retrospectivas: desde las violaciones -indudables- de los derechos humanos hasta la utilizaci¨®n -tambi¨¦n indiscutible- de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas contra Ir¨¢n cuando Sadam Husein era un aliado de Estados Unidos. Pero los miembros del Consejo de Seguridad disconformes con el ultim¨¢tum de las Azores ni pon¨ªan en duda esos hechos, ni negaban la necesidad de aplicar la resoluci¨®n 1.441: simplemente eran partidarios de dar a los inspectores de Naciones Unidas el tiempo solicitado para proseguir la b¨²squeda hasta entonces infructuosa de los arsenales todav¨ªa no liquidados de la primera Guerra del Golfo.
Es de temer que tampoco los medios de comunicaci¨®n independientes logren ese control del Gobierno que le ha sido ya negado a la Diputaci¨®n Permanente. ?Alguien puede imaginarse a Aznar como interlocutor de una entrevista televisiva al estilo del mano a mano sostenido el pasado domingo entre el presidente Bush y el periodista Tim Russert? ?Ser¨ªa capaz el actual presidente del Gobierno -s¨®lo valiente con Urdaci- de seguir el ejemplo dado por su predecesor, Felipe Gonz¨¢lez, el 9 de enero de 1995 cuando hizo frente en RTVE a las preguntas de I?aki Gabilondo? Hans Blix -jefe de los inspectores de Naciones Unidas hasta la guerra- ha acusado a Bush y a Blair de exagerar ante la opini¨®n p¨²blica el peligro representado por Sadam Husein como si fuesen vendedores de un art¨ªculo; el ministro Zaplana act¨²a a este respecto como el charlat¨¢n de feria de un baratillo de crecepelos: aunque el portavoz del Gobierno se tome el asunto a cachondeo, la dignidad de las instituciones democr¨¢ticas y el honor de la pol¨ªtica exterior espa?ola andan, sin embargo, en juego.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- ?rganos Congreso
- Irak
- Peticiones comparecencia
- VII Legislatura Espa?a
- Presidencia Gobierno
- Congreso Diputados
- Guerra Golfo
- Pol¨ªtica exterior
- Legislaturas pol¨ªticas
- Guerra
- Oriente pr¨®ximo
- Parlamento
- Asia
- Gobierno
- Administraci¨®n Estado
- Espa?a
- Relaciones exteriores
- Conflictos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica